RETO
HISTÓRICO
La
nación venezolana está en peligro de ser destruida. Sin Constitución acatada
por todos, sin un ordenamiento jurídico medianamente sabio y estable, con un
alto gobierno cívico-militar probadamente ineficiente y altamente corrompido,
hemos llegado a una situación que trasciende los límites de la retórica para
convertirse en la penosa realidad que tenemos la obligación de combatir y
derrotar.
El
cuento y la melodía del “socialismo del siglo XXI” hoy son aborrecidas por el
ciudadano común. Otro terrible fracaso comunistoide. En nombre de una ideología
en desuso, probadamente fracasada, el régimen amenaza con mayor represión a un
ciudadano común que sufre en carne propia las consecuencias del fracaso. Por lo
que se ve y lo que se oye, no hay vuelta atrás. El régimen no tiene intenciones
de rectificar, ni siquiera en el campo económico donde la tragedia está a la
vista del mundo entero. Mucho menos en cuanto a la tolerancia plural que
caracteriza a cualquier democracia, así sea de medio pelo. La Inseguridad de
las personas y de los bienes avanza con la misma intensidad que crece la
militarización de áreas claves del país como la alimentación y la problemática
fronteriza.
Por
cierto, con relación a esta última llama la atención la activa protesta
indígena, general y múltiple, desde Amazonas y la Guajira hasta todos los
rincones patrios. Representantes calificados de la Iglesia Católica también se
han incorporado a la cívica rebelión en
marcha contra el régimen. Maduro, en sus últimas intervenciones, se nota
nervioso, inseguro, disparatero, refugiado en una retórica agotada desde hace
años y sin tomar iniciativas reales y posibles para atender al menos el menos
importante de los problemas que su gobierno ha agravado. Es un prisionero de sí
mismo, de su incompetencia manifiesta para ser cabeza del poder ejecutivo y
jefe de Estado. La preocupación es enorme en el chavismo original y en serios
socialistas y comunistas que hasta ahora han acompañado al régimen, pero cada
día marcan mayores distancias con la situación actual. Asumen la
responsabilidad que les corresponde, pero se convierten en los más certeros
críticos de cuanto está sucediendo.
Llegó
la hora. No hay vuelta atrás. La nación avanza en una unidad de ser y de
destino que sólo conocimos en las luchas contra la dictadura. La invitación a
incorporarse activamente está abierta a todos cuantos anhelan un cambio
profundo. Se trata de la construcción, de hecho, de un gran movimiento de
salvación nacional. Logrado el primer objetivo, la salida de Maduro por el
revocatorio o por cualquier otra de las causales constitucionales, se
profundizará en el cambio de régimen y en la vigencia plena de la libertad y la
democracia.
Sábado,
27 de agosto de 2016
@osalpaz
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