Ayer la tuerca del chavismo dio un par de vueltas a su favor con los resultados de las elecciones regionales. No hay dudas que Nicolás Maduro consolidó el poder al chavismo ganar 20 de los 23 Estados en el territorio de Venezuela.
Chávez sigue en Caracas, y lo hace orondo y campante. El chavismo ha sido sorprendido porque lo que ha logrado lo hizo sin necesidad de perseguir, reprimir o aterrar a los Alcaldes que estaban en el poder por conducto del voto.
Hoy Caracas, como nunca antes, destaca en las elecciones regionales en los que según la autoridad que reconocieron e invistieron los electores que, según uno que otro opinador de oposición no llegó al 30%, pero de acuerdo a la voz del CNE votó el 41,8% del censo —8,1 millones de votantes de los 21 millones llamados a las urnas— y que, se han dado el lujo que por primera vez en 15 años, contaron con una Misión de Observación Electoral de la UE. Con la imagen de Zapatero, el muy rechazado ex presidente socialista español, quien ni en su tierra confían, que se ha convertido en la piedra en el zapato para las libertades democráticas en Venezuela.
La oposición pagó muy cara su falta de unidad, unidad desbaratada al sembrar la semilla de la desconfianza en buena parte de la ciudadanía.
Henrique Capriles, como de costumbre, no valora aún los resultados de los comicios, ejercicio cívico que la oposición no participaba desde 2018.
Después de este gambito político tropical Maduro cada día deja de ser usurpador y, con el reconocimiento que le dan los escuálidos electores Nicolás Maduro, pidió respeto a los resultados y celebró la victoria de su partido: “Mi llamado a todos, ganadores y no ganadores – preciso uso del género como lo imponen los podemitas - es a respetar los resultados, es al diálogo político, es a la reunificación nacional”, dijo Maduro desde Miraflores.
El chavismo ganó en 20 de las 23 gobernaciones, además del gobierno en Caracas con la más baja participación en los últimos 20 años (41,8%) el mapa electoral de la nación no ha cambiado mucho desde 2017, cuando la oposición obtuvo cinco gobernadores, aunque luego le arrebataron “manu militari” las gobernaciones de Zulia y en la del Táchira le impusieron un protector. En Maracaibo Juan Pablo Guanipa se negó a ser reconocido por una Asamblea Nacional Constituyente, completamente fuera de la ley por haber sido de atrabiliaria imposicion por chavismo para su proclamación y argumento que usó el legislativo regional para destituirlo días después de ser electo.
Hoy el chavismo ocupa las gobernaciones de Anzoátegui, Sucre, Delta Amacuro, Mérida y Táchira.
En el Táchira Freddy Bernal pegó un salto con pértiga que va de Protector del gran estado de los Andes a Gobernador. Un personaje que introdujo Hugo Chávez MVR con una metamorfosis kafkiana que recorre transformaciones desde Alcalde de Caracas en dos periodos, diputado y comisario del servicio de inteligencia.
Desde 2016 Bernal es coordinador de los CLAP, las estructuras que organizan la distribución de alimentos a bajo costo en los barrios pobres (¿?) convertidas en la maquinaria política del chavismo. Bajo su control ha estado el cierre o apertura de la frontera con Colombia y durante el último año la gestión de los migrantes que retornaron en medio de la pandemia.
La alta abstención marcado esta consulta: Seis de cada 10 venezolanos se quedaron en casa. Sin embardo han logrado el propósito de Maduro, allanar el camino a unas presidenciales quitánddose el “sambeniti” que le saca la piedra y que no es otro el cada día repetido de “El Usurpador”. El chavismo ha ganado en 20 de los 23 Estados en juego y en el gobierno en Caracas. Venezuela es un país agotado por el enfrentamiento político. La gente ignoraba hasta el nombre de los candidatos. Aunque algunos llamaron a la abstención lo que ocurrió fue que la indecisión abonó el triunfo del chavismo, que entre otras cosas contó con todo el aparato del Estado a su favor.
Su victoria estaba tan cantada que el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, felicitó en público a Maduro antes de que el CNE diera a conocer los resultados poco antes de medianoche.
El Gobierno demostró que tiene capacidad para movilizar a sus bases, que los expertos calculan en algo más de un 20% de la población, pese al descontento que se percibe en el país. La economía nacional ha colapsado en los últimos años, hasta tocar fondo por el desplome del precio del petróleo.
La oposición llegó fragmentada a la cita con un voto disperso y un mensaje contradictorio. Leopoldo López, exiliado en Madrid, directamente pedía la abstención. A su modo de ver, no participar era “un grito de libertad”. Henrique Capriles, en cambio, hizo campaña en el interior del país y, como ocurre desde sus sonoros fracasos, cuando no se atrevió defender el triunfo electoral, aún hoy no se conoce su opinión referida al proceso en la campaña y el resultado de la jornada electoral
2 comentarios:
Esto se veía venir.Participar era avalar al régimen que arrebato las tarjetas de los partidos para entregárselas a los ALACRANES , ninguna garantía de respeto a ,flos opositores que mantiene "INHABILITADOS" manteniendo todas las ventajas del poder, en fin el G4 accedió a participar sin ccondiciones "bosaleados".El liderazgo
Vuelve a fallar.Les queda grande la crisis del país.
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