Blog de Víctor José López /Periodista

viernes, 17 de junio de 2011

Subieron al Carrao





Estrella que le dio luz a una constelación de caribeños en el Sugar Kings, pero que vivió la gloria del Cervecería Caracas

VÍCTOR JOSÉ LÓPEZ


Cuando Bobby Maduro organizó el equipo de los Sugar Kings, concretó una vieja idea que había nacido a finales del siglo XIX en Nueva York. Fue la épopca cuando surgieron equipos con denominaciones cubanas. Ken Burns en su célebre investigación, que hizo junto a Geoffey C. Ward, hace referencias a los Cubans, Cuban Stars, Cuban Giants, Black Cubans y New York Cubans, como expresiones de conjuntos que buscaban con sus nombres exaltar los valores del beisbol antillano.
El New York Cubans fue un equipo controlado por un inmigrante cubano, Alex Pompez, hombre de confianza del famoso gánster Don Schütz, cuando “Dutch” controlaba Harlem en los días de los terribles Al Capone, Frank Costello y Lucky Luciano.
La presencia cubana en la pelota de los Estados Unidos siempre ha sido notable, fue la que irrigó por el Caribe el entusiasmo de nuestras organizaciones en la pelota de Venezuela. Tal y como lo ha expresado el historiador Javier González, en su libro Orígenes del Beisbol en Venezuela. Cuenta González que “En 1902 nuestro béisbol recibe un gran impulso con la presencia del cubano Emérito Agudín, quien no sólo fundó y dirigió el primer periódico deportivo de Venezuela, Base Ball, y tradujo y publicó, también por primera vez en el país, las reglas del juego, sino que dictó las primeras «clases de béisbol»” Emérito Agudín, agrega Javier, “enseñó diversas técnicas desconocidas por los jugadores locales y, por si fuera poco, fue la estrella de los dos pri¬meros juegos que realizó una selección criolla contra una extranjera, al conectar cuatro cuadrangulares; dos de ellos, en el segundo encuentro, dieron el triunfo al equipo Caracas frente a los marinos del buque de guerra norteamericano «Marietta», surto en el puerto de La Guaira desde principios de octubre de 1902”.




Desde aquel instante la relación en el beisbol entre Cuba y Venezuela ha sido notable. Al extremo que aunque teniendo héroes individuales que han destacado en la pelota de las Grandes Ligas, como Luis Aparicio en el Hall de la Fama, Carrasquelito, primer latino en participar en un Juego de Estrellas, Galarraga y Carlos González, campeones bate de la Liga Nacional, Johan Santana y Félix Hernández, premios “Cy Young”, nuestro más grande orgullo en la pelota no es ninguno de ellos, sintiéndonos legítimamente orgullos de cada uno de nuestros “héroes sin charreteras”, sino aquel equi`po que en el Mundial de Beisbol Amateur en La Habana le ganó el Campeonato Mundial a Cuba en 1941.
Bobby Maduro en 1954 compró una franquicia y denominó al equipo Havana Sugar Kings y lo inscribió en la Liga Internacional Triple A, de Florida, como un equipo granja de Cincinnati Reds.
Vivió el equipo hasta que los comunistas de Fidel Castro lo permitieron, desde su nacimiento en 1954 hasta 1959 cuando en La Habana los barbudos provocaron la suspensión de un juego de pelota descargando sus armas de fuego en medio del partido. El hecho salvaje provocó que los Azucareros abandonaran la isla, a mitad de la temporada el 8 de julio de 1960. Los Kings se trasladaron a Jersey City y desapareció con el nombre de Jerseys en 1961.
Antes, entre 1954 y 1960, el Havana Sugar Kings fue el reducto de un sueño latino americano en el beisbol. Entre grandes peloteros vistieron su uniformes los venezolanos Emilio Cueche, Camaleón García, Julián Ladera, Pompeyo Davalillo, Elio Chacón y El Carrao Bracho, inspirador de estas líneas cuando conocimos de su fallecimiento en Maracaibo a los 82 años.
El Carrao siempre se negó viajar en avión, y por ello no llegó a las mayores; pero los cubanos sabían de su existencia por las veces que El Carrao los enfrentó en las series del Caribe. Nos cuenta José Antero Núñez en sus libros sobre el Clásico del Caribe cómo El Carrao le dio los dos únicos triunfos a Magallanes, que representó a Venezuela en 1955. Victorias a costa de Panamá, permitiéndoles a los istmeños apenas una carrera en 14 episodios, pues Lázaro Salazar consideró “sacarlo de la hoguera” en el quinto inning, para relevarlo con Bill Kennedy.
El Havana Sugar Kings fue Campeón de la Triple A, cuando derrotó a Minneapolis Mills en la llamada Pequeña Serie Mundial. Fue un equipo prácticamente imbatible en aquella división, con jugadores de gran calidad como Ray Noble, Perico Formental, Patato Pascual, Cookie Rojas, José Azcué, Borrego Álvarez y Daniel Morejón que le dio el título a los Kings en 1959 con un imparable para remolcar a “Salivita” Sánchez con la rayita del triunfo.
En ese equipo hubo en su historia tres pitchers venezolanos, dos de ellos, Cueche y Bracho, estrellas grandes entre los más grandes de Latinoamérica, como lo fueron el Mike Cuéllar, Patato Pascual y Tite Arroyo o hablándole golpeado a quienes luego fueron superestrellas en las mayores como Leo Cárdenas, Sandy Escalera, Julio Bécquer y otros miembros de una gloriosa constelación.
Haber visto a José de la Trinidad “Carrao” Bracho, es haberlo admirado. Y más cuando con Valentín Arévalo, El Mono Zuloaga, Julio Bracho y El Patón Carrasquel formó el bullpen del querido Cervecería de Caracas.

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