EMPRESARIOS, TRABAJADORES Y GOBIERNO
Escribo estas líneas desde
un Puente sobre el Lago muy deteriorado y tratando de superar una crisis
producto de la incompetencia, desidia e irresponsabilidad gubernamental. Pero,
a pesar de todo, continúa siendo símbolo mundial de la zulianidad. Tenemos el
deber de estar pendientes, junto a los graves problemas ya permanentes que
azotan a este bravo pueblo. Además de la basura, del deterioro de la planta
física pública y privada, de lo educacional y sanitario, de la creciente
inseguridad está la incertidumbre frente al presente que se convierte en futuro
inmediato aceleradamente.
Nuestra inquietud para
esta semana está centrada en el mundo del trabajo. Empresarios, empleados y
obreros son víctimas de una calculada política ideologizada que el régimen
ejecuta, además, con probada ineficacia y dosis de corrupción superiores a todo
cuanto hemos visto en América Latina. El éxodo de millones de compatriotas es
consecuencia directa de este malsano propósito oficialista. Arruinar a todo el
mundo y que todos pasemos a depender del estado-gobierno. Ricos y pobres,
viejos y jóvenes, mujeres y hombres bajo la bota de una siniestra dictadura
comunistoide. Lo que sucede no es casual. Tampoco producto de errores
corregibles por parte de quienes no tienen voluntad de rectificación. Se trata
de alcanzar el objetivo con más de lo mismo, pero peor. Frente a esta realidad
ratificamos nuestro llamado a la resistencia activa a todos los sectores
comprometidos con la democracia hasta convertirla en una verdadera insurgencia
hasta lograr el cambio que Venezuela necesita y el mundo entero está esperando.
En esta oportunidad el
llamado es a empresarios y trabajadores y a todos cuantos dependen del esfuerzo
de ambos sectores. No deben rendirse, ni resignarse, ni entregarse
acomodaticiamente aunque deben estar preparados para sobrevivir. La defensa
activa de la iniciativa privada, de las libertades económica y de trabajo son
derechos fundamentales que debemos reivindicar decididamente. Este país se
levantará de sus ruinas cuando los productores de la ciudad y del campo, los
industriales de todas las áreas y, por supuesto, el comercio se desenvuelvan a
plenitud e incluso puedan orientar sus actividades para cubrir las necesidades
de la población y también hacia las exportaciones generadoras de divisas
suficientes. La libertad económica es premisa básica para suplir la ignorancia
y las desviaciones. Además, mercado y estado no son contradictorios. Se
complementan necesitando una legislación sabia y estable de obligatorio
cumplimiento para ambos, especialmente para el estado que la dicta y debe ser
el primero en someterse a esas normas.
Tengo fe en los hombres de
negocios, en la iniciativa empresarial y de sus trabajadores. Deben agotar
esfuerzos de unidad en esta lucha existencial que están librando y así alcanzar
el objetivo tripartito de un mismo rumbo y objetivos compartidos entre
trabajadores, empresarios y gobierno.
Lunes, 27 de agosto de
2018
@osalpaz
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