Cubanos que han petenecido al Cllub Leondes del Caracas Caracas
Martín DiHigo, primer manager del Club Leones del Caracas
“Si no sabemos dónde vamos terminaremos en cualquier otro lugar”
YOGI BERRA
"Ese que ves ahí es el mejor pelotero de la historia". Humberto Lazo apuntó al cajón del coach de tercera, y señaló a Martín Dihigo, primer cubano en vestir la franela a rayas del Caracas.
A mi querido amigo Jesús Eduardo Lizarraga
Desde muy temprano, lo mismo que cuando íbamos al estadio de San Agustín para la doble tanda matinal de los domingos, mi tío Humberto Lazo, furibundo “varguista” nos llevó al primer desafío entre Caracas y Magallanes en el estadio Universitario.
Aún siento el golpe de la fresca brisa en la cara de aquella mañana de octubre del 52; y como, siempre antes de estos clásicos de la pelota venezolana, los graderíos echaban chispas, abarrotados y apasionantes.
En la época del Cerveza Caracas era frecuente llegar temprano al Estadio San Agustín, para esperar debajo de la tribuna la llegada del autobús, en el que los peloteros iban al parque de pelota. Recuerdo aún el ruido de los spikes resbalar sobre el cemento del piso. Los americanos del Vargas y del Venezuela se destacaban. Mirábamos con odio a los “verdugos” del Magallanes, en especial al detestable Jim Pendleton, y aquellos lanzadores que dominaban “nuestra pelota” Johnny “Cara de Cuchillo” Hetki y Melvin “Sudo Frío “Hines.
Era diferente, cuando llegaba el Cervecería.
Los muchachos de aquella época éramos capaces de recitar de memoria el zoológico del equipo cervecero: “El Carrao” Bracho, “El Mono Zuloaga, “El Ovejo” Finol, “Dumbo” Fernández, “El Brujo” Bracho, “El Camello” Bríñez, “El Conejo” Fonseca ... Eran los héroes victoriosos en varias batallas ante los cubanos.
Sentados en los bancos de la línea de tercera, territorio caraquista. El escenario es otro. Era el Universitario Joya de un perfecto acabado en obra limpia, con un diamante esmeraldino en el que late a ritmo acelerado, y en plenitud de vida, el corazón del béisbol venezolano. La iluminación y el sonido de los parlantes, llamó la atención a los comentaristas, que no dejaban de agradecer trabajar en aquellas casetas de transmisión. Cajas de vidrio que encerraban tras pulcros cristales al jamás igualado Pancho Pepe Cróquer, y sus carnales Crespo Varona y Víctor Saume en los comentarios y comerciales. Musiú de Lacavalerie, Abelardo Raidi, Omar Lares, René Estéves, Temístocles Meléndes... El eco del sonido del choque de la blanca esfera con el madero, rebotaba hasta por el techo del estadio, se esparcía por todos los rincones y se metía dentro del pecho de cada fanático que estrenaba emociones. El parque universitario había sido inaugurado en diciembre de 1951 con el torneo de los Juegos Deportivos Bolivarianos, con la hazaña de Blas Rodríguez, que dejó sin hits y carreras a la novena de Colombia.
Aquella soleada mañana dominical, se estrenaba el clásico de la pelota venezolana, Caracas – Magallanes, en el parque de Los Chaguaramos.
Magallanes dominó al Caracas con John Makinson en la lomita y un rally de nueve carreras en el décimo tercer episodio, frente al ebánico Johosie Heard. Caracas no heredó el “puros criollos” del Cervecería, que en diciembre de 1951 había reforzado la nómina con los norteamericanos Morris Mozzali, Dick Whitman y Lester Fusselman; pero sí heredó la fanaticada, con todas sus “caras bonitas” y la apasionada entrega de los caraquistas. Había muerto una época grande de la pelota venezolana, que había crecido con la gloria de la victoria en La Habana en 1941, además de vencerlos en otros Campeonatos Mundiales, realizados aquí, en el Cerveza Caracas de San Agustín.
Cuba era una auténtica potencia
La mayoría de aquellos “Héroes del 41” vistió más tarde el orgulloso uniforme rayado del Cervecería – ahora “caraquistas”.
Cuba era una medida para la jerarquía de nuestro béisbol, porque la pelota lleva sangre cubana en sus costuras, y porque el béisbol fue sembrado en Cuba casi al mismo tiempo que en los Estados Unidos, ya que cuando Cartwright fundó las reglas del béisbol y el equipo Kickerboker, los marineros del puerto de Nueva York se transformaron en los evangelistas la buena nueva deportiva, y fue la isla de Cuba el primer territorio en el que introdujeron con arrolladora pasión el juego de pelota. Los norteamericanos encontraron en los cubanos los feligreses ideales para la nueva religión deportiva, por su disposición innata para el béisbol.
El 27 de diciembre de 1874 es la fecha oficial que los historiadores dan como cierta, para oficializar la partida de nacimiento del béisbol en Cuba. Ese día las novenas Habana y Matanzas se enfrentaron en el Palmar de Junco. Sin embargo parece que antes se habían realizado algunos desafíos en la isla. Tal vez en 1865 ó 1866, se había jugado pelota en el Vedado habanero y en Matanzas. Como ocurrió en Venezuela, en Maracaibo con mayor exactitud, como ha reseñado con generosa amplitud el historiador Javier González, donde fue introducido el beisbol por jóvenes estudiantes llegados de Estados Unidos y por marinos que visitaban el puerto matancero. El juego realizado en el Palmar fue, eso sí, el primer juego oficial divulgado.
El béisbol en Cuba ha sido a través del tiempo muy distinto al de Venezuela, Panamá, México, Puerto Rico, o al de la República Dominicana. La diferencia está en la actitud de sus peloteros, quienes juegan “a lo cubano”. Es decir, se divierten y gozan jugando pelota. Lo hacían antes de la revolución, y lo hacen ahora en la revolución. Lo harán siempre por que por las venas del béisbol llevan mucho del dulzor de la caña de azúcar cubana.
Roberto González Echevarría (The Pride of Havana. A History of Cuban Baseball. Oxford University Presse, 1999), señala que "aun cuando Cuba rechazó la influencia americana, logró afirmarse ella misma al adoptar este deporte".
Uno de los primeros símbolos del béisbol cubano fue Adolfo Luque. Una leyenda de los años 30. Cuentan que llegaba al estadio con un tabaco en la boca, vestido con una guayabera y un sombrero de carey. Carácter violento y fama de “fajador”, Luque fue lanzador de los Cincinnati Reds antes de regresar a Cuba, donde marcó toda una época con talento y picardía. La picardía es uno de los secretos de ese "béisbol a lo cubano" que ha logrado imponerse en el mundo. La picardía en los cubanos es innata: son pícaros, rápidos y técnicos, son lo que en Venezuela llamamos “Caribes”. El béisbol cubano es la más depurada expresión del la “pelota caribe”. En Japón y Taiwán juegan una pelota noble y pura, los americanos juegan un poco como máquinas. La picardía no se enseña, el latinoamericano nace con ella.
Habíamos madrugado para ver el primer choque ante “los eternos rivales”. Martín Dihigo se estrenaba como manager del Caracas, y el equipo estrenaba nombre y con él la historia. Atrás quedaron muchas páginas escritas con tinta de emoción, pero, por delante, estaba por imprimirse la historia grande del béisbol capitalino.
Hablamos del octubre de 1952, hace ya 57 años que los Lleones le confiaron el timón a uno de los más grandes peloteros de todos los tiempos que haya dado el beisbol, “El Inmortal” Martín Dihigo. Fue este señor del béisbol, el primer pelotero cubano en vestir el uniforme del Caracas, el primero de un póker de managers, que le dio al equipo capitalino muchos de sus momentos más emocionantes en su medio siglo de vida y el primero de los cubanos que vestiría la franela caraquista en su historia.
MANAGERS CUBANOS
QUE HAN DIRIGIDO AL CARACAS
MARTÍN DIHIGO
Nació en un ingenio azucarero, Cidra, y creció en Pueblo Nuevo, Matanzas. Lo tuvo todo para ser grande en el béisbol: poder, velocidad y elegancia. Le sobraron talento y condiciones para jugar en cualquier posición, aunque se concentró como lanzador y bateador. Fue líder bate y campeón pitcher en una misma temporada, en dos oportunidades. Una en Cuba, con el Santa Clara de 1936, cuando fue manager campeón, mejor lanzador y líder bate; y otra en México. También fue campeón como manager con Tigres de Marianao en 1937. En los Estados Unidos se destacó por sus condiciones en las Ligas Negras, y por sus méritos le recuerdan en el Salón de la Fama de Cooperstown, sin haber vestido uniforme de la MLB. Martín Dihigo tuvo mucho sentido del humor, buen gusto en el vestir y fue conversador muy grato y ameno. Estas cualidades le abrieron paso como comentarista de radio, siendo el primer pelotero cubano en ponerse delante de un micrófono como profesional. Su trascendencia entre la gente era tal, que la Revolución de Cuba lo nombró ministro de Deportes y al fallecer fue sepultado como un héroe nacional el 20 de mayo de 1971.
La temporada que “El Maestro” Martín Dihigo fue manager del Caracas, condujo a los Leones al título con Dick Starr en la lomita, y la llave de Carrasquelito y Pompeyo (Davalillo) en el infield.
REGINO OTERO
Como pelotero se destacó como el inicialista más elegante, y de mejores condiciones que haya existido en la pelota cubana. Aunque el talento de este habanero superaba los estirones en la almohadilla inicial. Fue un estratega consumado, y con Regino el Caracas vivió momentos brillantes y vibrantes. Nació en La Habana el siete de septiembre de 1905. Cienfuegos le abrió el camino en el infield, cuando Phil Cavaretta tuvo que pasar a la lista de incapacitados por lesión. Un gran jugador a la defensiva, pero flojito al bate. Como manager comenzó en Cuba, siguió en grandes ligas con Cincinnati como coach y manager en la Liga del Pacífico. Regino Otero ha sido el manager que por más temporadas ha conducido a Leones del Caracas, desde 1961–62, cuando debutó, hasta la temporada de 1968–69 inclusive, hacen ocho años muy importantes en la historia del club. Cuando Regino vistió por primera vez la franela del Caracas, traía ya la experiencia de tres campeonatos con Industriales de Valencia. Ese año comenzó “la era” Regino Otero, con un campeonato que liquidó en cinco juegos a Oriente. Otero le dio al Caracas los títulos en 63–64, 66–67, y 67–68. Murió en Florida, Hialeah, 21 de octubre de 1988.
REINALDO CORDEIRO
Con un pescuezo larguísimo, ojos claros y tez bronceada, lucía cual pelícano cuando iba, elegante y parsimonioso, hacia el montículo a darle instrucciones a los lanzadores. Nació líder y estratega, y por ello Reinaldo Cordeiro no tuvo necesidad de justificarse en el terreno de juego. Fue un científico de la conducción, y podríamos decir que nació manager, aunque tuvo una breve pasantía como receptor en la pelota amateur cubana, con las novenas de los clubes de la Policía, en 1929; Círculo de Artesanos de San Antonio de los Baños, en los campeonatos de 1931 y de 1932; y con el Fortuna, su equipo desde 1933 a 1937. Con el Fortuna fue catcher y manager, despuntando como conductor fue contratado por el vedado tennis Club y la Selección de Cuba de 1940 y de 1942. En la temporada de 1944–1945, fue manager campeón con el Almendares. Antes, en 1938, fue coach de León Rojas en la selección de Cuba, junto a Narciso Picazo en aquel equipazo que contaba entre sus endiablados serpentineros a Agapito Mayor, el “Potrerillo” Sandalio Consuegra y a Natilla Jiménez, -aquel que anunciaban como “algo más que un pitcher”-, formados, precisamente, por Reinaldo Cordeiro.
Cordeiro fue manager del Caracas en las temporadas de 1958–1959, y la de 1959–1960. No concluyó la campaña interligas de 1960, ya que por motivos de salud tuvo que regresar a La Habana. El catcher Charlie Thompson, recomendado de Cordeiro, se encargó del equipo.
TONY PACHECO
Luego de siete años como manager en las ligas menores, Tony Pacheco sustituyó a Napoleón Reyes en el equipo de Bobby Maduro, Los Cuban Sugar Kings, en la Liga Internacional Triple A. Un equipo, con un lema: un paso más y llegamos”. Estaban en el camino a la franquicia de las grandes ligas. Pues bien, Tony Pacheco era un manager nato, con vasta experiencia en México, Cuba y el estado de la Florida. La Revolución Cubana le instó a hacer las maletas e irse de la isla, a trabajar de lo que fuera. Estando en Palaka, Florida, varios equipos de las mayores solicitaron sus servicios como scout internacional. Primero lo hizo en la organización de Colt ´45, en 1966. Más tarde fue manager de Astros en la Southern League, en Bismark, Dakota del Norte. Hasta 1973 fue manager de ligas menores en la organización de Astros de Houston. Manager de San Antonio, de la organización de los Indios de Cleveland, equipo con el que conquistó el cetro de la dura Liga de Texas. Pacheco fue manager del Caracas durante las temporadas de 1973–1974 y de 1974–1975.
CUBANOS QUE HAN JUGADO
CON LEONES DEL CARACAS
· Patricio Quintana, Infielder. 1958 – 59; 1961 – 62 (Nacionalizado venezolano)
· José Azcue, Catcher. 1961 – 1962
· Aurelio Monteagudo, Lanzador. 1963 – 1964, hasta la temporada 1967 – 1968 (Nacionalizado venezolano)
· Orlando Peña, Lanzador. 1963 – 1964 y 1966 – 1967
· Hilario Valdespino, Jardinero. 1963 – 1964
· José Ramón López, Lanzador. 1964 – 1965
· José Tartabull, Jardinero. 1964 – 1965 hasta la temporada de 1968 – 1969
· Paulino Casanova, Catcher. 1966 - 1967
· Dagoberto Campaneris, Paracorto, 1965 – 1966 hasta la temporada de 1972 – 1973
· Diego Seguí, Lanzador. 1966 – 1967 hasta la temporada de 1974 – 1975
· Luis Tiant, Lanzador. 1966 – 1967 y 1970 – 1971
· Roberto “Musulungo” Herrera. Catcher. 1967 – 1968 hasta la temporada de 1970 – 1971.
· Octavio “Cookie” Rojas, Segunda base. 1967 Y 1968 Y 1970 – 1971.
· Hiraldo Ruiz, tercera base. 1968 – 1969.
· Camilo Pascual, Lanzador. 1970 – 1971
· Carlos Alfonzo, Lanzador. 1972 – 1973.
· José Martínez, Infielder. 1973 – 1974.
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