Blog de Víctor José López /Periodista

viernes, 6 de julio de 2018

DEMOCRACIAS POPULISTAS Leopoldo López Gil



Bertolt Brecht escribió sobre la democracia una pregunta que se podría considerar lapidaria para esa forma holística en nuestro siglo XXI.: “En democracia todo el poder viene del pueblo, pero, ¿a dónde se va?”.

Los gobiernos que emergen de elecciones libres tienen la obligación de ejecutar sus programas y promesas dentro de las restricciones que imponen los marcos constitucionales y legales de sus respectivos países, sin embargo vemos como cada día es más frecuente la burla hacia sus electores y, peor aún, la traición a sus ciudadanos al irrespetar desde lo más elemental del contrato social hasta causar total infelicidad y miseria a sus naciones.

 A este fenómeno los estudiosos de las ciencias políticas lo han denominado populismo. No se trata de ideas específicas per sé, tiene muchos elementos en común, aun siendo tan opuestos como podrían ser socialistas y conservadores.

Son más importantes las emociones que las ideas, por eso el punto de partida común es ser furiosos antisistema, ser intérpretes de  frustraciones y re sentimientos para legitimar sus abusos.

La desgracia de los políticos esclavos de las encuestas y los pueblos ignorantes seducidos por cantos de sirenas se convierte en una trágica pérdida de la institucionalidad y la muerte de la democracia, ese sistema que al intentar dar participación real a los ciudadanos en la conducción de sus gobiernos y la senda de su destino, creó los poderes independientes y autonómicos, puso a las armas al servicio de los civiles y garantizó la defensa de los débiles contra el Leviatán, los populistas destruyen al apelar a su seudo identidad de ser “el pueblo” y llamar “popular” a los instrumentos gubernamentales.

Algunos han considerado a esta política “identitaria” como la primera amenaza a la democracia pues por definición es excluyente del pluralismo, nadie más se puede abrogar la posibilidad de entender o interpretar a sus conciudadanos. Es así que se intenta justificar las cárceles para los que difieren pues para el populista estos “impostores” traicionan a esa patria que solo ellos representan y por supuesto defienden.

Otra característica de estos personeros del nuevo amanecer, ”el mar de la felicidad” es despreciar a las élites, no solo a los ricos que es lamentablemente una tradición casi cultural en nuestra sociedad, es el desprecio al talento, al conocimiento y al mérito, para ellos es perfectamente justificable la destrucción de empresas, universidades y hospitales pues al fin de cuentas quienes llegan sí lo han hecho por corruptos e inmorales, solo los de su banda (perdón, quise decir bando) son meritorios e impolutos, aunque sean los más calificados incapaces y lo comprueben con la total destrucción de lo encomendado a su escasa habilidad.

Lamentablemente para nuestro empobrecido país no va a ser fácil salir, y no se dude que tenemos que salir, de este régimen gran exponente de lo peor del populismo, pues la sustitución de un sistema anti democrático con métodos democráticos es además de complejo casi inaguantable, el estado comatoso de la sociedad hace que muchos piensen que la quimera democrática no es más que una utopía y debemos conformarnos como los cubanos o los coreanos del norte a vivir espetados por el populismo bolivariano

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