DEFINIR EL OBJETIVO INMEDIATO
Es un lugar común
decir que Venezuela es un desastre. “Colas, caos y saqueos” titulaba El
Nacional de El domingo. Podríamos agregar asesinatos, asaltos, robos de cuello
blanco, narcotráfico y paremos de contar. Junto a todo ello nos llama la
atención tanto los insólitos discursos de Maduro, mediocres y mentirosos, como
los reiterativos llamados al diálogo de buena parte de quienes dirigen al
sector democrático. Hacen del diálogo consigna y objetivo, sin definir con
quienes, ni para qué cosa, en medio del terrible drama que enferma a la nación.
Cuesta decir lo que
escribo, pero de esta manera no se resolverá nada. El objetivo inmediato, la
única forma de resolver esto, es cambiando de régimen, es decir, de presidente
y de gobierno para empezar. Toda la acción opositora debe enmarcarse dentro de
una estrategia que tenga ese objetivo común, procurando generar el menor trauma
posible a la población. Entonces sí será posible iniciar otra etapa, distinta y
mejor, sobre la base del reencuentro, del diálogo y de una reconciliación que
nunca podrá dejar de lado la justicia.
Fueron acertadas
las declaraciones de Leopoldo López en entrevistas con Roberto Giusti, publicada
en El Universal. Si el diagnóstico de los opinadores democráticos es correcto,
no se puede continuar prisioneros de un camino electoral para alcanzar el
objetivo. Lo electoral es un camino, pero no el único y, ni siquiera, el más
importante.
Cuando el objetivo
y la estrategia están bien definidos, los errores nunca serán definitivos. De
lo contrario, cualquier error puede ser mortal. Contagiemos al país de la
emoción que supone la lucha por un cambio definitivo e irreversible. Todos a
votar el próximo 8D, pero con el carácter instrumental que significa. El
ciudadano común está más claro que algunos de sus dirigentes. Esto no da para
más. Si no actuamos ya el desastre será de consecuencias imprevisibles.
oalvarezpaz@gmail.com Lunes, 11 de noviembre de 2013
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