PENSAR OTRO PAÍS
LA QUERENCIA AL ESTADO
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Santiago José Guevara García
sjguevaragarcia@gmail.com / @SJGuevaraG1
“Desaforado
afán de empresas públicas, estado hipertrofiado, querencia al gasto público,
subsidios, exenciones, etc.”. Así definíamos en nuestro primer artículo el modo
de expresión del concepto de Estado para el sistema político venezolano,
incluido el sector democrático.
Sector
democrático, en buena medida, premoderno y mercantilista: con una noción aún
absolutista, providencial y clientelar de su naturaleza y desempeño.
El
Estado prima sobre la sociedad, en vez de ser lo contrario, en respeto del
ideal democrático. En realidad, la sociedad no manda y el Estado no solo no es expresión
de ella, sino que se constituye en una práctica política de señoreaje.
Revísese
el discurso político democrático venezolano y lo encontrará plagado de
situaciones de hecho que expresan el manejo estatista y sin ninguna definición
analítica acerca de la naturaleza del Estado necesario: una que se exprese en
términos de campos precisos de gestión.
Observará
paternalismo, en vez de derechos ciudadanos firmes en leyes de avanzada;
controles y acciones administrativas, en vez de regulación profesional;
empresas públicas, en vez de promoción sana al iniciativa privada; beneficios a
grupos especiales (o de presión) en vez de intereses generales; y patrañas de
representación ciudadana, en vez de control ciudadano institucionalizado.
La
querencia al Estado arropa nuestra vida ciudadana y política. Lo dice un firme creyente
en la relevancia de la acción estatal. Pero, de otro Estado.
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