Los asesinatos, torturas y
otros atropellos del régimen han aflorado los mejores valores de los
venezolanos, pero también los peores antivalores. Es motivo de orgullo
contar con compatriotas con dignidad, como la señora Tianamen, con la joven que
con un pañuelo con nuestro tricolor recoge una lacrimógena para
devolvérsela a los chacales, con el flaco que sube desnudo a una tanqueta
y con el joven que cuatro en mano soporta con estoicismo la agresión.
Ellos representan lo afirmativo venezolano, como diría don Augusto Mijares,
quien escribió que ¨ Figuras siniestras o grotescas se agitan ante las
candilejas y acaparan la atención pública; pero siempre un mártir, un héroe o
un pensador iluminan el fondo y dejan para la posteridad su testimonio de
bondad, de desinterés y de justicia¨.
María José tuvo
el valor de impedir el paso de una tanqueta, gesto que hizo recordar al chino
que se enfrentó a un tanque en la plaza Tianamen. Desafió sola a los
atropelladores del pueblo. ¿Qué pretendió esta señora descendiente de
esos valiosos inmigrantes portugueses a quienes debemos gran parte de nuestro
desarrollo como país? Solo aspiraba, y lo logró, llamar la atención del mundo
sobre las violaciones a la Constitución venezolana. Mientras María José
lucha por la libertad, otras mujeres como las fanáticas
periodistas Blanca Ekhout, Tania Díaz y Maripili Hernández
avalan que el régimen restrinja la libertad de expresión y
establezca una casi hegemonía comunicacional; y una profesora universitaria
como Carmen Zuleta de Merchán dicta desde la Sala Constitucional sentencias que
violan la Carta Magna. Las cuatro citadas representan los antivalores, lo
negativo venezolano.
La foto de la joven no
identificada, que intrépidamente devuelve una bomba lacrimógena a
los guardias nacionales es una clara evidencia de que la sociedad
venezolana no se doblega ante la dictadura. Se expuso al efecto nocivo de
esas armas químicas y a que le dispararan solo porque desea un mejor país.
Mientras tanto, otras mujeres como Iris Varela y Carmen
Meléndez aceptan que la Guardia Nacional y la
Policía Nacional disparen lacrimógenas vencidas que, como ha expuesto la
química Mónica Kraute, causan daño a la salud. Según denuncia de esta
profesora de la Universidad Simón Bolívar, las lacrimógenas producidas en
Venezuela por CAVIM no tienen fecha de elaboración, ni de caducidad, como
es requerido internacionalmente. Las producidas en Brasil sí las indican,
comprobándose que varios lotes usados están vencidos.
El flaco Hans se desnudó para
indicarle a los esbirros que no estaba armado. Ofreció su cuerpo a los
perdigones y lacrimógenas solo para decirle al mundo que quienes tienen las
armas son los cuerpos represivos del Estado y los paramilitares rojos amparados
por la Guardia y por la Policía. Mientras tanto, un Jorge Rodríguez,
que ni como siquiatra ha logrado aplacar el odio por el trauma del
asesinato de su padre, dispara amenazas a cualquiera que no
comulgue con su pérfida revolución y El Aissami no solo arma a los
paramilitares, sino que miente constantemente.
El joven que aparece tocando
cuatro en medio de una nube de lacrimógenas simboliza la Venezuela que, a
pesar de las penurias, sigue siendo alegre y le canta a la vida y a la
libertad. Qué diferencia con otros jóvenes como Héctor Rodríguez y
Ricardo Sánchez, quienes no pierden la oportunidad de alabar al régimen
dictatorial.
Para desgracia del cobarde y
soez Maduro, hoy los celulares de cualquier ciudadano y las cámaras de
valientes periodistas ponen todos los días al descubierto los atropellos
de la Guardia Nacional, de la Policía Nacional y de sus aliados los
paramilitares rojos. No importa lo que declaren los espernibles generales
Padrino López y Reverol y el pithecanthropus Diosdado.
El mundo conoce quiénes son los violentos. No podrán eludir su responsabilidad,
así como como tampoco el general Antonio Benavides, Comandante de
la Guardia Nacional y el general Alfredo Pérez Ampueda,
Comandante de la Policía Nacional. El caso del general Gustavo González López
es aún más grave, ya que abundan las denuncias de torturas en el Sebin; las más
recientes fueron aplicadas a los morochos José Francisco y Francisco Alejandro
Sánchez, tal como ha denunciado su padre. La historia y la justicia
condenarán a estos violadores de los derechos humanos. Los venezolanos dignos
son más que los bellacos.
Como (había) en botica
Continúan los accidentes en la Pdvsa roja y la producción está en solo
1.972.000 barriles por día, lo cual representa un 6,1% de la producción OPEP y
algo más del 2% de la producción mundial. A pesar de estas cifras, los
fanáticos rojos insisten en que el ¨imperio¨ quiere invadirnos para apoderarse
de nuestro petróleo. Se niegan a reconocer que los Estados Unidos ya no
necesitan nuestro crudo. Maduro sigue amenazando con encarcelar a José
Guerra y a Tomás Guanipa, cuyos únicos delitos son denunciar los
atropellos y la crisis económica. Es muy probable que sea Maduro quien
termine entre rejas ¡ No más prisioneros políticos, ni exiliados!
eddiearamirez@hotmail.com
25/04/17 . Enviado a Noticiero Digital y Runrunes
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