Blog de Víctor José López /Periodista

martes, 14 de enero de 2020

LOS PELIGROS CROMÁTICOS DEL CHAVISMO por Eduardo Soto Álvarez.


El concepto de Peligro Amarillo surge de la desproporción entre las poblaciones de oriente y occidente, evidente incluso antes de las invasiones mongolas de Europa en el siglo XIII.
A principios del siglo XIX, Bonaparte pronunció su famosa Profecía Napoleónica: China es un gigante dormido que cuando despierte sacudirá el mundo. A finales de la misma centuria, el Kaiser Guillermo II acuñó el término Peligro Amarillo y, quizás debido a la particular conexión cafetalera de Los Andes con Alemania, pude escuchar la expresión durante mi niñez en Tovar, por supuesto, sin captar plenamente su significación.
La República Popular China (RPCH), que encarna ahora esa noción, es una cultura milenaria, que ha dado al mundo inventos tan disímiles como la pólvora y la imprenta, la brújula o los fideos; su sentido étnico es acentuado, su pragmatismo agudo, su concepto del tiempo muy particular y sabe administrar con tino su paciencia y su crueldad.
El experimento histórico de la RPCH que estamos presenciando, consiste en transformar la economía del país, en una estructura productiva en función del beneficio, dirigida con criterio empresarial y manteniendo el control político de su colosal población de casi 1.400 millones. La China es un país de más de 9.500.000 de km², pero con poca tierra cultivable y con recursos naturales nunca suficientes para su gran masa poblacional.
La diáspora china es productiva, no pierde sus raíces, no se integra sino se enquista en las sociedades de acogida y sus remesas son una de las principales fuentes de inversión en su país de origen.
Antaño, La Ruta de la Seda, fue uno de los mayores experimentos de comercialización de la historia. Hogaño, en su versión moderna, se hace hincapié en el financiamiento de infraestructura a largo plazo, para consolidar la influencia china a nivel planetario, sobre todo en los países en desarrollo, de los cuales se considera parte.
Frente al mundo industrializados, la carta poderosa es su mercado de más de mil millones de consumidores, que todos tratan de penetrar. Para completar este esbozo de las características del Peligro Amarillo en nuestros días, es potencia nuclear y goza de veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
El pasado primero de octubre, con motivo de la celebración del 70° aniversario de la RPCH, el capo mayor expresó su voluntad de continuar estrechando la Alianza Estratégica Integral China-Venezuela “que tantos beneficios ha dado a nuestros pueblos”. Por lo que a nuestro país respecta, ya se le debe a los chinos alrededor del 25% del PIB, lo cual tiene serias implicaciones de variada índole.
Por su parte, el Peligro Rojo emana de Moscú, pero con la Perestroika y el derrumbe de la URSS, la capacidad de influencia rusa ha mermado. El pueblo ruso ha sido muy sufrido, pasó del feudalismo, al absolutismo zarista y al rigor de los bolcheviques; tampoco ha experimentado la libertad, pero defendiendo la patria su comportamiento ha sido heroico.
Los avatares históricos, no han podido destruir el profundo sentido religioso del pueblo ruso, que carece de vocación comercial, pero mantiene un admirable espíritu artístico, alguna de cuyas manifestaciones son famosas en el mundo entero. No obstante, a los rusos no les tiembla el pulso para recurrir a la violencia, tienen armas nucleares y son los que más han utilizado el veto en la ONU.
Las relaciones entre Rusia y Venezuela, están matizadas por su nostalgia de superpotencia, incluyendo su deseo de ladrarle otra vez en la cueva a Estados Unidos y Cuba ayuda en el intento. La punta de lanza rusa es una gigantesca empresa, con un importante componente de juguetes bélicos, que van desde los fusiles de asalto kalashnikov, hasta los helicópteros y cazabombarderos Sukhoi, los cuales son importantes, por razones varias, para las bayonetas chavistas. Se conoce que existen unos 260 acuerdos de cooperación firmados con Rusia y que la deuda venezolana alcanza varios miles de millones de dólares, pero sin alcanzar el descomunal nivel chino.
El endeudamiento es preocupante, más aún para los acreedores, con un país arrasado por el chavismo que, curiosamente, ellos mismos están ayudando a permanecer en el poder.
El régimen chavista se vanagloria de la cooperación solidaria con las potencias amarilla (mercantilista) y la roja (militarista), cuyas bondades se desdibujan al empezar a cobrarle a un régimen corrupto, inepto y moroso. En tales circunstancias, se hace evidente que tal cooperación, es como la que existe entre el jinete y su cabalgadura, que resquebraja la soberanía del país y potencia la influencia de quienes manejan las riendas.
La finalidad del diálogo político es lograr resultados, pero se ha intentado muchas veces sin llegar a nada. Es el momento de buscar una negociación, pero estableciendo primero el objetivo perseguido pues, dada la experiencia, otra cosa no tendría sentido.
El objetivo no podría ser otro que la salida del chavismo y la recuperación de la democracia, pero lo sensato es negociar con los jinetes, aunque hay quienes todavía se empeñan en dialogar con el caballo, lo que sería un ejercicio injustificable de ninguna utilidad para nuestra causa.
Es bueno repetir, que una negociación internacional entre las potencias capaces de incidir definitivamente en la suerte del chavismo, es clave para complementar el esfuerzo interno y producir la sinergia suficiente para lograr el objetivo trazado.
Este debería ser el foco principal del accionar exterior de la oposición; a veces se tiene la impresión de estar arando en el mar, pero aún resta la esperanza que lo estén haciendo sotto voce.
Eduardo Soto Álvarez.
13/01/2020.

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