El persistente mercantilismo
Santiago José Guevara
García
sjguevaragarcia@gmail.com
/ @SJGuevaraG1
El
mercantilismo se hizo el sistema económico dominante apenas sucedido el
descubrimiento de América. El controlador Estado rico, por sus exportaciones o
atesoramiento de metales, inspiró la aventura americana de España. Recuerden
que para los conquistadores, América valía lo que contenía en metales preciosos.
Hoy,
el estatismo mercantilista se mantiene, en su esencia, en la realidad profunda
de los estados omnipresentes. El nuestro lo es. No ahora. Desde siempre. En nuestro
caso, el Estado sigue siendo el rey.
Aún
no llega a nuestro país la época en la cual ese Estado sea tributario de la
sociedad y no lo contrario. O lo que es lo mismo: que la riqueza sea de la
nación y no de su gobierno. La plena democracia y el conveniente concepto de
riqueza nacional no han llegado aún a la médula de la conciencia política de
nuestros ciudadanos y políticos.
Eso
debe cambiar. El Estado mandante debe pasar a efectivo mandatario: o sea, que
recibe un mandato y no que lo impone. Y el Estado tutelar debe dar paso al
Estado promotor. El éxito no está en el Estado rico, sino en la sociedad
próspera. Decirlo es un tremendo incentivo político.
Ese
cambio no es tema para disquisiciones infinitas, ni para el estéril –por
ideologizado- análisis comparado de sistemas, sino para la gestión política y
de Estado. Una estrategia inteligente de reinstitucionalización es necesaria
para un cambio trascendente en esa línea. Ya escribiremos sobre ella.
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