AQUÍ ESTAMOS DE
NUEVO
“Como entre azules vaguedades de sueño”. Con la mente llena de
versos. Hay un hermoso poema de Andrés Eloy Blanco, Canto a los hijos
infinitos. Aquí hay esta estrofa, hijos míos, no les dejo mi luz, les dejo mi
sombra. La sombra es lo único que no arrastra el agua.
Al poeta lo conocí cuando iba atravesando la Plaza Bolívar con mi
padre, lo encontramos y se detuvieron a cruzarse unas palabras.
Andrés Eloy además de gran poeta tenía un sentido del humor
extraordinario. Se le recuerdan frases como esta.” Cuando veas a un blanco con
un negro en compañía, o el blanco le debe al negro, o es del negro la comía.”
En aquella época, sin computadoras, sin internet, sin celulares, la
gente conversaba, dialogaba, se decían frases chispeantes que trascendían.
Ahora todo el mundo anda pegado de un celular, recibiendo y enviando mensajes y
la gente ni te mira a la cara.
Y en la Venezuela de hoy, especialmente, las relaciones son
realmente desagradables. Anoche fui al cumpleaños de un amigo quien tiene una
gran calidad humana. Tuvo la gentileza de venirme a buscar porque le dije que
no iría, pues soy bastante desorientado para las direcciones y no me gusta
manejar de noche.
A los asistentes, podemos calificarlos como gente de calidad,
amable, de buen trato, pero……. con todo el que conversaba, inmediatamente se
caía en la situación de la escasez e inflación que se está viviendo en Venezuela,
que el pollo está a dos mil quinientos bolívares el kilo y le aumentan cien
bolívares diarios. Lo mismo con el tomate, la papa, la cebolla. Que no se
consigue harina Pan ni arroz. Alguien que sufre de la tensión y está al borde
por qué no consigue el medicamento. Llegó al colmo, cuando un señor muy
distinguido que me acababan de presentar, me propuso un canje de arroz por un
paquete de harina Pan, haciendo énfasis que era arroz Mary de gran calidad.
Lo que me pasó ayer con una “liguita”, esas que se usan para atar
billetes, es para “coger palco” como diría un aficionado a los toros. Hay una
cajera de mi Banco que en vida de mi señora nos recibía con gran amabilidad
“Como está el señor Rafael, como está la señora Bárbara”. Ayer cuando entro al
Banco me le acerco y le digo, me reconoces y me contesta con un serio gesto de
asentimiento, le digo, me podrías regalar unas liguitas, cosa, que uno siendo
cliente de un banco con tantos años de relaciones, recibía con gran amabilidad
cinco seis liguitas, pues la cajera me ha prácticamente tirado una, le
pregunto, me podrías dar otras y me responde con acritud, “una persona” ¿Qué
les parece? ¿No es una Venezuela dura la que estamos viviendo? ¿Y cómo la está
pasando el pueblo? Sin alimentos, sin medicinas, sin productos para la higiene,
con unos precios que aumentan todos los días y no hay ninguna disposición de
arreglar las cosas, es un continuo y absurdo enfrentamiento para agravarlas.
Madrugada del 15 de mayo del 2016.
POR VENEZUELA SIEMPRE
No hay comentarios:
Publicar un comentario