SOBRE EL
RESPETO
La
intervención de Maduro el domingo pasado en su programa televisivo fue un canto
a la mediocridad. Esa amenaza indeterminada es una grave acusación en su contra
realizada por él mismo. ¡Claro que sabemos de qué es capaz de hacer y hasta
adonde está dispuesto a llegar! Por supuesto no se trata de nada positivo, ni
útil, para la nación venezolana. De un tipo que ha violentado la Constitución,
liquidado el ordenamiento jurídico existente, desconocido la necesaria
separación de los poderes públicos al desconocer la Asamblea Nacional, atentado
contra necesidades elementales como la salud, la alimentación y la seguridad de
las personas y de los bienes, podemos esperar cualquier cosa negativa. Ninguna positiva. La gente le
perdió un respeto perdido por él mismo en su desesperación.
Las
múltiples manifestaciones de rechazo al régimen concretadas a lo largo y ancho
de toda Venezuela y en las principales ciudades del mundo, hablan por sí solas.
Los ciudadanos respetan a las autoridades sólo al estar convencidos que quienes
gobiernan también lo respetan. Cuando se pierde el respeto la nación se coloca
en situación altamente peligrosa. El régimen consume sus energías tratando de
reprimir una conspiración subversiva absolutamente irreal. Copiando una figura
de Julián Marías, utilizada en otras circunstancias, Maduro está como el
profesor carente de autoridad intelectual y
moral. Como nadie le para se siente obligado a amenazar y sancionar.
Progresivamente hemos desembocado en un régimen totalitario. Para quienes lo
dirigen ya no es posible el arrepentimiento, ni el propósito de enmienda.
El
alto gobierno vive en medio de una espantosa inseguridad. Todos son enemigos,
empezando por quienes están a su alrededor y, por supuesto, se sienten
acechados por conspiradores propios y extraños.
Jamás
imaginamos que podríamos llegar a esto en pleno siglo XXI, pero nunca es tarde
para reaccionar en la dirección correcta. Los sectores democráticos venezolanos
lo están haciendo. Sin embargo, hay que tener mucho cuidado con los
encantadores de serpientes para evitar obstáculos graves en la lucha por la
libertad. La batallas de hoy son pensando en el futuro que ya empezó y no en un
ayer que no volverá jamás.
En
estos días debemos insistir en cosas dichas en múltiples oportunidades. Lo
electoral es un instrumento de la democracia, pero no es el único y ni siquiera
el más importante. No hay derecho a caer en trampas calculadas con ofertas
desde la cúpula para supuestamente hacer elecciones regionales o convocar a una
constituyente con la mancha manipuladora de quien la convoca. No se trata de
eso. Queremos un cambio integral de régimen para ir, entonces sí, a una
Asamblea Nacional Constituyente Originaria que dirija la reconstitución institucional
de la República en lo político, en lo económico y en lo social.
Lunes,
24 de abril de 2017
@osalpaz
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