Blog de Víctor José López /Periodista

martes, 7 de enero de 2020

DIOS BENDIGA A VENEZUELA Por Orlando Viera Blanco

La opción de una intervención militar [vedette inmerecida de las redes sociales] fue desmitificada. La verdad es una carta al descubierto que por cierto no se anuncia

Termina un 2019 desafiante, esperanzador y cuestionador. Millones de Venezolanos siguen padeciendo la crisis económica y humanitaria más profunda de nuestra historia pero al mismo tiempo persiste la lucha por alcanzar la libertad. Y mantengo más firme que nunca nuestra convicción que unidos lo lograremos. 
Entre mitos y realidades

En enero de 2019 surge un nuevo liderazgo que nadie anticipó. ¿Cómo creer que comenzando el año un joven líder político levantaría de la lona a una Venezuela aletargada y frustrada? ?Quién hubiese pronosticado que Juan Guaidó Márquez se convertiría en Presidente Interino de Venezuela, reconocido por las 60 democracias más importantes del planeta; UK, EEUU, Canadá, Francia y Alemania a la cabeza?. Es un mito creer que la comunidad internacional ha dado de baja a la causa democrática de Venezuela. La realidad es que todos están conscientes que no es una tarea fácil, que el cotejo es muy desigual y que los riesgos que enfrenta el liderazgo disidente son inmensos. 

La opción de una intervención militar [vedette inmerecida de las redes sociales] fue desmitificada. La verdad es una carta al descubierto que por cierto no se anuncia. Sólo pasa después de múltiples supuestos y condicionamientos complejos, diplomáticos, regulatorios y políticos. Sentarse a mediar salidas pacíficas es un mandato tanto de los protocolos de poder como de la historia. Lo que es una quimera es pensar que el vecino nos “hará el favor”. Lo que es falaz es que el cese de la usurpación es únicamente por la fuerza. ¿Quién lo impulse que se ponga al frente? ¿Quién le sigue? Esta sentencia [piedra, plomo y candela] es sumamente peligrosa porque en nuestra cultura política [locus de control externo], la responsabilidad vicaria, el endoso, el házlo tú, resuélvelo tú [con la balas del vecino], es una práctica de delegación que nos inmoviliza. “Ese no es mi problema” es una máxima muy típica de la anomia. Y promover marines de ejércitos ajenos, es deshonesto por mítico...

Es con protesta popular, masiva, descentralizada, organizada, disciplinada y OBEDIENTE, cómo genealógica e históricamente se han logrado los procesos mutación más importantes de la humanidad [Friedrich Nietzsche]. Las transformaciones más significativas de monarquías a poliarquías, de dictaduras a democracias, de tiranías a parlamentarismos liberales, de la guerra a la paz, se lograron más por la "fuerza de la fe que es la fuerza de la vida” (dixit Tolstói) que por la fuerza de las armas. Y esto no es una reflexión idílica o romántica. Ahí están las estadísticas. El 62% de procesos de cambio de dictaduras a democracias se lograron gracias a movimientos populares de no violencia y negociación, mientras un 8% por el uso de las armas. El resto por golpes secos o dimisión. 

Juan Guaidó ha enfrentado con gallardía y madurez no sólo al régimen sino a un sector de la oposición que ha asumido una narrativa suma cero, fragmentaria, confusa, ilusoria, donde el discurso de hecho, contraviene, contraría a las masas. En recientes sondeos quedó claro que los sectores populares (C,D,E) apoyan muy marginalmente una intervención extranjera [5%] y le temen, porque saben que en el caos trae más caos, lo cual no es bueno y que los primeros que serán carne de canon, serán ellos. 

El pueblo sabe perfectamente que cuando un dirigente a buen garrote y gañote, apela a la guerra, los primeros que pagarán con su vida y sus corotos serán ellos, mientras los voceros de la reyerta verán la guerra por Iphone. 

Siguiendo con la genialidad de León Tolstói, “no hay grandeza donde falta la sencillez, la bondad y la verdad". El 2019 nos enseñó que liderar un movimiento ciudadano supone ante todo preservar la vida del pueblo y asegurar su confianza permaneciendo al frente de la causa. Puede que una intervención ocurra. Pero no toca al líder promoverla porque sencillamente ni le luce ni le compete. 

En el 2019 los mitos han tenido que ceder sobre las realidades. A pesar de las adversidades, las desigualdades, insuficiencias y frustraciones, la fuerza de creer; la bondad, la humildad y la honestidad en el accionar político y humano, ha mantenido mayoritariamente la voluntad de cambio y la fe en el liderazgo de Juan Guaidó, lo cual no desdice que un mismo pueblo-confiado y aferrado-decida radicalizar la protesta...
El 2020

Pasará lo que tiene que pasar si queremos que pase. No es cuestión de ser optimistas o pesimistas. Es convicción. El representación de la voluntad. Todas las condiciones están dadas para producir la gran primavera venezolana. Por su puesto que la estrategia es determinante. ¿Qué nos removilizará? Cuáles serán la etiquetas de consciencia? Cómo articular esa primavera? La crisis no cesa. La recuperación del régimen es ilusoria. Las oportunidades de cambio siguen vivas. Más de 15.000 protestas en 2019. El rechazo interno y externo lo personifica el régimen, no Juan Guaidó. 

A todos los Venezolanos de buena voluntad, aun en medio de nuestra calamidad, les deseo de todo corazón un nuevo año pleno de salud, libertad y paz. Nosotros seguiremos haciendo los que nos toca hacer como Embajadores de Venezuela en Canadá. Sin reposo y sin descanso, seguros que el esfuerzo perseverante y elevado siempre nos traerá los mismos resultados nobles y superiores. 

Dios bendiga a Venezuela…

@ovierablanco 
Embajador designado de Venezuela en Canadá

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