Blog de Víctor José López /Periodista

martes, 3 de septiembre de 2019

OÍDO EN LA CHATA Contra Oclocracia, Plebiscito Por VÍCTOR JOSÉ LÓPEZ


  
Decíamos ayer, es la frase que se le atribuye al teólogo y  humanista Fray Luis de León. Una frase, que jamás emitió; pero que le sirve al petulante que quiere machacar y repetir algo que dijo y que en el momento que lo dijo no le hicieron caso y mucho menos le prestaron atención.
Es lo que ocurre con los criticones de oficio, que ante el fracaso de otro repiten el terriblemente antipático “te lo dije” … Es el “te lo dije” cuando juzgan la performance del ciudadano Juan Guaidó, Presidente (E) de la República, que desde hace unos pocos meses está al frente de una desarticulada Asamblea Nacional y de una Nación invadida, saqueada, sometida por la fuerza de las armas por la oclocracia, el gobierno de la muchedumbre, la plebe anárquica gestión desataca del hampa en sus diversos estratos del poder y del terror. Venezuela es una nación desarticulada, sin capitales económicos ni morales. Cuyos recursos naturales como el Arco Minero o el Petróleo han sido regalados como premio a la fidelidad a los invasores. Nada de esto es novedoso, pero los genios del comentario político recurren a esto como apoyo de su análisis científico para develar una situación  que existe desde hace mucho antes que insurgiera el chavismo. Se reclama que se ha perdido el sentido de urgencia, que el pueblo, esa entelequia sobre la que se apoya el populismo, está abandonado y condenado a morir desamparado y sin recursos, un reclamo que se hace sin el recurso de la Unión de la Nación como ocurrió en enero de 1958 cuando la patria se salvó con el Pacto de Puntofijo entre Acción Democrática, Copei y URD. 
El partido Comunista quedó fuera, como fuera del camino de las libertades e independencia republicana se mantendría la izquierda marxista, estimulando acciones armadas, apoyando invasores en la guerrilla y amparándose de las libertades conquistadas en el jardín de la democracia.

Hasta hace muy poco Venezuela estaba adormecida, y gracias a Juan Guaidó, despertó del letargo en el que estábamos sumidos. Vivíamos entregados a lo que viniera olvidándonos que hacía muy poco asombramos al mundo libre con las concentraciones más impresionantes que jamás una nación sometida por las armas haya expresado. 

Guaidó cambió la dinámica nacional, convoca la unidad nacional como lo representa el cuerpo político de la Asamblea Nacional: expresión única de  la voluntad de los ciudadanos consultados en una jornada electoral… Ese es el camino, y el camino es un Plebiscito.

Un plebiscito para sacar, no al usurpador de Miraflores, sino a todos los usurpadores que invadieron los poderes públicos de la nación. 

El plebiscito es el primero de tres pasos importantes, pues es el camino democrático, sin derramamiento de sangre, para sacar al Usurpador (que son miles), e inmediatamente gracias a un Gobierno de Transición celebrar Elecciones Libres, sin el actual CNE, sin el ilícito TSJ y la Asamblea Constituyente que inventaron los usurpadores, a espaldas de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y, ¡Al fin! Rescatar una Venezuela de y para los venezolanos.  

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