domingo, 11 de marzo de 2012
MARLENE CASTILLO, Olla de Grillos
¿EVOLUCIÓN O INVOLUCIÓN?
Es la pregunta que muchos nos hacemos al ver los giros que ha tomado la telenovela como género. Aquellos tonos rosas y fantasiosos, se han tornado algunas veces muy encendidos. Ya poco queda de aquel género que reunía a las familias a llorar y compadecer a esa muchacha, que empezaba sufriendo y solo al final había un respirito: los malos pagaban y la atormentada galana, luego de 120 tortuosos capítulos, transmutaba su llanto en alegría y finalmente lograba caer en los brazos de su galán. Pero los tiempos cambian y ahora los seriados deben evolucionar con las transformaciones que impone la vida. Pero ocurre que algunos escritores de teledramas saben caminar a tono con los tiempos, pero otros se quedan anclados en la truculencia. ¿No habrá término medio? Hoy cae en la olla el aliño de cómo se abordan las tendencias sexuales en las telenovelas. ¿Hasta qué punto pueden ser consideradas de evolución esas escenas de amor entre personas de mismo sexo, que ya son tan vistas en seriados brasileros, colombianos y hasta nacionales?
“La telenovela no es la vida real, es fantasía”, dice Alberto Gómez, negado a presentar en sus historias escenas homosexuales, pese a no ser homofóbico, sino defensor del género como un entretenimiento familiar. Leonardo Padrón, por su parte, siempre ha expresado que la telenovela es una suerte de ventana, por la cual nos asomamos a la vida cotidiana. Para él, este género es una forma de abordar la realidad a través de la ficción. Pero hay realidades de realidades y algunas de ellas, desde un tiempo para acá, no abordan ni los libretistas más osados, como Padrón. Evaden “meterse en esos brollos”, pues la censura sencillamente les cierra el paso. El mismo autor lo ha declarado en más de una ocasión: “Escribo sobre la cuerda floja”. Pero hay otras realidades que antes no se permitían en los dramáticos. Una de ellas es la de la condición sexual. Pues ahora no hay telenovela en donde no veamos relaciones homosexuales, tanto masculinas como femeninas. Los brasileros y colombianos las plantean con mucha altura, como lo vimos en “Dónde está Elisa”, coproducción de Telemundo y RTI, pero hay otros casos donde este tema se reduce a lo elemental y la visión que se ofrece de los gays deja bastante que desear, pues se les muestra como unas “mariquitas” amaneradas.
Hay otros casos. En “Los misterios del amor”, Alba Roversi era el papá de la protagonista (Sabrina Seara), pues se había cambiado de sexo. Pero esa trama transgénero tampoco se explotó. En nuestra TV las situaciones de amor entre mujeres poco se han dado, sólo recordamos un caso, cuando, en 2008 y en “Nadie me dirá cómo quererte”, adaptación libre realizada por Martin Hahn para RCTV Internacional, Hilda Abrahamz y Kiara interpretaban a Mercedes de Galindo y Laura Carbonell, dos mujeres maduras que se enamoran y después de muchas vicisitudes, terminan casándose. Otros a tomar en cuenta: "La Reina del Sur", de Telemundo y emitida por Venevisión Plus, donde las escenas lésbicas de Kate del Castillo con otros personajes femeninos han causado gran polémica. En “Paraíso tropical”, TV Globo, vemos a Rodrigo y Tiago (Carlos Casagrande y Sergio Abreu) interpretando a una pareja homosexual. Los gays y lesbianas han existido en todas las épocas, el asunto es que la TV actual ha desatado un desborde del tema, que sinceramente no sabemos hasta qué punto sea saludable. Lo que sí queda claro es que la telenovela debe cuidar las formas, pues lo que no se debe hacer en el género es degradarlo con estereotipos que indican ignorancia supina de los escritores. La telenovela es un entretenimiento y el público agradece cuando el producto es óptimo y que lo que allí se plantea, ficción o realidad, es de buena factura. ¡Tapada la olla!
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