Blog de Víctor José López /Periodista

jueves, 15 de diciembre de 2022

SE ACABÓ EL ROBAR Y CORRER RICARDO F. COLMENERO @rfcolmenero77


Jawad El Yamiq intentando marcar de chilena en el partido contra Francia.Ronald WittekEFE

El Mundial de Qatar pasará a la historia por ser en el que Pablo Iglesias descubrió el fútbol. O eso le gustaría. Es lo que tiene la retransmisión de una vida en directo, el ser el primer profesor universitario adoptado por una democracia, que un día le ves descubrir las retribuciones de las Cortes, otro las dietas, otro los gastos de representación, otro los coches oficiales, otro las indemnizaciones por cese, y otro los chalets con piscina.

Mientras Rajoy dedicó el Mundial a escribir simples columnas, Iglesias lo dedicó a luchar contra la xenofobia. Juan Carlos Rivero locutó la fórmula del éxito del equipo marroquí, «roba y sale corriendo», y como le llovieron las críticas en la red acabó aclarando: «Es un término futbolístico, quien lo saque de quicio tiene un problema». Y es ahí cuando el ex vicepresidente del Gobierno (este dato conviene tenerlo siempre presente, como el cambio en pesetas) reconoció su problema. Interrumpió su «revistación» de los clásicos de Disney para salvar a los niños españoles de 101 dálmatas, y pidió la cabeza de Rivero. Hay destacar que Iglesias pide a menudo la cabeza de funcionarios y ministros, en plan la reina de corazones de Alicia en el país de las maravillas, salvo que aprueben leyes que reducen las condenas a los violadores.

Rivera, para Iglesias, no es decente, no por usar esa expresión con Marruecos sino por aclararla. El problema es que si hubiera hecho la misma aclaración con Francia, Croacia o Argentina no hubiera pasado nada, lo que demuestra los prejuicios son del oyente, que se imputa a sí mismo la xenofobia que denuncia.




Jawad El Yamiq intentando marcar de chilena en el partido contra Francia.Ronald WittekEFE




No sé ni si merece la pena aclarar que el fútbol utiliza comentarios delictivos. De hecho robar es el verbo más adecuado, ya que el rival no tiene intención de darte la pelota. Otra opción sería declarar el fútbol políticamente incorrecto por llevar aparejado estos comentarios, en lugar de pedir el balón por favor, y por supuesto acabar siempre en empate para evitar frustraciones infantiles o discriminaciones por incapacidad de los derrotados.

El despido de Luis Enrique fue políticamente incorrecto. Sentenciado por el mapa y el PIB del rival y no por sus resultados. Considerado inferior a primera vista, aunque sus jugadores estén en el Sevilla, el Chelsea, el PSG y Bayern de Múnich, y no se plantaran en la final de milagro. De haber sido despedido, podría pedir ahora su reincorporación en un Juzgado de lo Social por despido improcedente, y llevar como prueba la chilena de Jawad El Yamiq, por ejemplo.

El futbol se parece a la vida y por eso nos gusta. Aunque dejara de parecerse un poco con la llegada del VAR, porque en la vida no podemos rearbitrar nuestras constantes moviolas. Para eso ya está Iglesias, rearbitrando desde el principio de los tiempos, sin titulación y en nombre de nadie, y seguido mayoritariamente por todos los que temen ser señalados, que no son pocos

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