Blog de Víctor José López /Periodista

viernes, 15 de febrero de 2019

DEL LIBRO INFATIGABLES Por Víctor José Lopez CUANDO LLEGA LA MUERTE

CUANDO LLEGA LA MUERTE 
Capítulo XV 
“Puedo pasar a la historia por hacer un mal gobierno, pero jamás por ser desleal con Guzmán Blanco” 
JOAQUÍN CRESPO 
Al salir el sol la mañana el 15 de abril en Las Majaguas, ya había despertado Joaquín Crespo. Lo hizo con el estruendo de los pájaros en el campamento, mucho antes que el toque de Diana invadiera el espacio de la sabana. El Taita despertó con la noticia: - En el Hato Carmelero hay gente, hay muchos jinetes y se escuchan disparos. 
Joaquín Crespo ordenó levantar el campamento y marchar hacia el Hato Carmelero. El jefe avizoró en la sabana a la gente del general Samuel Acosta, brazo derecho militar del El “Mocho” Hernández. “El tuerto Acosta” se encontraba en un lugar arbolado, conocido como La Mata Carmelera. Visto esto, Crespo decidió un alto a la tropa y su inmediata preparación para el combate. 
Se distingue el Gran Jefe entre todos. Su llamativo sombrero jipijapa y su blanca capa de “Héroe del Deber Cumplido”, lo hacen inconfundible. Joaquín Crespo monta su mula “Gragea” y, en última instancia, el caudillo cambia de montura. Desmonta la mula y ensilla su caballo “Rompelínea”. Crespo se dirigía al descampado centro de las acciones sobre su caballo peruano, brioso tordillo en blanco, de fina estampa como cantaría Chabuca a los chalanes de su tierra peruana...Monta Joaquín pero, al instante, se escucha el estruendo de un disparo de máuser que lo detiene. El balazo hace blanco en medio del pecho de Crespo y le arranca la vida al último caudillo de la nación. 
Era el 15 de abril de 1898.
Ha muerto Joaquín Crespo, pero el enemigo no lo sabe. 
El “Mocho” Hernández se había unido a Luis Loreto Lima, recibiendo de este un contingente de 700 hombres, de los que 400 eran infantes y 300 jinetes. Loreto Lima ubica francotiradores en los samanes de La mata Carmelera, entarimados y armados con cinco rifles Winchester 44. Más efectivos que los viejos Sharp y los Enfield de abrazadera populares en la guerrilla cívica venezolana. Contaba el general Salvador Barreto que, ese día y en ese momento, se dispararon ametralladoras, dos ametralladoras del gobierno que si no causaron destrozos fue por impericia de los encargados de disparar. Las ráfagas siempre fueron sobre las cabezas del enemigo. Ante la confusa situación el general José Manuel Hernández se percata del desorden que surge en La Carmelera. A la confusión y al desorden les acompaña una retreta de plomo provocada por el fuego de los mochistas que emboscados en los árboles atacan a los crespistas. 
El “Mocho” no sabe, no le han informado que ha caído muerto Joaquín Crespo y, viendo el desorden, y antes que se convierta en una situación indetenible, Hernández decide no atacar las facciones gubernamentales por creer que todo se debe a una operación de distracción ordenada por  Crespo, para rematar al sorprendido enemigo.
José Rafael Núñez, Comisario de Guerra de Crespo y testigo presencial de lo sucedido tiene esta versión del acontecimiento:
-La muerte del general Crespo fue instantánea. Sus ayudantes cumplieron, valiente y lealmente con su deber. En parihuela lo sacaron del campo de batalla al general bajo los fuegos enemigos. El cadáver de tan ilustre Jefe lo llevaron a Acarigua donde, con los elementos de que podían disponer, lo prepararon para conducirlo a Caracas. 
Así lo hicieron, y tomaron el camino vía Barquisimeto. 
El relato del General Salvador Barreto Fernández, sobre los acontecimientos de Queipa es de fundamental importancia para la documentación histórica de los hechos. Salvador Barreto escribió su testimonio de El Carmelero, fue la respuesta a un artículo publicado en la revista Élite de Caracas, una reseña de los eventos que condujeron a la muerte del general Crespo. 
Salvador Barreto se había incorporado a la oficialidad del Movimiento Nacionalista del “Mocho” Hernández, aportándole a las fuerzas del nacionalismo caballos, mulas, reses, pertrechos de guerra y tropa hasta llegar a 700 hombres en armas que participaron en la contienda revolucionara antes del fatídico 16 de abril de 1898 de la Mata Carmelera. Aquella mañana, el General Salvador Barreto, condujo con acierto la acción protagónica de la Infantería. 
Más tarde participaría en La Guerra Libertadora contra Cipriano Castro y, bajo las órdenes de Manuel Antonio Matos, el General Barreto logró la propuesta de conciliación hecha por el presidente Cipriano Castro. Un año más tarde, Salvador Barreto fue nombrado Vicepresidente del estado Zamora, dependencia cuyo territorio abarcaba entonces lo que hoy cubren los estados Barinas, Portuguesa y Cojedes. 
Salvador Barreto contrajo matrimonio con Dolores Micaela Lima Acevedo, hija de Evaristo Lima, de cuyo enlace nacieron nueve hijos: cinco varones y cuatro hembras. Eran los muchachos y las muchachas de La Cruz Verde, los Barreto que se multiplicarían por generaciones . 
Don Salvador Barreto no se salvó de las persecuciones políticas del gobierno gomecista. Felipe Arcay, Presidente del Estado Cojedes, obediente de la voluntad de Gómez le obliga ausentarse de “La Trinidad, su hato , la casa de sus hermanos Gervasio y Raimundo. 
Hijos de don Salvador, y de la Tía Dolores, fueron hombres y mujeres excepcionales, ligados todos con las irreductibles cadenas del afecto hacia los López, los Ortega, los Medina... y en especial a las causas humanísticas de Venezuela. 
Si hoy son los Giusti Barreto – muchachos y muchachas., ayer fueron los Barreto Muskus, los Barreto Hernáiz y como si fuera poco hubo que elevarlo al cuadrado con los Barreto Barreto. 
. Los hijos de Chichía, Manuel Salvador, José Rafael, Ma- ría …  Con ellos los Barreto al cuadrado, Rodrigo, el hijo de José y de María, adorable y adorada...y entre todos, en el maravilloso jardín de nuestra inolvidable Trina, Esposa de Godofredo Medina López ,“Chichí”, hermano del legendario Luis Eudoro Medina López y sobrino del Jefe Nacionalista Eudoro López, del Estado Mayor del Mochismo, quien junto a los Lima y los Ortega tanto tuvo que ver con la formación y los frutos de las inagotables ramas de los árboles procedentes de esta historia nutrida de frutos que tanto le han dado a la Venezuela eterna... 
En n, motivos han sido muchos y todos del corazón. La lista de los hijos del General, desordenada en su antigüe- dad, la encabeza el doctor Manuel Salvador, eminencia en la Medicina Sanitarista quien se entregó de cuerpo y alma en bene cio de sus semejantes. Sus hermanos el Ingeniero José Rafael, Miguel Eduardo, Félix, María Cristina – campante a sus 103 años de edad – Chichía (la adorada Isabel Cecilia), Inolvidable Lola – Dolores Micaela . 
En 1909 eligieron a don Salvador Diputado al Congreso Nacional por el gran Estado Zamora, donde figuró como uno de los firmantes de la Constitución que le devolvió a Cojedes su definitiva autonomía administrativa. Motivado por fuertes discrepancias con el régimen, debido a las medidas drásticas empleadas, es que se produce, arremetida contra sus bienes y su familia. A la muerte de Juan Vicente Gómez, siendo el general Eleazar López Contreras presidente de la República, Salvador Barreto fue designado Senador al Congreso de la República, siendo éste el último cargo que ocupa en la administración pública. 
En referencia a los hechos ocurridos la mañana del 16 de abril de 1898 en La Mata Carmelera, el general Barreto escribió: 
-Recientemente leí en la Revista Élite su importante artículo “La muerte de Joaquín Crespo” y como en él se me hace el honor de la cita y encontrándole entre los pocos sobrevivientes de la acción del Carmelero he querido, a pesar de mis 82años, informarle acerca de algunas observaciones que estimo de interés ya que de hacer historia se trata. Anoté en primer término el incidente que usted cita del caballo de Crespo “desjarretado” en Las Canoa según dato procedente de las Memorias del General Gallegos. - Al respecto recuerdo, que de ello nunca se habló en las filas nacionalistas y, aún más, con las fuerzas del General Crespo se encontraba en el nombrado lugar mi compadre Francisco Villegas incorporado poco antes en el Tinaco y que nada refería de tal hecho criminal y, en todo, ajeno a los sentimientos del llanero para con el caballo su noble y muy estimado compañero inseparable. 
En cambio de ese incidente, le referiré otro, del cual doy veracidad.- Movilizado el General Crespo de las Canoas, o La Canoa como decimos los tinaqueros, siguió vía del Baúl, descansando en horas del atardecer en La Yagua, casa del apreciado señor don Pacho Cárdenas y allí, al col- gar el chichorro, como es costumbre, quiso la mala suer- te que se desprendiera una gruesa vigueta o palo suelto, puesto en la armadura de la ramada y el cual fue a golpear muy cerca del Jefe Liberal. Incidente éste que preocupó al amo de la casa, pero no al General Crespo, quien de inmediato le invitó con nobleza a sentarse con él en el reciente situado chinchorro y, juntos, entraron en conversación, re riéndose Cárdenas, que Crespo le dijo: - Si yo fuera un hombre de cábala, con esto de ahora y lo sucedido ayer, me regresaría o cambiaría de plan, preguntándole: - ¿Qué jefes nacionalistas están por estos lados? Toda vez que en horas del mediodía y el día anterior le había sorprendido en el hato El Totumo parte del Estado Mayor y lleva- dos todos los caballos. Este hecho llamó poderosamente la atención del General Crespo, por lo audaz del asalto dada la hora y el escaso pelotón de caballería que actuara de manera resuelta. Luego Crespo empezó allí a medir que pisaba terrenos muy conocidos de hombres valientes dispuestos hacerle saber al Jefe Guariqueño que con El “Mocho” andaba Luis Loreto Lima, quien planeó y dirigió el asalto referido con sólo 57 hombres, la mayoría cojedeños y entre los que tuve la suerte de contarme. Crespo no tenía miedo, pero medía bien sus movimientos. 
Es oportuno anotarlo, que sin el mencionado asalto sor- prendimos al enemigo en la mejor forma, pues muchos hombres se bañaban en el río La Guamita y otros comían carne asada. También fuimos sorprendidos, porque por primera vez se empleó el Mauser de repetición y la Ametralladora. De recientes, si los comparamos al armamento actual. Recuerdo que nos llovió plomo, pero afortunadamente muy alto debido a la falta de entrenamiento y compenetración con el uso de tan sofisticado armamento. Sólo un hombre nos mataron en la violenta escaramuza que tanto celebrará su patrocinante por el éxito alcanzado y estímulo a nuestras escasas fuerzas. 
En adelante los hechos se sucedieron más o menos de la forma que se describe: hubo el tiroteo de Peñalito y en fuerte encuentro con las tropas de Maduro y Arana en ho- ras del mediodía y para la noche del 15 recuerdo permanecimos sobre las armas con todos los caminos y veredas cogidos, con fogones apagados, y alertas todos pues sabíamos que el enemigos no podía haber ido muy lejos. Yo actuaba como Jefe de la Guardia de Caballería e hice recorrida del campo, junto con cuatro compañeros y con el santo y seña “Orinoco – Orocopiche”. Ya con los claros del día divisé a distancia, polvareda y zamuros lo que hizo pensar que el enemigo se acercaba. – De inmediato regresamos al campamento, dimos la novedad en momentos que comenzaban los primeros tiros de ese día.- El General Luis Loreto Lima sugirió al General Hernández disponerse de la misma manera que el día anterior con Maduro: la Infantería con Hernández tomó por la derecha y la caballería partió por el claro de sabana por donde venía el enemigo.- Un piquete de caballería, que era lo que tenían, se nos presentó de avanzada anqueando esta violentamente para dejar acción al Ejército de Infantería que nos dio una fuerte carga dispersando parte de la caballería rehecha ésta luego por el Comandante Julio Sánchez.- Sánchez dio instrucciones al General Lima y al General Bernabé Mora que se pusiera delante con la Infantería y cargara duro uniendo así el ataque a la acción que en otra parte del campo realizaban conjuntamente las otras fuerzas de Hernández. Poco después regresó el General Mora informando que se le acababan las cápsulas, pero que advertía que al enemigo se le veía mal y retrocedía. Corrí al sitio donde estaba lo que llamábamos “el parque”, unas cajas papeloneras sobre mulas, veri cando que estaban vacías ya que los soldados para alcanzar el fondo tenían que hacer grandes escuerzos. 
De regreso a la casa del General Lima le encontré a pie y bravo por la muerte de su estimado caballo. Hacía disparos con uno de los Winchester que teníamos. Seguidamente llegó allí Rafael Hurtado a quien usted cita, re riendo que algo había pasado pues las fuerzas del gobierno estaban abandonando el campo, agregado que cerca de donde él estaba preso había caído uno que recogieron. El fuego aún permanecía en buena parte de la zona y siguieron llegando informaciones y conjeturas que si sería el General Crespo el muerto, hasta que la noticia nos llegó con firmada. Recorriendo el campo estuve en el lugar donde se nos dijo cayó Crespo, recordando hoy como ayer haber visto allí cuatro muertos, uno de ellos, a quien no pudimos identificar, con dormán azul y con un tiro en la cabeza. Rechazo lo de la “winchestera” que usted cita, y mucho más figurando en ella Leopoldo Ortega, Samuel Acosta “El Tuerto”, Maza, los Lima Acevedo y otros, ya que como anoté tal tipo de armas no las teníamos el carácter y valor de los oficiales señalados en tal supuesto cuerpo hubiera sido ofensivo en su condición de hombres de acción , algunos de lanza, ahora señalados como apostados disparando desde árboles. Pregunta usted ¿de dónde partió la bala que dejó sin vida a los otros que señalo estaban junto al General Crespo? Siendo oportuno recordar aquí que las fuerzas nacionalistas, tanto de la toma de Tinaquillo días antes del Carmelero. Como en las otras acciones incluida la librada con Maduro se había hecho con 150 máuseres y 5 mil cápsulas. Con esta descripción sólo he querido anotar lo que presencié, con el propósito de desmentir la posibilidad que Crespo fuera muerto por gente apostada o atrincherada. El General Crespo murió en acción de combate y en el momento mismo de montar su caballo Rompelínea. Deseo, además, rechazar con lo expuesto lo que han venido anotando algunos pseudo historiadores contemporáneos, que el Ejército Nacionalista quedó derrotado en el Carmelero cuando, como dije, quedamos en el campo hasta la partida de los generales Hernández y Luis Loreto Lima camino a San Carlos, yendo éste último enfermo con fiebre y quedando yo encargado de la Caballería.
Ve usted que Dios ha querido conservarme la vida y permitirme esta narración y a la vez continuar tomando leche sin “jincar matapalos” como dicen dijo el General Crespo refiriéndose a los Barreto, y visitar con frecuencia mi hato La Trinidad (Estado Cojedes) ya con 100 años siendo barretero para honrar a mis mayores, recordados y desaparecidos hermanos, de mis hijos, sobrinos y nietos de quienes espero sabrán conservarlo como exponente de contracción al trabajo, al campo y a la honrada tradición del llanero. 
De usted atentamente (Fdo. Salvador Barreto) 

1 comentario:

Anónimo dijo...

leyendo emocionado este relato mi admiracion por el general Salvador Barreto, quien era el dueño de la Casa que heredamos de Maria Otilia Barreto Barreto Barreto Barreto, hija de socorro Barreto y el general Teodoro Barreto y nieta de el general cipriano Barreto y Agustina Barreto y bisnieta de el general Magdaleno Barreto Garcia Rosalia Diaz Matute, en esa casa fue recibido Cipriano Castro y Gomez para un almuerzo que planifico el General Salvador Barreto, en el año de 1904, donde el presbitero Leopoldo Lima Blanco solicito los recursos para la torre de la iglesia, el vendio su casa de Tinaco a su pariente Victorino Barreto y su esposa Leonor Barreto. la Barretera en guerra fueron muchos, Nicacio. Luis Loreto Lima Barreto, Angel, Cipriano, Guillermo, el cabo Luis Barreto, Felix entre otros. m nombre es Teodoro Bolivar Caballero nieto de Maria Otilia Barretony el telefono debla casa 02584330144.