Un futuro Real le espera al promisor Salvador Pérez en Kansas City
Salvador Pérez, quien a sus 21 años de edad tiene herramientas para quedarse por mucho tiempo en las Grandes Ligas
Manolo Hernández Douen
www.beisbolporgotas.com
Hay equipos que se frotan las manos por tener uno o dos prospectos de altos quilates.
Imagínese la satisfacción del alto mando de los Reales, que cuentan con promesas a granel.
Tanto talento abunda en su arsenal que a la vuelta de un par de años la novena de Kansas City va a ser un hueso duro de roer y lo que es más importante va a ser contendora por muchas temporadas.
Una de las razones del porqué el futuro le sonríe a esta organización es el receptor venezolano Salvador Pérez, quien a sus 21 años de edad tiene herramientas para quedarse por mucho tiempo en las Grandes Ligas como titular de altos quilates.
Y todo el mundo sabe que es bien difícil encontrar una promesa tan valiosa para una posición tan difícil. Es como encontrar un jugoso manantial en el medio del desierto, como sacarse la lotería.
“Es un receptor joven bien atlético y de paso muy inteligente”, describió el dirigente de los Reales, Ned Yost, al responder a las preguntas de Béisbol por Gotas sobre el joven de Valencia, Venezuela. “Puede recibir, disparar, bloquear pelotas y todo lo hace bien”.
Además de ser un experimentado piloto que previamente estuvo a cargo del timón de los Cerveceros de Milwaukee, Yost conoce a fondo todo lo que se refiere a la receptoría ya que fue careta de 1980 a 1985 con los Cerveceros, Rangers de Texas y Expos de Montreal.
“Salvador maneja el cuerpo de lanzadores muy, muy, muy bien, como si hubiera estado aquí por muchos años”, elogió Yost. “Nos gusta bastante. Y creemos que también va a batear”.
No hace falta ver muchos juegos de Pérez para notar algunas de estas habilidades.
Por ejemplo, cuando los Reales le ganaron una serie de tres juegos a los Atléticos en el Coliseo de Oakland del 5 al 7 de septiembre, Pérez demostró su capacidad para bloquear el plato al contener la embestida del veloz Jemile Weeks y nunca soltar la blanca fruta al sacar un out espectacular.
En esa tanda también hizo despliegue de su habilidad para batear al disparar tres hits en un solo cotejo por segunda vez en las Ligas Mayores, redondear de 12-6 (.500) y conectar hacia la banda contraria, capacidad puesta de manifiesto en el sencillo que le rompió un juego sin hits ni anotaciones el 7 de septiembre a su paisano Guillermo Moscoso en el octavo episodio.
Con estatura de 6.3 pies (aproximadamente 1.90 metros) hace recordar a simple vista a un tremendo receptor latinoamericano como lo fuera el puertorriqueño Sandy Alomar Jr.
Y si contar con un baluarte de esta exigente posición fuera poco, Yost sabe que tiene varios peloteros con enorme porvenir como lo son el primera base Eric Heismer, el antesalista Johnny Giovatella, el antesalista Mike Moustakas y el venezolano Alcides Escobar, a quien conceptúa ya como el mejor paracorto de la Liga Americana a la defensiva.
El punto de vista de Yost sobre Pérez es compartido plenamente por el receptor cubano Brayan Peña, quien se lleva con su joven colega como si fuera su hermano menor.
“Yo aprendo de él y él aprende de mí, esto es lo lindo”, comentó con humildad Peña, quien subió a las Grandes Ligas en el 2005 con los Bravos de Atlanta.
Peña, de 29 años de edad, considera que el futuro de Pérez es enorme.
“Ha hecho un trabajo magnífico”, explicó Peña, nacido en La Habana. “Ha aprendido a ajustarse a este nivel tan difícil. Esperemos que siga trabajando de la manera como lo ha estado haciendo y que se mantenga bien dispuesto a seguir aprendiendo, mirando videos y todas esas otras cosas que lo van a ayudar mucho”.
Ser un receptor de Grandes Ligas no es como un paseo en el parque. Además de la exigente tarea de ser un general del juego por el manejo de los lanzadores y exponer el físico a cada rato, tiene que estar pendiente de cada segundo de la acción. Con razón los defensores de esta posición suelen ser excelentes dirigentes.
“Lo más difícil es llegar a conocer a los bateadores, aprender a conocer la Liga”, explicó Peña. “Nos sentamos siempre a conversar antes de cada juego, a ver video, a hablar sobre los reportes de los scouts. Esperamos seguir juntos y siempre para adelante”.
Por supuesto, Pérez sabe que necesita aprender a diario para poner en despliegue todo ese talento natural con el cual ha sido bendecido.
“He escuchado que piensan que soy muy inteligente, que trato de llamar buenos juegos, de estar pendiente de cada lanzamiento dependiendo de la situación”, se autoconceptuó Pérez en su entrevista para los lectores de nuestro hogar beisbolero. “Creo que mi defensa es buena, gracias a Dios”.
Kansas City sabe que Pérez tiene talento a manos llenas, pero la promesa venezolana comprende que se necesita ponerle alma y corazón a una profesión tan exigente.
“La clave principal que le abre las puertas a uno es el esfuerzo y las ganas que uno le pone a esto”, manifestó Pérez, quien es receptor desde los 15 años, a 12 meses antes de ser firmado. “Hay que seguir trabajando fuerte y portándose bien dentro y fuera del terreno. Hay muchas cosas pequeñas que mucha gente no ve, pero siempre hay que tenerlas presente”.
Algunos de esos detalles comenzaron a florecer desde que debutó en la pelota norteamericana en una Liga de Novatos en el 2007. Pasó más de dos temporadas en las bajas menores, pero en el 2011 su ascenso fue vertiginoso.
En este sentido, en el 2011 promedió .290 entre la Doble “A’’ y la Triple “A’’, incluyendo .333 con 10 carreras impulsadas en apenas 12 partidos en la antesala de las Grandes Ligas.
“La verdad es que nunca me esperaba esto [su ascenso a las Grandes Ligas] tan rápido”, confesó Pérez. “Me sorprendió al ciento por ciento. Sí lo esperaba, pero no este año.
“Nada más duré en Triple ‘A’ 10 días”, recordó Pérez. “Después de eso el manager [Mike Jirschele] me dijo que iba para las Grandes Ligas. Fue algo increíble”.
Su objetivo para el resto del 2011 es claro y contundente.
“Seguir trabajando duro, terminar fuerte”, acentuó, con respecto a lo que queda de la temporada. “Y luego voy a estar listo para jugar en el invierno”.
Ya tiene experiencia de alrededor de 100 turnos en la Liga Paralela, un circuito de desarrollo que se celebra simultáneamente con el campeonato principal, pero lo entusiasma la idea de ponerse el uniforme de los Tiburones de La Guaira.
“Estoy contentísimo con las ganas de jugar en Venezuela”, describió el novato. “Va a ser la primera vez”.
Por supuesto, su tiempo de acción en la temporada venezolana 2011-12 va a depender de lo que defina la organización de los Reales.
“La gente de aquí es la que tiene la última palabra si nos quieren dejar jugar o no [en la pelota invernal]”, aceptó Pérez.
La disposición de los Reales parece ser bastante positiva, de acuerdo a la respuesta de Yost.
“Vamos a ver”, subrayó el piloto de Kansas City. “Salvador ha tenido un año prolongado, pero jugar nunca hace daño”.
También existe la posibilidad de que Pérez trabaje con el tercera base de los Gigantes de San Francisco, Pablo Sandoval, en el mismo riguroso programa de preparación en Arizona que le permitió a su paisano y amigo perder alrededor de 40 libras (17 kilogramos).
No hay duda de que la exigente pelota invernal va a ser un paso clave para el progreso de Pérez, como lo ha sido para tantos baluartes del béisbol venezolano.
Porque en su caso, progreso y futuro van unidos de la mano.
Del desarrollo de su potencial va a depender mucho de su porvenir y del sonriente panorama que le espera a los Reales.
Hasta pronto y, por favor, nunca pierdan la esperanza.
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