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De: Eduardo Fernández
A: Carolina Jaimes Branger
Distinguida y apreciada amiga:
He leído en la red una carta dirigida por ti para mí. Estoy
estupefacto. ¡Qué carta tan extraña!
Comienzas con algunos conceptos muy elogiosos que agradezco
enormemente. Sabes que yo también tengo muy buena opinión de ti y te aprecio
mucho.
Me preguntas que qué me ha pasado. Te contesto que nada de
particular. Disfruto mi vida con mi familia, con mis libros, con mi música, con
mi trabajo y con mis amigos. Nada de particular.
La segunda es que contra quien me estoy “rebelando”. Te respondo
que me rebelo, como siempre, contra la injusticia, contra la mentira, contra la
hipocresía. Nada de particular. Toda mi vida me he rebelado contra lo mismo y
seguiré haciéndolo hasta que pueda.
Tercera pregunta es que a quién estoy representando. Respuesta:
a nadie Carolina. A estas alturas de mi vida sólo me represento a mí mismo.
Durante algunos años fui el vocero de un partido político y lo representé con
la mayor dignidad posible. También representé en el Congreso Nacional a los
electores del estado Aragua y del Distrito Federal. Hoy sólo me represento a mí
mismo.
Cuarta pregunta es que quién me dio poder para ser vocero y de
qué. Francamente no entiendo la pregunta, pero igual te la contesto: nadie me
ha dado poder para ser vocero y de nada.
Quinta pregunta: ¿Qué locura es esa de prestarte a convocar
elecciones adelantadas? Tampoco entiendo esta pregunta, pero te aclaro que esa
locura no la tengo. No tengo ninguna autoridad para convocar elecciones ni
adelantadas ni oportunas. Yo no he convocado ninguna elección ni puedo hacerlo
ni se me ha pasado por la cabeza. Permíteme preguntarte yo ahora: ¿de dónde sacaste
esa locura de que yo había convocado unas elecciones “adelantadas”? ¿Quién te
dijo semejante disparate? ¿Y cómo te atreves a divulgar esa especie por la red
sin verificarlo conmigo?
¿Que bueno que “todavía” pienses que no estoy en una macolla de
traidores! Permíteme decirte que me ocurre lo mismo, yo estoy seguro de que tú
no estás en una macolla de traidores. Estoy seguro de que nunca lo estarás.
Toda mi vida he predicado la unidad. Unidad en la familia, en el
municipio, en los partidos políticos, en la nación venezolana. Si algún tema ha
sido recurrente en mi ya larga vida pública ha sido el de la verdad.
Hablas de que “salieron unos auto designados a echar una broma
que no tiene sentido”. Te informo que no he salido con ningunos auto
designados a echar ninguna broma. Si acaso esa es tu manera de referirte a la
reciente reunión que hubo en la Casa Amarilla, te informo que ni estuve en esa
reunión ni he tenido nada que ver con ella. ¡Qué bueno hubiera sido que
hubieras chequeado la información -como corresponde a un buen periodista-
conmigo, que además soy tu amigo, antes de poner a circular por la red esa
carta tan extraña y tan absurda.
No he hecho nada por arriesgarme a perder lo poco que me queda
de credibilidad. Tampoco por incrementarla. Me tiene absolutamente sin cuidado
esa cosa tan mediocre, volátil y frívola y tan volátil que llaman la opinión
pública. Afortunadamente ya superé esa etapa y estoy feliz con la evaluación
que hago de mi propia vida. Es l única opinión que me importa.
Agradezco y aprecio mucho la confianza de los casi tres millones
de votantes que me dieron su confianza en las elecciones de 1988. Más del 40%
de los electores.
Me acusas de estar prestándome a la destrucción del país. ¿Con
qué derecho, mi estimada Carolina? ¿Cómo puedes hacerme una acusación tan
grave, ponerla a circular masivamente, sin tener ningún fundamento para ello?
He dedicado toda mi vida a servirle a Venezuela, a los
venezolanos y a mis ideales socialcristianos. Lo he hecho con toda honestidad y
con toda devoción. No me merezco esa acusación tuya ni encuentro fundamento
alguno para que me la hagas.
Te aclaro que a mí nadie me ha hecho ni podría hacerme “oferta”
alguna. Estoy seguro de que a ti tampoco. Al menos eso creo.
Efectivamente soy un Demócrata Cristiano y muy orgulloso de
serlo. Hoy más convencido que nunca. No sé de donde sacas lo del chiripero,
pero te aconsejo que te informes mejor antes de escribir cosas tan injustas y,
sobre todo, antes de ponerlas a circular por la red.
A mí también me produce mucha tristeza las críticas que me
hacen. Para ellas tengo una respuesta inspirada en las palabras del mártir del
Gólgota: ¡Padre, perdónalos porque no sabe lo que hace, ni lo que dicen, ni lo
que escriben!
Te agradezco mucho que piensas que “no estoy vendido”. Gracias.
Yo tampoco creo que tú estés vendida. También estoy seguro de que tú no eres
corrupta, mucho menos que seas una delincuente.
Pero caramba amiga, con una carta tan temeraria como la que me
has dirigido, tan injusta y tan carente de fundamento cualquier cosa podría
pensarse.
Creo, mi apreciada amiga, que por tu juventud estás a tiempo de
prestarle muchos servicios al país. Ojalá la próxima vez que sientas la
tentación de escribir una carta como ésta, te informes mejor. Te mereces un
futuro mejor.
Saludos cordiales, Eduardo Fernández
P.D. Te agradezco que publiques esta respuesta mía en el mismo
lugar en que publicaste la tuya. Gracias.
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