SIN PARALELO 8 de julio 2007
RAMONCITO ARIAS
Y te vas recto, reto
¿Cómo el río a la mar?
A la mar de la muerte
Tus alamares van.
Gerardo Diego
MURIÓ como muere cualquier hijo de vecino el pequeño Ramón Arias, un carismático boxeador que fue capaz de reunir en atención y sentimientos a la mayoría de los venezolanos el 19 de abril de 1958, sobre un ring en el Nuevo Circo, cuando frente al argentino Pascual Pérez fue el primer venezolano en disputar una pelea por el campeonato del mundo. Seis meses antes, en el mismo escenario, Marcos Pérez Jiménez que se proyectaba como “presidente vitalicio” de la nación venezolana le fue a ver en uno de sus combates. Sin embargo, seis meses más tarde, aquella pelea con el argentino despertó la patriotería, y el pueblo hizo del cabimero un ídolo contagioso en un momento que el país se dividía en odios políticos y necesitaba con urgencia un icono. Ramoncito vivía levitado, y el inexorable tiempo lo enterró hasta los hombros hasta morir injustamente ignorado. El promotor del programa fue el recordado Rafito Cedeño, topógrafo de la carrera del ídol.
Ramoncito murió el pasado 18 de junio, hace cosa de un mes, en su amado Maracaibo. Tenía 71 años de edad y había nacido en Cabimas, en el campo petrolero de la Creole de La Salina donde su padre, mecánico de motores, trabajaba en el Lote 66. Vino al mundo en 1936, recién muerto el general Juan Vicente Gómez, y subió al ring en 1958, recién caído el general Pérez Jiménez.
La vida de los venezolanos siempre signada por el “8” y por los militares. ¡Qué cosa!
Aquella pelea ante Pascual Pérez, argentino medalla de oro en los Olímpicos de 1948, es un hito en la historia deportiva nacional. El pequeño cabinero cubrió el trayecto de los 15 asaltos, y si bien no pudo derrotar al Campeón Mosca del Mundo, sí le dio batalla durante los seis capítulos iniciales. La pelea fue muy emotiva, y pareja hasta el sexto round. Pascual Pérez había caído en el segundo asalto, pero a partir del sexto fue un “one side” favorable al sureño, cuando con un bestial derechazo le apagó las pilas al zuliano. Cuenta Juancito Medina, entrenador de Ramoncito, que Arias se mantuvo de pie gracias a su coraje y amor propio. Otro capítulo vibrante en la vida de nuestro más carismático boxeador fue la pelea ante el brasileño Edder Joffre en 1961, por el título Gallo. Joffre noqueó a Ramoncito en el séptimo round, en una pelea a sangre y fuego. Arias aumentó de peso en más de diez libras -¡una barbaridad! -, y sin embargo se fajó a morir con el gran campeón amazónico.
Cuenta el Doctor José Domingo Martínez Morales, Médico Traumatólogo, eminencia en Medicina Deportiva a quien consultan profesionales consagrados y estrellas de otras latitudes, cuenta que Ramoncito Arias antes de su pelea con Ben Alí, “que tenía diarrea. No puedo hacer nada –relata Martínez Morales-, si te doy algún medicamento te vas a atontar. Lo único es darte agua con limón y ver qué pasa. No te preocupes que me quedo contigo’. Así subió al ring y se ganó a Alí de puro guapo”. Los caraqueños recordamos aquellas peleas de Ramoncito Memo Diez, Dommy Ursúa, Ben Alí, y las memorables con su tocayo y hermano de crianza Ramón Calatayud. Lo venció ¡cuatro veces! Al “chino” Iwanoto le ganó dos, a Ben Alí otras dos oportunidades y dos veces a Larry Pineda. El talento de Ramoncito lo demostró cuando se enfrentó al avezado Pascual Pérez, pues Arias apenas había subido en nueve oportunidades a un ring antes de aspirar a la corona mundial.
Su récord profesional terminó sin ser una estadística impresionante, ya que al final se subiría al ensogado “para buscar la arepa” para la casa”: 26 victorias, 19 derrotas y dos empates. Lo que no se vale es que un ídolo como Ramoncito, un valor deportivo de su jerarquía, se haya ido en la penumbra de la indiferencia. ¡Es que Ramóncito fue un grande en la vida de muchos de nosotros!
OooOOOooo
LA SIEMBRA DEL FÚTBOL. Ya Nicolás Leoz, presidente de Conmebol, dijo que “Venezuela estaría capacitada para organizar en Mundial del 2014. ¿Falta mucho? ¡Nada! Lo que si está aprobado es un Mundial Sub15 en Maracaibo y sembrados los nueve estadios del fútbol nacional, siendo el Olímpico de la UCV según las exigencias en el aforo de FIFA y Conmebol el único no reglamentario de nuestros grandes escenarios. Detrás de todo esto está lo que podemos llamar la siembra y cosecha del fútbol. Estamos seguros que después de Copa América subirá en temperatura “la fiebre” del fútbol con sus consecuencias: mejores hinchas, mejores jugadores y un mejor ambiente para el deporte.
LA PRESENCIA venezolana en el Juego de Estrellas el 10 de julio en San Francisco es tan importante como lo es el beisbol para los venezolanos. Magglio Ordóñez, en su año espectacular, será uno de los tres jardineros que abrirán por la Liga Americana, como reservas Miguel Cabrera (Florida), Carlos Guillén (Detroit), Víctor Martínez (Cleveland), Francisco Rodríguez (Los Angeles) y Johan Santana (Minnesota). Ordóñez impuso un récord de votos para un venezolano, ya que terminó con dos millones 715 mil 389 boletas, detrás de Vladimir Guerrero (3.151.387) y por encima de Ichiro Suzuki (2.341.409). Es la primera vez que el coriano obtiene tal distinción, ya que sus anteriores cinco participaciones en el All-Star (1999, 2000, 2001, 2003 y 2006) habían sido como sustituto de banco. El falconiano se convierte en el octavo venezolano en iniciar un Juego de Estrellas. Los otros fueron Bob Abreu (2005), Luis Aparicio (1958, 1959 [2], 1961, 1962 [2], 1970, 1971), Alfonso "Chico" Carrasquel (1951, 1953, 1954), David Concepción (1975, 1976, 1977, 1981, 1982), Víctor Davalillo (1965), Andrés Galarraga (2000) y Jesús Marcano Trillo (1982
DE VILMA ESPÍN, primera dama de Cuba, se escribió mucho a raíz de su muerte en La Habana, pero nada se ha dicho de su hermana Nilsa, de quien Guillermo Cabrera Infante en el capítulo titulado “Entre la historia y la nada (Notas sobre una ideología del suicidio)” de su libro Mea Cuba (1992) cuenta los grandes contrastes con su hermana. Narra Infante que las Espín, como los castros, pertenecían a la alta burguesía de la provincia de Oriente. Ellas a la burguesía urbana, ellos a la burguesía rural. Vilma, cima de la educación de la burguesía cubana, había hecho estudios en un exclusivo colegio americano, Bryn Mawr o Vassar. Su fotografía de bella cubana con una gardenia al pelo negro se publicó en la portada de Life y recorrió el mundo como la imagen de la belleza guerrillera; pero Vilma era una advenediza, que por pura casualidad había servido de mensajera entre Frank País en Santiago y Raúl Castro en su montaña. Quien sí tenía una larga historia insurreccional en Santiago era su hermana Nilsa, más modesta, menos fotogénica, incapaz de colgarse una flor al pelo. Cuando triunfó la Revolución, Nilsa también se casó, pero escogió como compañero eterno a un oscuro rebelde sin nombre. Nada de comandantes o líderes carismáticos o jefes de la Revolución para ella. Su nombre nunca salió en ningún periódico, nacional o internacional, mucho menos apareció su fotografía en ninguna parte de Life, ni siquiera en Life en español. Él parecía vagamente un revolucionario ruso con su barba profusa y el pelo hirsuto en desorden. Era una suerte de Trotsky cubano -peligroso parecido- y trabajaba en la reforma agraria en Pinar del Río. Allí, siempre crítico, encontró oposiciones inesperadas, o esperables de haber sido menos idealista. Un día de 1969 se pegó un tiro en la sien, para asombro de todos menos de Raúl Castro. Cuando Nilsa se enteró en La Habana, estando en el despacho de Raúl Castro, se encerró en el baño sin aspavientos, sacó su pistola y se dio un tiro en la sien. Raúl Castro tampoco se asombró esta vez. Luego se supo que ambos consortes tenían un pacto suicida hecho en secreto. El gobierno revolucionario, con control total de la prensa, la radio y la televisión, y las agencias de noticias bajo censura, no difundió la noticia. En cuanto a Life, no iba a publicar la foto de la otra Espín: fea, fracasada, con un coágulo de sangre al pelo, roja gardenia atroz. Privadamente se comentó que se sabía hacía rato que la pareja estaba desilusionada con el régimen y con la revolución. Vilma Espín nunca explicó nada a nadie.
LAS NUEVAS 7 MARAVILLAS fueron develadas anoche en Lisboa, en el Estadio La Luz, los nombres de los monumentos más admirados y votados en el mundo los diez favoritos eran la Acrópolis de Atenas, la pirámide de Chichén Itzá (México), el Coliseo de Roma, la torre Eiffel de París, la Gran Muralla china, Machu Picchu (Perú), la ciudad de Petra (Jordania), los moais de la isla de Pascua (Chile), el Cristo Redentor carioca (Brasil) y el Taj Mahal (India). En la lista de los monumentos con más opciones faltaban candidatos como la Alhambra de Granada. Las nuevas maravillas se sumarán a la única de las que originalmente tuvieron esa calificación en el mundo antiguo y aún sigue en pie, las pirámides de Gizeh.
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LIBROS
Hoy quiero referirme a una compilación de artículos de la prensa deportiva norteamericana, recopilados por David Halberstam y que llega a mis manos gracias a la generosidad de mi buen amigo Rafael Chavero Gazdik. Su título en inglés es The Best American Sports Wrinting Of The Century (Los mejores artículos deportivos de los deportes americanos en el siglo) Editado por Houghtn, 770 páginas. Entre todos, todos muy buenos, me atrevo tomar como ejemplo el maravilloso reportaje de Tom Wolfe The Las American Hero, publicado en Esquire en 1965. Wolfe, uno de los padres del periodismo moderno que relata la leyenda de Junior Boy, un corredor de autos “mecánica nacional” cuya actuación relata Wolf envuelta en todo lo que alimenta la heroicidad mercantil del deporte aficionado norteamericano. Algunas de las firmas que se reúnen en este ciclópeo trabajo son, por ejemplo, Grantland Rice, Dick Young y el gran Red Smith testigo y especie de notario de los acontecimientos comprendidos en los decenios del cincuenta y sesenta en el beisbol de grandes ligas.
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