El toro bravo es una obra de arte biológica destinada a algo determinado. Estaríamos maltratando a un animal si lo tratáramos de un modo distinto para el que está destinado'. Fue gráfico en el ejemplo: 'Maltrato sería si al ruedo sacáramos una oveja, en lugar de un toro bravo'.
El filósofo también quiso incidir en que no se puede acusar a los 'taurinos' de crueldad no de traición: 'La crueldad con el hombre es traición, pero nadie está traicionando nada por tratar a un animal para aquello para lo que los hemos destinado'.
'En los toros', prosiguió el escritor, 'todo tiene un significado real, el mismo que tenía en su origen. Los caballos ya no se utilizan para transporte ni para guerra, y desapareceran el día que desaparezcan los concursos. Igual ocurriría con el toro. Su gran holocausto llegará el día que desaparezcan las corridas'.
'No se puede prohibir ese momento en el que un ser humano se enfrenta a su destino y los demás le apoyamos sin traicionarle. Aunque hay quien no lo entiende, no se puede prohibir', concluyó Savater.
Citó a Dickens, “quien aclaró la diferencia que hay entre ser un ser humano maltratado o ver a otro ser maltratado. La crueldad con el hombre es traición, sin embargo nosotros no traicionamos a un animal tratándolo para aquello que lo hemos destinado".
“El arte taurino consiste en la figura de alguien que afronta solo ante los demás la muerte mientras otros miran desde el tendido”, dijo, para llegar a la conclusión de que “hay quien no lo entiende, pero no se puede prohibir ese momento en el que un ser humano se enfrenta a su destino y los demás le apoyamos sin traicionarle”.
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