VÍCTOR JOSÉ LÓPEZ
Athens Ga,- 4 de julio
2017.- La celebración del 4 de Julio
en el Estado de Georgia es emocionante. Más por su alcance ciudadano, fervor
comunitario y patriótico, que por el estruendo de los fuegos artificiales para
celebrar el Día de la Independencia capaz de superar con el ruido de tracas y cohetes que vivíamos en
Venezuela, cuando éramos felices y también documentados.
Temprano en horas de la tarde
asistimos a un concierto en el auditorio del Botanical Garden de Georgia, donde
Michael Brewer y Eduard Schwartz, dos directores de la Banda de Georgia, prepararon el programa para el Día de la
Independencia con base a obras de John Philip Sousa e Irving Berlin, marchas
que tienen que ver con las Fuerzas Armadas norteamericanas, como las muy
conocidas King Cotton y The Fairest of
the Fair, de John Philip Sousa o Saludo a las Fuerzas Armadas de Samuel A.
Ward. El tema de ésta es la que me ha inspirado este artículo.
La marcha de Samuel A. Ward
es un ensamble de los himnos de los distintos estamentos militares, por cierto
piezas muy conocidas en Venezuela por recurrentes en las películas norteamericanas con
argumentos de motivos militares. Lo simpático fue que, cada himno, al
interpretarse, fue saludado por ciudadanos entre los asistentes al público que
algún día fueron plaza de estos componentes: Naval, Ejército, Marines, Guardia
de la Costa… La concurrencia, un público comunitario, les saludaba con cerradas ovaciones a sus
conciudadanos vistos como héroes en un día de exaltación patriótica.
Disfrutando del espectáculo y
de la interpretación de la estupenda Banda de la Comunidad de Georgia, la más
antigua (1976) de los Estados Unidos, me preguntaba qué respuesta habría en mi
destrozada Venezuela, en un concierto parecido, cuando el animador anunciara
“…y ahora el Himno de la Guardia Nacional”.
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