El acta de defunción de Juan Guaidó como presidente encargado dibuja un nuevo panorama político en Venezuela con incluso más incertidumbres que en el pasado. Firmada por 72 diputados opositores que le apoyaron en los cuatro años de desafío a la dictadura de Nicolás Maduro, el final del gobierno interino será confirmado la semana que viene, en vísperas de un 2023 que será fundamentalmente electoral. Las primarias opositoras, que tanto han pesado en el vuelco parlamentario, y la precampaña que ya vive Maduro de cara a las presidenciales de 2024 centrarán los ojos del mundo mientras el país continúa aplastado por el derrumbe socioeconómico y por la mayor diáspora de su Historia. El presidente pueblo tiene dos planes: el primero, ganar unas elecciones que no sean rechazadas por el planeta. Pero si no es reconocido, también tiene plan B: sobrevivir al precio que sea.
"Quiera Dios que quienes han creado este conflicto absurdo no tengan motivos para arrepentirse". La cita no es del defenestrado Juan Guaidó, aunque lo parezca. Corresponde a Carlos Andrés Pérez, quien fuera presidente durante dos mandatos y que también cayó víctima de sus compañeros y de sus propios errores. Lo que llegó después todavía lo escribe la Historia con sus renglones más torcidos, uno de los peores capítulos en dos siglos de independencia en el continente: Hugo Chávez, la revolución bolivariana, Nicolás Maduro, la dictadura chavista y la peor debacle socioeconómica, inimaginable en el país con mayores reservas petroleras del planeta.
La nueva mayoría opositora decidió dar por terminada la presidencia encargada de Guaidó tras cuatro años de desafío contra Maduro, con lo que se abre un nuevo tiempo político para el país criollo. El reforzamiento del "presidente pueblo" de cara a las presidenciales de 2024 y las primarias que disputará la oposición en junio del año que viene se vislumbran como los grandes acontecimientos políticos del 2023, en el que de nuevo la economía y el éxodo, que ha superado con creces los siete millones de emigrantes, volverán a marcar sobremanera el día a día de sus gentes.
EL MAYOR DESAFÍO OPOSITOR EN DÉCADAS
El gran ganador de las diferencias internas en la oposición vuelve a ser el de siempre, el chavismo. "Desconectados, desenfocados, inmersos en peleas cainitas, mientras nuestro pueblo arruinado, postrado, íngrimo y sólo ante la maquinaría destructiva, pierde toda esperanza. ¡Ya basta!", protestó Andrés Caleca, antiguo presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE) y uno de los referentes morales de la oposición.
A la eliminación de la presidencia encargada, el mayor desafío opositor en más de dos décadas de revolución, le queda todavía un segundo debate parlamentario, que precisará cuál es el mecanismo que la sustituye. Demasiados interrogantes quedan abiertos, como ha expresado el mismo Juan Guaidó, más allá de si el chavismo llevará a cabo sus múltiples amenazas de encarcelamiento durante sus cuatro años al frente de la Asamblea Nacional (AN) legítima y del gobierno interino. Desde qué ocurrirá con los 40.000 millones de dólares congelados en el exterior, sobre todo en EEUU, hasta si el Parlamento democrático perderá su sillón en la Organización de Estados Americanos (OEA). Desde qué pasará con los países que no reconocen a Maduro tras el fraude electoral de 2018 hasta dónde llegarán las negociaciones de México, en las que la oposición está representada por la Plataforma Unitaria.
"En los primeros meses del año habrá mucha expectativa internacional sobre la posibilidad de avances concretos en el proceso de negociación en México. En el segundo semestre, la mayor parte de la atención de los países occidentales será ver cómo se desarrolla el proceso de primarias de la oposición. Mientras tanto, el gobierno de Maduro seguirá buscando concretar avances para recuperar su legitimidad internacional y ver cuáles negocios puede concretar para que la economía venezolana no decaiga y llegar a 2024 con un presupuesto bastante amplio para asegurar la victoria en las presidenciales", avizora para EL MUNDO el internacionalista Mariano de Alba, asesor senior del Crisis Group.
Las presidenciales de 2024 explican buena parte del terremoto interno de la oposición. "Maduro está explorando, con seriedad, hacer unas elecciones lo más limpias posibles, al menos con un estándar que le permita decir al mundo que es un presidente legítimo, para regresar al concurso de naciones. Y para ello son necesarias determinadas circunstancias, entre ellas la división de la oposición, los alacranes (partidos colaboracionistas) con esteroides, etc. Pero si no lo logra, si EEUU, la UE y Noruega siguen deslegitimando las elecciones, ya trabaja en el plan B de supervivencia en aislamiento. Por eso, 2023 será un año plenamente electoral", adelanta para EL MUNDO el sociólogo Gianni Finco.
Y todo ello cuando en marzo se cumplirán 10 años de la muerte de Chávez y 10 años de la toma del poder por Maduro, quien ha desatado un culto a su personalidad, con el cómic Superbigote incluido, en sus medios de propaganda que ha sustituido al culto semirreligioso delcomandante supremo, que le benefició durante sus primeros años en el Palacio de Miraflores.
Todo indica que Guaidó será el candidato de Voluntad Popular (VP) para las primarias, por lo que a sus rivales no les interesaba que siguiera al frente del gobierno interino. A nadie extrañó que el ex candidato presidencial Henrique Capriles, quien también aspira a serlo de nuevo, liderara el último ataque político contra la presidencia encargada. Ambos, al igual que María Corina Machado o el líder de VP, Leopoldo López, están inhabilitados de momento por la revolución y no podrían ser candidatos si no llega la amnistía de un generoso Maduro.
EL RESCATE DE LA PATRIA GRANDE
"Eliminar el gobierno encargado es una manera de debilitar a Guaidó de cara a las primarias. Se imponen las mezquindades sobre el interés nacional. Creemos en el mito del eterno comienzo, del borrón y cuenta nueva, y así nos va la Historia", añade el analista Enderson Sequera. Como ya ocurriera con Carlos Andrés Pérez.
De esta forma, el lobby internacional creado por Maduro y sus aliados de la segunda marea rosa (gobiernos izquierdistas, populistas y revolucionarios de la Patria Grande) avanzarán en rescate de su legitimidad "y es posible que tenga algunas victorias. Pero mientras sigan vigentes las sanciones de EEUU será difícil que esos avances sean sustantivos para las necesidades de la economía venezolana. También podría recuperar la legitimidad para el manejo de algunos juicios en el extranjero. Pero esos movimientos también tienen sus riesgos porque Venezuela y PDVSA tienen enormes deudas y ahora habrá menos espacio para adjudicar ese problema a la oposición", precisa De Alba.
¿Acabará EEUU por reconocer a Maduro tras perder a su principal aliado en Venezuela? "No lo creo. Para Biden, tanto Maduro como Putin y Ortega son miembros del mismo grupo de autócratas. El asunto es llegar a unos términos que puedan minimizar los costos humanos y políticos. Biden no descarta en un futuro negociar con Putin, a quien considera un genocida", responde a este periódico María Puerta Riera, profesora de gobierno americano en Florida.
Los buenos resultados electorales en las elecciones de medio término han dado por terminada "la amenaza electoral que representaba el gobierno interino venezolano (que contaba con el apoyo del Partido Demócrata y del Partido Republicano) en la política doméstica. Ahora Biden puede tranquilamente tomar decisiones que antes traían consecuencias en electorado del sur de la Florida. Su preferencia es una política incremental, de castigo y recompensa. Una oposición desarticulada y conflictiva solo contribuirá a forzar que Biden busque otras vías para minimizar el impacto regional, sobre todo migratorio, de la crisis venezolana", sentencia Puerta.
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