Blog de Víctor José López /Periodista

martes, 23 de octubre de 2012

El Blog de Ezequiel


Desafío a la historia

by ezequielkorin
En política son los medios los que deben justificar el fin - Albert Camus
La actualidad venezolana pareciera transcurrir en dos realidades temporales completamente disímiles, vertiginosamente pasando - al cabo de unos pocos instantes - del S. XXI al S. XIX y viceversa. Lastimosamente, la hazaña que dejaría perplejo a Stephen Hawking no es propia de la astrofísica criolla, sino de la política gubernamental.
Nuestra accidentada existencia en estas tierras hace que tan solo una semana después de que el país conociera del nombramiento de 6 ministros vía Twitter por parte del primer mandatario nacional, la reedición de la Comuna de París en esta ribera del Arauca vibrador acapare la opinión pública nacional.
Sin duda alguna, el proceso que se lleva a cabo en nuestro país se encuentra plagado de contradicciones, tanto discursivas como conceptuales, ensayos y errores de la más diversa índole y teorizaciones ex post facto sobre fracasos pretendiendo con ello convertirlos en triunfos. A lo largo de estos catorce años de gobierno, son diversas las contradicciones que hemos vivido; sin embargo, ninguna de ellas llega a compararse en cuanto a lo absurdo que resultaría la imposición de un modelo de estado comunal desde el poder instituido.
No debemos entender la conjugación del futuro por venir con el pasado vivido como una caprichosa y anacrónica visión del mundo que nos circunda o como el resultado del maniqueísmo histórico exacerbado que caracteriza a nuestra clase gobernante; las razones que subyacen a esta extraña coexistencia de tiempos y circunstancias históricas pareciera cimentarse en realidad sobre la intención de consolidar la permanencia del modelo que impulsa el chavismo mucho más allá del horizonte temporal de sus dirigentes. La sentencia anterior se hace evidente cuando se exploran las bases mismas que dan pie a la Comuna de París en contraposición con la comuna comprendida por el chavismo.
La esencia de la comuna que emana del París del S. XIX y que tanto marxistas como anarquistas han pretendido tomar como manifestación de sus postulados teóricos difiere ampliamente en su esencia de lo que el gobierno venezolano impulsa en la actualidad. Para empezar, el movimiento insurreccional de la Comuna de París nace de los mismos ciudadanos que se encuentran en extremo descontento ante las pésimas condiciones de vida causadas por un gobierno impuesto por la ocupación prusiana tras la derrota de Francia en la guerra con dicha nación. Como tal, su germen inicial es la oposición a los designios de sus gobernantes, a los cuales decidieron hacerle frente. Por así decirlo, la comuna de París fue un movimiento de la gente para la gente, en oposición a la subyugación al poder instituido.
Pretender la creación de un sistema comunal modelado tras aquella decimonónica experiencia parisina desde el poder establecido no sólo es contranatura, sino que violenta la esencia misma de la comuna como ente orgánico, convirtiéndola si bien no en una pantomima, en un instrumento del poder y no en una respuesta a éste.
Sin embargo, las contradicciones del proceso chavista en lo relacionado a la creación de las comunas no se detienen allí.
Adicionalmente a lo antes expuesto, debemos considerar que el estado comunal que se pretende instaurar en Venezuela es una subversión del Estado por parte del Gobierno Nacional. Lo plasmado en la Ley Orgánica de las Comunas echa por tierra el federalismo que hasta el presente ha representado la forma de gobierno de Venezuela. No se trata de defender a ultranza el modelo federal de la República, sino de comprender que el mismo tiene sus cimientos en un devenir histórico particular de la Venezuela del S. XIX y que ha ido modificándose a lo largo del S. XX hasta llegar a nuestros días.
Lejos estamos de aquel primitivo federalismo de Juan Crisóstomo Falcón - de ello no quedan muchas dudas - pero quizás más lejanos aún son los cañones de Montmartre. Las condiciones históricas que dieron lugar al desarrollo del federalismo en Venezuela no pueden ser borradas de un plumazo, independientemente de cuántos votantes hayan respaldado a su propulsor en un proceso electoral.
Más allá de la profunda contradicción en cuanto a la promoción del estado comunal por parte del poder político instituido, debemos considerar que - gracias a los procesos de nacionalización y expropiación de medios de producción y de la dependencia económica del petróleo - nuestro gobierno también detenta el poder económico nacional. En este sentido, el papel que juega el gobierno es esencial en la construcción de las relaciones materiales existentes en la sociedad venezolana, pues en ningún momento se plantea la transferencia de la infraestructura a manos del proletariado. Dado lo anterior, estaríamos frente a la preservación de una superestructura que genera tanta alienación como aquella que pretende combatir.
El impacto que lo anterior reviste para el establecimiento del estado comunal es sumamente significativo, pues de no modificarse la relación de los comuneros con la infraestructura, la comuna sólo pudiera serlo en términos de forma, mas no de fondo. Una vez más, he allí una profunda contradicción.
Dadas todas las consideraciones anteriores, tan loable como se pudiera considerar el fin de establecer un gobierno comunal, son los medios para hacerlo lo que terminan prostituyéndolo y condenándolo al fracaso, aún antes de nacer. Allí no hay contradicción alguna.

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