Es lo que hizo el chavismo en Venezuela: doblegar por la fuerza al Poder Judicial para imponer su voluntad.
El anuncio hecho por PSOE y Podemos de que presentarán una proposición de ley para reformar la composición del CGPJ «en sólo dos meses», sin consenso y al margen del control de los órganos constitucionales representa un ataque sin precedentes a la separación de poderes, piedra angular del Estado de Derecho, y es, en sí mismo, un golpe institucional que quiebra de raíz las reglas del juego democrático. Lo que pretende el Gobierno socialcomunista es saltarse los informes del propio Consejo General del Poder Judicial, del Consejo de Estado y del Consejo Fiscal para rebajar la mayoría de tres quintos de la Cámara necesaria para sacar adelante la renovación de 12 de los 20 miembros del CGPJ. Es decir, Sánchez necesitaría únicamente los votos de los partidos independentistas, nacionalistas y proetarras para tomar al asalto del órgano de los jueces. Después, se repartirían los vocales del Poder Judicial a conveniencia y, controlado el Consejo de los jueces, maniobrar para que el Supremo rechace investigar al vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, por los delitos de revelación de secretos, daños informáticos y denuncia falsa en relación con el «caso Dina-Iglesias».
Un CGPJ afín al Gobierno socialcomunista permitiría a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias intensificar su estrategia de ruptura institucional y de demolición del régimen del 78. Dado que la Justicia se ha erigido en uno de los diques de contención del marco constitucional, el Ejecutivo ha decidido derribar el muro de los jueces a través de un instrumento de dudosa legalidad. Es la forma que los totalitarismos emplean para domeñar a la Justicia y es lo que hizo el chavismo en Venezuela: doblegar por la fuerza al Poder Judicial para imponer su voluntad. PP y Vox recurrirán al Constitucional para tratar de frenar el golpe socialcomunista.
La democracia pasa por sus horas más bajas ante el acoso y derribo de un Gobierno que se ha quitado la careta y lanzado a una estrategia de demolición de las instituciones. Esto va camino de convertirse en un Estado totalitario. Sánchez e Iglesias están en eso.
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