Hay cielos que es difícil beber en silencio, pero que no se atreve uno a contar. Fuimos a Lanzarote porque nos invitaron Pilar y José Saramago. Su casa queda en un hueco del viento. Soñar con ellos unos días fue vivir un privilegio y convoca un fervor. Aún no he podido nombrar la emoción que fue verlos, andar la isla, compartir la sencilla y bravía manera en que se mueven por ese aire. Son dos para besarse todo el tiempo. Fue difícil dejarlos. Además compartieron la luz de su familia y la de su familia ampliada. Quienes trabajan y hacen la Fundación Saramago y la Fundación César Manrique. Fernando Gómez Aguilera, poeta del andar, generoso incansable, compañero de todas las miradas. Y José Juan Ramírez, de una suavidad y una presencia que en dos palabras dice todo.
Punto y aparte: Verónica Mastretta, que es más libre y sabe que contar los sueños nos presumirlos sino contagiarlos, ha escrito una texto en el que cuenta más de nuestro paso por el mar de lava. Pueden ustedes leerlo en la edición electrónica de E-consulta, ó en la de Milenio, Puebla. 17 de marzo del 2010.
Punto final: Nosotros vivíamos arriba de la biblioteca. Un lugar cuyo viento no se olvida. Al entrar, en el patio, en vez de pasto sembraron alfalfa. Siempre se está moviendo y tiembla. Se parece a Pilar: ligera y fuerte, abriendo el umbral para dejarnos en el centro de ese pequeño convento de memorias.
Música para hoy: Mahler. Tercera Sinfonía. Segundo movimiento.
Poesía para hoy: Alberti. Lanzarote. Estrofa 1. Para César Manrique.
Disculpa de hoy: llego tarde para España y medio y tarde para América.
Certeza de hoy: Pero llego. Buen consejo de hoy:Acompañen a Paco Nadal que hace el camino de Santiago, y a Juan Manuel Pardellas, que hace el camino de quien quiera caminar hasta ponerse a salvo.
Agradecimiento de hoy: A Juan Cruz y a Caja Canarias. Por invitarme a sus islas.
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