Blog de Víctor José López /Periodista

viernes, 17 de julio de 2009

LA RADIO, EL BEISBOL Y LA NACION





La radio ha estado siempre en el terreno, ya sea del deporte o de la historia nacional. La foto es de 1936, cuando “La escoba” César Nieves recibió de Esteban Ballesté un premio a su excelencia. Fue el embrión, aquella entrevista con primitivos elementos radiofónicos, el embrión de nuestra Radio. Nos sentimos tan orgullosos como preocupados por la situación en un futuro muy cercano, anunciada con atrabiliario discurso por uno de los todopoderosos ministros del régimen.





No se engañe nadie, no, pensando que ha de durar lo que espera más que duró lo que vio: multitud en busca de ídolos en busca de multitud, rencor sin rostro y sin máscara, adhesión al orden, sombras gobernadas por frases, certidumbre del bien de pocos consuelo de todos (sólo podemos asomarnos al reflejo), fe de la durabilidad de la apariencia, orgullo y prejuicio, sentido y sensibilidad, estilo, tiernos sentimientos en demolición, imágenes que informan de una realidad donde significan más las imágenes, represión que garantiza la continuidad de la represión, voluntad democrática, renovación del lenguaje a partir del silencio, eternidad gatada por el uso, revelaciones convencionales sobre ti mismo, locura sin sueño, sueño sin olvido, historia de unos días.

CARLOS MONSIVÁIS/ Día de guardar.


Ooo000ooo

El 22 de octubre de 1941 se disputó en La Habana el juego decisivo por el Campeonato Mundial de Beisbol, entre la novena anfitriona, Cuba, y Venezuela. Cuenta El Pollo Malpica (Historias de Beisbol, las que me contaron y las que viví) que “parecía que se iba a disputar la supremacía mundial de aquel país. (Cuba) Los negocios cerraron a las once de la mañana, los medios de comunicación ya no hablaban de la Guerra Mundial sino de béisbol, y sobretodo del juego a efectuarse ese día”. Fue un día muy importante en La Habana, y el más importante en toda Venezuela.
Cuba era la superpotencia del béisbol aficionado, tenía equipos en las Ligas Negras, New York Cubans, de Alejandro Pompez, donde brillaron sus mejores peloteros como Carlos y Heberto Blanco, Sungo Carrera, Perucho Cepeda, el boricua de Coamo, Pancho Coimbre, Carlos Colás, quien en la temporada 50 – 51 reforzó las filas patriotas del Venezuela de Yanesito, Silvino Ruiz y el dominicano Tetelo Vargas. Tuvo representación en las Grandes Ligas, con más de una veintena de peloteros como El Jíbaro González, Senadores, Chicho Hernández, catcher de Cachorros, Jack Aragón y Oberto Ortiz. Estos dos últimos subieron a la gran carpa aquel año de 1941, convirtiéndose en los grande ligas 25 y 26 de Cuba. Eso sin contar la constelación que jugaba en las Ligas Negras, donde militaba Martón DiHigo considerado el mejor peloteros de todos los tiempos. … ¡Y sus torneos “amateurs”, mucho más importantes que el deporte profesional!
Estos cubanos, “amateurs” colocaban en la lomita a lanzadores como Rodolfo Fernández, quien en el Estadio La Tropical de La Habana se dio el lujo de dominar desde la lomita a Gigantes de Nueva York y Dodgers de Brooklyn.
Entonces, sí era una cuestión de honor para los cubanos vencer a Venezuela, y, sobre todo, derrotar al Chino Canónico que ya en el torneo había dominado a la selección de Cuba ( 4 x 1), como lo había hecho con Puerto rico (12 x 1), México (5 x 2) y Panamá (4 x 1).

LA RADIO Y LA INFLEXIÓN

Venezuela en 1941 aún llevaba en las hombreras el polvo de la terrible dictadura de Juan Vicente Gómez. Era un pueblote que salía de la Edad de las Tinieblas, y como algunos han señalado con acierto los venezolanos recién nos despertábamos al alba del Siglo XX. Hombres de avanzada, como Jesús Corao y Abelardo Raidi, se atrevieron emprender la aventura de la participación de la Serie Mundial en Cuba, contando con la complicidad de Herman “Chiquitín” Ettedgui quien en 1940 estaba en La Habana, participando en la Conferencia de Cancilleres. Aunque “Chiquitín” no estaba autorizado a comprometer a Venezuela en III Mundial de Beisbol Amateur, se arriesgó. Los cubanos felices inscribieron a Venezuela en el torneo, y en Caracas la noticia fue respaldada por el gobierno. Corao, con influencia en el gobierno de Isaías Medina Angarita y Abelardo Raidi, con el Circuito Morales y Raidi, del que era socio el tío de Abelardo, comenzaron acciones importantes. Se hizo una campaña popular para la recaudación de fondos para el viaje, ya que el doctor Uslar Pietri, a la sazón Ministro del Interior, se había opuesto a sufragarle los gastos a la selección de Venezuela restándole importancia al deporte.
Al año siguiente se celebró el IV Mundial de Beisbol, y gracias a la buena actuación de los venezolanos en 1940 el viaje se organizó desde muy temprano. Los juegos se retransmitían y recreaban desde La tropical de La Habana, donde narraban y comentaban los partidos para emisoras de Cuba Manolo de la Reguera, -célebre por aquello del “fatídico 222”. y en los comentarios Pedro Galiana, quien sería en un futuro cercano el padrino de Felo Ramírez en las transmisiones del beisbol.
Aunque Pancho Pepe Cróquer había viajado a La Habana para seguir el campeonato de 1941, no transmitió. Junto a Cróquer, entre los periodistas que fueron a Cuba estaban “Morrocofin”, hermano de Miguel Otero Silva y Abelardo Raidi quien había ido en calidad de Jefe de la Delegación de Venezuela. Los juegos se recreaban, y a pesar de lo primitivo de las comunicaciones se enlazaban las estaciones de La Habana por vía telefónica con los narradores en Venezuela. Aquellos relatos de cada uno de los partidos que llevaron a Venezuela al Campeonato Mundial fueron históricos y fueron transmitidos por Henrique Vera Fortique, Pablo Morales y Oscar Prieto, el miembro del Salón de la Fama “Negro Prieto”.
La Radio comunicó a los venezolanos al transmitir una experiencia no vivida, un triunfo absoluto a nivel internacional que le dio al la nación algo que había tenido pero que la humillación de gobiernos autócrata le había quitado: un perfil y la autoestima.
Lo logró La Radio con el mensaje, y desde entonces a la fecha ha sido La Radio el gran comunicador para los venezolanos,

LOS PRIMEROS

Aunque fuimos de los primeros en transmitir programas de radio con regularidad a partir de 1926 a través de AYRE, una emisora fue instalada cerca de la esquina de El Tejar, con torres ubicadas en los corrales de la Plaza de Toros Nuevo Circo, La Radio funcionaba por subscripciones de aquellos que les alquilaban a Arturo Santana y Roberto Sholtz. Santana y Sholtz fueron los promotores del medio, y recurrieron al apoyo de José Vicente Gómez, hijo del general Juan Vicente Gómez, ya que el general no veía con buenos ojos eso de tanta palabrería por tan distintos rincones, pues aparecieron en el mercado pequeños receptores, los llamados "Radios de Galena", que contribuyeron a popularizar los programas iniciales.
Los primeros animadores fueron Rafael Guinand y Alfredo Möller, y hasta con una orquesta dirigida por Pedro Elías Gutiérrez, el autor de Alma Llanera.
Por razones económicas y presiones de índole política, esta emisora tuvo muy corta vida.
¿Están sentenciados, con las mismas razones que tuvo la tiranía de Juan Vicente Gómez, los medios de comunicación en Venezuela?

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