LA CORRUPCION Y LAS PROMESAS
por Víctor José López
Hugo Chávez cuando fue candidato presidencial, ancló el mensaje de su campaña en una declaración de guerra a la corrupción. Sembró esperanzas e ilusiones, en una nación asqueada por los engaños y la fetidez de una clase política podrida y corrompida. Hoy el escándalo de las entradas para los juegos de la Copa América de Fútbol Venezuela 2007, involucra directa y abiertamente al pueblo desamparado, sujeto burlado por un affaire que salpica gobernadores y alcaldes afectos al régimen, aparentemente blindados por sus cuatro esquinas. Funcionarios y empresarios amigos del régimen han convertido el sueño de un pueblo en un sainete. El presidente Chávez no debe sentirse muy cómodo; pero, si no le busca pronta respuesta, se va a sentir mucho más incómodo. El sainete protagonizado entre De Lujo Promociones y el Indecu, no logra tapar la hediondez del timo que convierte en víctima a inocente a la gente, quienes desamparados y a merced de supuestos estafadores creyeron que eran convidados a participar en la fiesta del fútbol de la Copa América. Las denuncias y las investigaciones no caminan, están estáticas. Sin embargo impresiona la velocidad con la que el Indecu actúa contra las instituciones de educación privada. Son las contradicciones que saltan al camino de un proceso incoherente. al que llaman revolucionario. Todo es una entelequia, que cada día está más lejos de aquella ilusión que formó filas frente al monstruo de las mil cabezas de la corrupción. Es como el discurso del presidente a los estudiantes universitarios, que pretende borrar de la mente de muchachos la ilusión de comprarse un carrito cuando se gradúen. Chávez les dice: “eso -pensar en una vida mejor lograda gracias a la preparación y los estudios - es malo”. Y mientras Chávez siembra la semilla fundamentalista de “ser rico es malo”, a los cadetes de la Academia Militar, a los militares, les facilita la compra de sus carritos iraníes. . ¡Qué de cosas! ¿No?
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