Blog de Víctor José López /Periodista

lunes, 30 de diciembre de 2019

"SEGUID EL EJEMPLO QUE CUBA DIO" Es la orden del Grupo de Puebla, y López Obrador lo hace de México

De la Unión Soviética al Grupo de Puebla: socialismo reinventado

El legado de hambre, sangre y exilio masivo del socialismo del siglo XX exigió la reorganización de la nueva izquierda, esta vez en forma de progresismo


Con la caída de la Unión Soviética, el socialismo internacionalista se reestructuró primero con el Foro de Sao Paulo, ahora con el Grupo de Puebla. (Fotomontaje PanAm Post)

En diciembre de 1991 se disolvió la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y consigo llegó el fin de una tiranía que mató a 20 millones de víctimas reconocidas (61,9 millones no reconocidas), entre el hambre provocada, los fusilamientos y los campos de trabajo forzado. Pero no fue el fin de socialismo sino el inicio de su reorganización. El Foro de Sao Paulo encaminó el futuro del internacionalismo. Ahora se renueva a través del Grupo de Puebla.
Durante el periodo que se conoció como la «Perestroika» —la reestructuración política y económica de Rusia rumbo a su liberalización— en América la izquierda política se reorganizó, esta vez no para llegar al poder por medio de las guerrillas desestabilizadoras, como lo hizo a lo largo de décadas, sino desde las urnas.
En vista que el socialismo no produce riqueza sino que la redistribuye, sin la ayuda económica de Moscú a través de la cual fue posible la revolución comunista en Cuba, la familia Castro necesitaba una nueva forma de ingresos.

Con Hugo Chávez, Venezuela le entregó más dinero a Cuba que la Unión Soviética

Lo logró a través del petróleo venezolano. «Cuba recibió de Venezuela en petróleo y dólares, USD $40 000 millones en 17 años», según el administrador, analista financiero con experiencia de 26 años en el Banco Central de Venezuela, Orlando Zamora.
En contraste, el catedrático de Georgetown, Clive Foss, en su libro Fidel Castro  afirma que «durante décadas, la URSS había ido inyectando dinero al comprar muy caro el azúcar [a Cuba] y vender el combustible barato. Cuba había costado a los rusos doce millones de dólares por día; al final la deuda ascendía a 18 300 millones deólares».
Tan clara era la importancia de controlar Venezuela y como tal su petróleo, que después de la muerte de Hugo Chávez, Fidel Castro afirmó que “sin el petróleo venezolano la revolución fracasará. Maduro es nuestro hombre en Caracas”.
Con la caída del precio de petróleo y años de desinversión, producto de la nacionalización del petróleo en la década socialista, además del periodo de expropiaciones como parte de la redistribución de la riqueza que exige el socialismo, Venezuela se sumió en una profunda miseria que hoy al alcanza al 87 % de la población y ha llevado a 4 millones de venezolanos al exilio.
Una vez que Cuba perdió una vez más a su mayor inversor, acudió a Brasil.

El Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) habría servido para financiar a Odebrecht

«El único país en el que nos dimos cuenta de que había una mayor buena voluntad, un acto, un mayor esfuerzo del Gobierno para ayudar a aprobar el crédito Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) fue sobre el tema de Cuba», declaró Marcelo Odebrecht, director de la constructora, bajo prisión domiciliaria, frente a la prensa brasilera.
Aseguró que Cuba era la primera prioridad del Gobierno de Lula Da Silva, sobre todo para la obra de expansión del Puerto de Mariel que costó 957 millones de dólares, financiados por el Estado brasilero.

Brasil fue el banco de Cuba hasta que triunfó Bolsonaro

Mientras el Partido de los Trabajadores estuvo en el poder, el dinero de los contribuyentes brasileros no solo financió obras sino que además otorgó préstamos. Hasta octubre de 2018, Cuba le debía al BNDES USD $17,4 millones en cuotas vencidas en junio, julio y agosto.

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Como Brasil era el garante de Cuba, asumió los pagos de la deuda, con el fin de no arruinar su reputación ante el mundo.
Desde la campaña presidencial, Jair Bolsonaro anunció que con su Gobierno eso llegaría a su fin, pues su lema de campaña fue «Brasil encima de todo». Como tal, anunció que BNDES no estaría más al servicio de tiranías. Y así fue.
Bolsonaro le quitó a Cuba su mayor fuente de ingreso, el sueldo de los médicos cubanos que equivale a 500 % del dinero recaudado en turismo. El presidente de Brasil puso como condición que las misiones médicas ganen la totalidad del salario, no entre el 10 % y el 25 % que les entrega el régimen, además exigía que puedan viajar con sus familias, no separados como hacía el régimen.

Con AMLO México es el siguiente candidato para sostener al régimen cubano

En respuesta, el régimen cubano prefirió retirar a los médicos y perder ese dinero, en lugar de ser cuestionado en sus métodos, menos aún pagar un salario digno a sus trabajadores.
Aunque AMLO lo negó, la prensa alternativa cubana asegura que México aceptó recibir a esos médicos, justo después que la «austeridad» de López Obrador le llevó a despedir masivamente al personal médico del país.
Lo cierto es que Brasil no es más un territorio amigo, con Bolsonaro en el poder. Con lo cual el Foro de Sao Paulo ahora se celebra en Venezuela y nació una nueva agrupación, denominada progresista, con sede en un gobierno afín al socialismo: el Grupo de Puebla en México.
Según uno de los inspiradores del Grupo de Puebla, la organización aspira a liderar y reunir al pensamiento progresista en América Latina, con elementos actualizados del Foro de Sao Paulo y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Convocaron a 30 líderes izquierdistas de América Latina y España para hacerle contrapeso al llamado Grupo de Lima, el cual había tomado la batuta en la lucha contra la dictadura en Venezuela.
Aunque en la primera reunión de Puebla no hubo representantes de Venezuela, los presentes acordaron defender a la revolución bolivariana, condenar la aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) en la OEA y otorgarle el liderazgo al ahora presidente de Argentina, Alberto Fernández.
Entre sus miembros se destacan los expresidentes Lula da Silva y Dilma Rousseff de Brasil; Fernando Lugo de Paraguay; Ernesto Samper de Colombia; Leonel Fernández de República Dominicana y José Luis Rodríguez Zapatero de España.
Además, estuvieron los dirigentes Carlos y Marco Enríquez Ominami por Chile, junto al exsecretario de la OEA, José Miguel Insulza; Daniel Martínez, quien recientemente fue derrotado en la elección presidencial de Uruguay y Yeidckol Polevsky, que preside el partido de Andrés Manuel López Obrador en México.



El compromiso de estos últimos con el socialismo quedó al descubierto con la muerte de Fidel Castro.

«Para nosotros el Comandante Fidel Castro es un luchador social, político, de grandes dimensiones. Porque supo conducir a su pueblo y alcanzar la auténtica, la verdadera, independencia. A pesar de todas las adversidades, se mantuvo Cuba hasta ahora, después de décadas como una nación libre, independiente, soberana», exclamó AMLO ante la muerte del dictador vitalicio.
Ignoró que parte del vaciamiento de recursos que ha sufrido Venezuela ha sido a causa de años de solventar a Cuba y que esta también se alimentó por décadas de la Unión Soviética.
En cuanto a la importancia de la soberanía, indicó que «los gobiernos extranjeros, las hegemonías que se sienten amos y señores del mundo no puedan decidir sobre las políticas y sobre el destino de otros países y eso tiene que ver con la dignidad de los pueblos y los principios que postulan sus dirigentes».
No obstante, no toma en cuenta que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas absorbió 15 naciones y mantuvo a decenas sometidas detrás de la «cortina de hierro» mientras usaba a Cuba como depósito de armas desencadenando en la Crisis de los Misiles.
La misma presidente del partido de Gobierno de México hizo un homenaje por los 60 años de la revolución comunista en Cuba. A lo largo de seis décadas el régimen ha sabido agotar recursos dónde va y aprovecharse de la siguiente nación que le permita. Pero de esa falta de soberanía no habla López Obrador. Al contrario, volvió a su país la sede para la reorganización de la nueva izquierda.




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