Blog de Víctor José López /Periodista

viernes, 27 de julio de 2018

INMANENTE Leopoldo López Gil


Es muy posible que Sir Winston nunca se preocupase de Venezuela, eso sería de esperar puesto que se ocupaba y angustiaba con eventos y circunstancias terribles y catastróficas como la Guerra Mundial, el Holocausto, la Cortina de Hierro, la creación de Israel, la nacionalización del Canal de Suez, la independencia de la India y otros tantos asuntos que sucedían mientras en nuestro país solo veíamos como llovía progreso, tal como lo dice la canción de Juan Luis Guerra pero afortunadamente Churchill escribió y legó recomendaciones para casi todas las circunstancias que se pueden vivir en un mundo convulsionado, por ello cito aquí unas líneas que estoy seguro se podrían pensar que fueron escritas por un ser capaz de entender la situación y un líder dispuesto a conducir a sus seguidores por el camino de la victoria; escribió así:
¨La muerte y la tristeza serán nuestras compañeras en la travesía; el infortunio nuestra vestimenta; la constancia y la valentía nuestro único escudo. Tenemos que unirnos, debemos ser audaces, tenemos que ser inflexibles, solo unidos.¨

Estas palabras  bien podrían ser consideradas proféticas para esta pobre nación, invadida y conquistada por dos enemigos muy sólidos:

el primero, gracias a la traición e incapacidad de nuestras armas en un abrir y cerrar de ojos aparecieron extranjeros dirigiendo a nuestros soldados, policías, servidores públicos, servicios de sanidad, registros, notarías e identificación y muy probablemente nuestro poder electoral.

El segundo enemigo es más difícil de vencer ya que se trata de algo interno, algo propio es una mezcla de ambición, egoísmo, soberbia y codicia que se inoculó en nuestra dirigencia y no solo la política, más bien toda la dirigencia social que ha construido una colosal barrera a la unidad. Un enemigo formidable cuya derrota urge para poder caminar por el sendero de la recuperación.

Hacer un llamado para la defensa de nuestra nación comienza por descubrir la verdadera fibra patriótica de cada ciudadano, al contrario de esa diana matutina para engrosar filas de un ejército traidor que pretende luchar contra un enemigo imaginario, espejismo en el desierto de valores y principios que nos ha dejado la sequía del Socialismo del  Siglo XXI, el llamado debe surgir por el redoblar de las fibras del corazón al ver como mueren en total abandono y miseria los hermanos de la otrora nación orgullosa.

Unirnos no es una opción es el mandato para vencer, hagámoslo y seguramente cualquier sacrificio de hoy será la recompensa de mañana. Lo difícil pareciera ser lo sencillo que es lograrlo, solo hace falta un elemento: voluntad, querer es poder.

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