Fue nuestra consigna cuando surgió en el corazón urbano de Caracas aquella hermosa marcha desnuda de las tradicionales consignas de la política tradicional y que exigió respeto para los derechos fundamentales del hombre civilizado.
¡Qué vivan los Estudiantes!
Vuelve a ser nuestra consigna, en los momentos más difíciles que vive la nación: la víspera de convertirnos constitucionalmente en un país socialista y a las puertas de formar parte del club de naciones que tienen como paradigma el gobierno de Cuba.
Sí, ¡Que vivan! Aunque el presidente de la República se haya propuesto provocar la violencia a toda costa para lograr la sovietización de la nación venezolana. Aunque las hordas cubanófilas, calcando la conducta del fidelismo, evadan el debate, eviten el diálogo, provoque la agresión, la intransigencia y la intolerancia.
Los defensores de la reforma inviable han llegado al extremo de irrespetar la historia digna de Venezuela, encarnada en un gran hombre y un venezolano ejemplar, Pompeyo Márquez. Fanáticos de un modelo rechazado por la nación venezolana, quienes con su conducta confirman que el Ministro de la Defensa, cuando pide calma u respeto a la disidencia es parte del doble discurso del régimen militar.
¡Que vivan los Estudiantes!
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