Blog de Víctor José López /Periodista

sábado, 3 de noviembre de 2012

“Confiamos en Dios” vs. “Primero Yo”: eligiendo entre dos lemas





José Manuel Pallì, Esq


Hace un año, en una de las rarísimas instancias en las durante los últimos cuatro años se han puesto de acuerdo los dos extremos de nuestro cada vez mas polarizado bipartidismo,  nuestros dos partidos acordaron –la votación fue de 396 a 9- reafirmar el que ha sido nuestro lema nacional desde 1956: “Confiamos en Dios” (In God We Trust).

La votación puede haber parecido algo banal en su momento, habiendo tantas otras medidas mas urgentes sobre las cuales era imperativo votar y dado que ya el Congreso había reafirmado el lema nacional en el 2002 y en el 2006, pero a mi me permitió revalidar mi optimismo y mi esperanza en que no todo esté perdido en nuestro híper-monetizado y cada vez mas cínico ambiente político. 

Para quienes creemos en Dios, nuestra confianza en El con frecuencia nos lleva a buscar Su guía. Yo lo consulto con frecuencia, incluso con respecto a temas tan mundanos como a cual  de los candidatos debo darle mi voto.  Y cuando lo hago no pretendo una respuesta clara y directa de Su parte –me imagino que El debe estar harto de quienes reclaman su intercesión para desviar tormentas y otros menesteres similares, como uno de los “expertos” en esta materia, recientemente reaparecido en los actos de campaña del candidato Republicano a la presidencia- sino que busco Su guía a través de las bases doctrinales que sustentan mi fe y mi confianza en El.

A veces se hace difícil buscar Su guía, porque y a pesar del muro que separa a las iglesias del estado en nuestro modelo constitucional, uno de nuestros partidos prácticamente ha secuestrado a Dios y lo ha hecho parte de su “marca”.  Y esto se hace evidente en la forma en que algunas iglesias sugieren abiertamente a sus feligreses cual debe ser su preferencia política, llegando incluso a publicar guías para que estos sepan exactamente cómo votar en las elecciones.  Ante ese estado de cosas, mi único remedio es buscar la guía divina a través de una indagación aun mas profunda de las bases doctrinales a las que hacia referencia mas arriba.

Y esas bases doctrinales me dicen, por ejemplo, que mi Dios jamás pudiera querer que yo vote enfocàndome en una sola cuestión (lo que llaman single issue voting). No tengo dudas de que El preferiría que yo mantuviera mi mente y mi corazón abiertos a un sinnúmero de cuestiones que definen la complejidad de la sociedad en la que vivimos, tratando de balancear todas esas cuestiones para beneficio de esa sociedad. Mi propia iglesia ha desarrollado, durante siglos, una doctrina social que ha quedado reflejada en muchos de sus documentos y yo no creo que uno debe ser selectivo a la hora de interpretar y valorar alguno de esos documentos poniéndolo por encima de todos los demás, y mucho menos hacer eso por conveniencia política. Francamente, me resulta difícil ver inspiración divina alguna detrás de ese tipo de actitudes.

Pero a veces Dios nos induce a actuar sin tener que decirnos de plano lo que debemos hacer. Estos últimos días tormentosos y dolorosos de Sandy pudieran abrir nuestros ojos a una forma diferente de apreciar la importancia de una elección presidencial como esta ultima. La elección bien pudiera ser entre la vocación por reafirmar colectivamente el que es hasta la fecha nuestro lema nacional, fortalecièndolo con nuestra solidaridad, con nuestra vocación por compartir las cargas que pesan sobre nuestros vecinos, y con la implementación de los postulados de la doctrina social de mi iglesia, o bien modificar ese lema nacional remplazándolo con otro que refleje abiertamente la especie de Darwinismo social que propone uno de nuestros partidos: “Primero Yo” (Looking out for Number One). Según sea nuestra elección, seria necesario hacer un pequeño ajuste a nuestra agenda de contactos: cuando nos veamos agobiados como lo estan hoy algunos de nuestros conciudadanos por los efectos de Sandy, en lugar de llamar a FEMA llamaríamos a Bain Capital.

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