El pasado día 25 se cumplieron quince años de un hecho inédito
en el mundo de los negocios: Nunca antes empleados bien
remunerados habían hecho un manifiesto dirigido a sus
a sus conciudadanos alertando del peligro que se cernía sobre una
empresa del Estado.
Eso sucedió en Pdvsa y cabe recordarlo por las consecuencias
posteriores y porque algunas veces pasa desapercibido o es
interpretado incorrectamente.
En enero del 2002 se acentuaron los rumores de que Guaicaipuro
Lameda sería sustituido como presidente de Pdvsa por no ser
complaciente con los rojos. Por ello, el 16 de enero del 2002 escribí un
artículo en el diario El Universal, en el que señalé que ¨asombra
que algunos piensen que manejar el petróleo es algo sencillo y que el
negocio resulta rentable aun siendo mal administrado¨. En el mismo
abogué por mantener a la directiva que escasamente tenía un año de
gestión y advertí que ¨restringir recursos financieros e improvisar en
la gerencia ocasionaría el doloroso derrumbe de Pdvsa y, al poco tiempo,
del país¨.
El 8 de febrero Gastón Parra, profesor universitario sin experiencia
gerencial y de extrema izquierda, fue designado presidente de Pdvsa.
El 14 de ese mes le dirigí una carta en la que le
manifesté que Pdvsa ya había perdido valiosos recursos humanos, que una
buena señal sería mantener a los Directores, que podía contar con
nosotros en un marco de respeto a la meritocracia y a normas y
procedimientos, así como la necesidad de realizar las inversiones
necesarias para la sustentabilidad y crecimiento del negocio.
Ante la inminente designación de cinco Directores
internos con experiencia en la industria petrolera, pero sin
credenciales para ser directores, los ejecutivos de mayor rango
de Petróleos de Venezuela y sus filiales firmamos el
documento ¨Salvaguardemos a Pdvsa¨, redactado por Luis Pacheco y
publicado el día 25 de febrero en el diario El Nacional. En el mismo
rechazamos las injurias en contra de la institución y sus
trabajadores y alertamos al país sobre el peligro de
introducir en la empresa la política partidista, señalando que
¨Rechazamos enérgicamente la ruptura de los esquemas
de meritocracia … La sustitución de la jerarquía del conocimiento y los
méritos profesionales, tan necesaria para sobrevivir en el complejo
negocio de la energía, por la jerarquía de la afinidad política o la aparente
lealtad a una facción o ideología, no hace sino resquebrajar la
disciplina y coherencia interna. Con toda responsabilidad hacemos un
llamado para que se retome el camino institucional y profesional de
Pdvsa, senda que hoy está sitiada por la mezquindad de grupos políticos
e intereses personales que pretenden violar los principios que nos
rigen¨.
Este documento lo suscribimos los 34 más
altos ejecutivos y posteriormente se sumaron otros tres que
no estuvieron presentes en la reunión previa. El
día 26 salió la gaceta oficial con la designación de
los nuevos directores. De inmediato se produjo una reacción en
cadena de respaldo al documento. Gerentes, personal profesional y
nómina menor se organizaron en asambleas en Caracas y el interior, las
cuales llevaron el peso de la protesta. Después de agotar las
conversaciones y ante la jubilación obligada de dos gerentes, el
4 de abril iniciamos el paro petrolero que arrancó en la
refinería de El Palito. El 7 de abril fuimos despedidos siete
trabajadores, catorce fueron jubilados y cinco fueron puestos a la
orden de la presidencia. La CTV y Fedecámaras se sumaron al paro
el día 9. La marcha del 11 de abril fue convocada en apoyo a los
petroleros. El régimen propició una masacre que tuvo como consecuencia
que la Fuerza Armada le solicitara la renuncia a
Chávez, la cual aceptó.
Cuando Chávez regresó a Miraflores nos pidió perdón y fuimos
reincorporados. Gastón Parra y la directiva cuestionada
renunciaron. Este movimiento fue en defensa de la
meritocracia en la empresa. Posteriormente vino el paro cívico de
diciembre del 2002 que ocasionó el despido de casi 23.000
trabajadores. Para los petroleros hubiese sido cómodo
permanecer callados, pero nuestros principios y valores nos obligaban a
realizar lo que estaba en nuestras manos para intentar evitar la
politización de la empresa de todos los venezolanos y luchar por
la democracia. Quienes opinan que debimos permanecer agazapados y
¨ofrecer resistencia dentro de la empresa¨ quizá no entiendan
que en buenos ciudadanos no cabe el sabotaje, ni la sumisión, sino
enfrentar a los arbitrarios más allá de consecuencias personales.
Los resultados están a la vista: totalitarismo, un país en
ruinas, corrupción y Pdvsa prácticamente quebrada. Según la
OPEP, hoy Pdvsa solo produce 2.004.000 barriles por día, mientras que en
el 2001 produjo 2.831.000 barriles por día. La nómina actual
petrolera y no petrolera en Venezuela es de 166.337 trabajadores,
mientras que en el 2001 era de 69.284.
Como (había)en botica: ¿No les dará vergüenza a algunos magistrados
del TSJ como Carmen Zuleta de Merchán y Calixto Ortega
de haber votado por Maikel Moreno y trabajar bajo su presidencia?
No tienen perdón quienes apoyan a un régimen que niega las
medicinas al pueblo ¡ No más prisioneros políticos, ni exiliados!
eddiearamirez@hotmail.com 28/02/17 Noticiero Digital y Runrunes
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