"La alternativa
no puede ser
sólo para conquistar votos"
Debemos trascender el episodio electoral y acompañar al país en la construcción de una nueva mayoría" "Capriles tendrá que compartir funciones de gobierno con la de un liderazgo nacional que lo reclama"
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Leopoldo
López insiste una estrategia de largo plazo que pasa por implicarse
permanentemente en las luchas cotidianas de todos los venezolanos
GUSTAVO BANDRES
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ROBERTO GIUSTI , LEOPOLDO LÓPEZ , COORDINADOR NACIONAL VOLUNTAD POPULAR
| EL UNIVERSAL
lunes 15 de octubre de 2012 12:00 AM
-¿Eres de quienes piensan que Capriles confirmó el liderazgo de la Unidad Democrática, a pesar de la derrota y por tanto debe mantenerse al frente de lo que más que un privilegio es una responsabilidad?
-El proceso electoral sembró una esperanza y el resultado adverso no es causa para no cosechar lo sembrado. Son seis millones y medio de votos que deben ser atendidos y acrecentados con organización, propuestas, acompañamiento. Eso le corresponde a Henrique y a todos quienes queremos construir una alternativa. Pero ciertamente él tiene una responsabilidad importante y sobre todo hacia los estratos en donde mayor fue el crecimiento y que antes solíamos perder.
-¿Puede Capriles atender esa responsabilidad, de carácter nacional, si debe concentrar su esfuerzo en una sola zona del país?
-Esa es una responsabilidad que él tiene: compartir dos funciones muy distintas. Una, atender asuntos de Gobierno y otra ocuparse de la cosecha de la esperanza y convertirla en organización para que crezca y se convierta en mayoría. Yo sí creo que puede compartirlas, pero hay que atender 24 estados y 335 municipios. El crecimiento en estados como el Delta, el sur de Bolívar o Cojedes, requieren atención. Ahí todos tenemos una responsabilidad, pero Henrique la primera porque la meta sigue siendo construir una nueva mayoría.
-Objetivo que no se logró.
-¿Por qué no lo logramos? Esa es una pregunta que debemos hacernos. Es cierto, el uso indiscriminado de los recursos públicos y el abuso de poder son respuestas que están ahí. Pero no son las únicas. Hay otros elementos vinculados a la forma de organizarnos, de acompañar a la ciudadanía y de plantearnos la lucha política.
-¿Cómo se la plantearon?
-Debemos definir el terreno de la lucha, algunos de cuyos episodios se manifiestan en los momentos electorales. Pero si la restringimos a ese campo, no estamos abonando el potencial de crecimiento que podríamos tener. Eso nos obliga a explorar una dimensión quizás menos gratificante en el corto plazo, pero la más potente si vamos más allá: el acompañamiento en las luchas cotidianas. Ahí está la clave de lo que nos toca en los próximos años.
-Han surgido críticas desde diversos sectores de la oposición, que apoyando a Capriles, estuvieron en desacuerdo con su estrategia. Se dice que el mensaje se centró solo en el aspecto social y en la mala gestión del Gobierno, desdeñando un tema fundamental: el ideológico. Es decir, la naturaleza totalitaria de un Gobierno que, con sus triunfos electorales, está consolidando esa tendencia, al punto que a la vuelta de pocos años se plantea la desaparición de la democracia.
-¿Y cuál es la pregunta?
-¿Por qué no se tocaron esos temas?
-Creo que lo ideológico es fundamental. Personalmente indago en las referencias que puedan ayudar, no solo a una interpretación, sino a una propuesta. Pero a la hora de presentarle a los venezolanos una alternativa, plantearla únicamente en lo ideológico, no es acertado. Algunos señalaban que hacerlo era colocarse en el terrenos que le convenía al Gobierno. Yo creo que quienes votaron por el Gobierno no lo hicieron por ideología. Eso no incidió en su mayoría electoral. Ahora, nosotros debemos ubicar una propuesta coherente.
-¿No fue coherente la propuesta durante la campaña?
-No. Estoy hablando de lo que nos toca ahora: las coherencia entre ideas, propuesta y acción política. Si decimos que lo social es lo prioritario , entonces debemos poner el acento allí. En la campaña se vio un contraste interesante entre dos corrientes del sindicalismo. Una, crítica al Gobierno pero desde adentro. Y otra que se separó. Me refiero a los episodios de Guayana. Ahí se manifiesta una oportunidad de acompañamiento a un sector abandonado y atropellado. Pero para eso es necesario aportar visiones distintas a las que tienen el Gobierno sobre el tema.
-¿Podrías especificar?
-El Gobierno le dice a los trabajadores que las contrataciones colectivas no son prioritarias. Nosotros debemos plantear la lucha en la reivindicación de esos derechos. Te acompañamos en tu lucha, aportamos en lo organizativo, nos sumamos nacionalmente a tu esfuerzo local o regional. Y eso lo podemos llevar a otros sectores como el comunitario. Allí debemos fortalecer nuestra presencia en lo cotidiano. Un aspecto resaltante en la campaña era identificar los servicios básicos. Pero eso no puede quedar en una denuncia electoral. Ahora nos toca darle organización a todas esas carencias que se traducen en frustración colectiva.
-No obstante el esfuerzo que, dices, debe redoblarse y hacerse permanente, no logró perforar esa relación, elevada a la irracionalidad, que sostiene Chávez con las grandes mayorías. Una relación que, a pesar de las carencias, se tradujo en más de ocho millones de votos.
-Eso se explica en varias dimensiones. Una en el respaldo al Presidente reelecto. Pero hay otras como el abuso de poder y las restricciones para presentar una alternativa. Mientras Capriles tenía tres minutos de publicidad, el candidato oficialista gozaba de 43. Esa gran diferencia, en la televisión, se reproducía en radio y prensa. Así, para llevar un mensaje a 19 millones el recorrido cuerpo a cuerpo es importante, pero jamás suficiente. Los medios son necesarios para amplificar el mensaje y en esos términos tan desiguales al final la cosa es china contra bazooka. No hay una democracia en el mundo donde los recursos del Estado se utilicen con tanta impunidad.
-Hablabas de varias dimensiones para explicar el revés.
-Llevamos seis trimestres de crecimiento económico gracias al boom petrolero y, además, estamos ante un endeudamiento que ha crecido exponencialmente. Así, 2012 fue el año de mayor gasto público en la historia del país. Eso también tiene un impacto electoral muy importante. Y no hablo de justificar sino de entender. Pero al final llegamos a la necesidad de hacer política de forma permanente. No podemos ir a los próximo eventos electorales sin una política de permanencia más firme en lo cotidiano y para eso se requiere organización.
-Acabas de señalar todo tipo de ventajismo por parte del Gobierno. Pero si eso fue así, dentro de seis años lo será también y en esas condiciones el resultado siempre será el mismo.
-No lo planteo como excusa sino como realidad. Sabemos que estas son las condiciones en el terreno electoral. Pero si es cierto lo que dicen voces aisladas según las cuales no vale la pena votar, ¿qué camino queda? Para mi ninguno que no sea el democrático. Ahora, ¿se puede ganar ante esos obstáculos? Creo que sí, pero se requiere trascender el episodio electoral. Si presentamos una alternativa sólo para conquistar espacios de poder, tendremos las limitaciones de siempre. Ahora, ese esfuerzo no lo puede hacer una sola persona. Deben ser decenas de miles articuladas en una lucha cotidiana, irreverente, que se libre en todo el país. Que no sólo presenten propuestas ante los problemas sino que también protesten.
-Mencionabas las dimensiones del gasto público que, en otras palabras y a la luz de los resultados electorales, puede interpretarse como inversión social, cuyo fruto fue la victoria electoral.
-Cierto. El gasto público puede ser más eficiente y transparente, pero un estado con un boom petrolero tiene una gran ventaja ante la pregunta de cambiar o no cambiar. En América Latina sólo dos presidentes que han ido a la reelección perdieron. El poder otorga ventaja. Y eso, en el contexto venezolano, se multiplica porque no hay institucionalidad, ni control del gasto y sí complicidad de los poderes públicos. De allí lo perverso de la reelección y sobre todo de la reelección presidencial indefinida.
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