INCERTIDUMBRE SOBRE EL MAÑANA
La
lucha contra la dictadura genera serias incertidumbres. Hasta hace poco estaban
limitadas al desenlace de la confrontación que se desarrolla a lo largo y ancho
de Venezuela. Cada día luce más despejada. Crece la convicción sobre la derrota
definitiva de un régimen que está muy por debajo de las expectativas internas y
externas. Errores graves, desviaciones inconcebibles para verdaderos
revolucionarios de izquierda, disimulos y mentiras fácilmente detectables lo
han desviado del cumplimiento de sus obligaciones fundamentales. Lo cierto es
que la nación, es decir, el pueblo, está sin gobierno y sin justicia,
enfrentando problemas existenciales primarios. Sin armas ni violencia, sólo con
la palabra y la enorme voluntad de cambio, la unidad necesaria para la lucha se
ha configurado progresivamente. Políticos, empresarios de la ciudad y del
campo, trabajadores de todas las áreas, académicos, mujeres y hombres, viejos y
jóvenes manifiestan la decisión de no desmayar hasta concretar el primer paso
del cambio. Esto no admite discusión. Está a la vista.
Hemos
llegado a las puertas de un desenlace que puede ser feroz tratando de evitarlo,
de no convertir la lucha en una verdadera barbaridad, pero se ha hecho casi que
inevitable por la ceguera de un oficialismo sometido a las órdenes de un
castro-comunismo en plena decadencia, pero que tiene a nuestro país como centro
de una diabólica geopolítica continental y mundial. Lo demás no le interesa.
Además de todo lo señalado estamos en presencia de una verdadera traición a los
intereses nacionales.
Sin
embargo, las fuerzas de la democracia dentro y fuera del país están claras con
relación al presente, aunque existan serias dudas con relación a lo que este
país será. Espero que no nos agotemos discutiendo lo que hemos podido ser. Tanto
el pasado como lo actual será anticuado frente a los exigentes retos del
porvenir. Lo peor sería que por falta de imaginación o de coraje, las
generaciones actuales intenten volver atrás. No me canso de aconsejar a quienes
puedo y lo permiten, que alejen un poco la mirada de los detalles, que tomen
algo de distancia para poder analizar los desvíos y trampas del duro camino por
recorrer, pero sin olvidar la naturaleza del objetivo central y la dirección
general indispensable para que la estrategia tenga éxito definitivo. Tenemos
que impedir que la abundancia de sombras existentes se convierta en la
verdadera realidad de hoy y de mañana.
Veamos
el futuro con optimismo. La certeza de tener razón da una fuerza que solamente
puede medirse en plena lucha. Hoy como nunca antes, sentimos la obligación de
aferrarnos a los principios y valores fundamentales de la vida en Libertad y
Democracia. Falta menos que ayer.
Lunes,
5 de junio de 2017
@osalpaz
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