Blog de Víctor José López /Periodista

jueves, 5 de abril de 2018

RES NON VERBA Leopoldo López Gil.


 
Lo recuerdo como si fuese ayer, allí en la antesala del Ministro de Estado para la Planificación, CORDIPLAN, su figura siempre enjuta, su vestimenta rigurosamente oscura y su enorme personalidad arropada por humildad  y fascinante sencillez.
 Lo había conocido años atrás como estudiante de ciencias económicas y fui presentado por mis antiguos compañeros de colegio que entonces eran sus alumnos y él su profesor dilecto, a pesar de su juventud.
 Meses después recibí su invitación para participar en una suerte de taller seminario que bajo su direccion y  auspicios de la Asociación Venezolana de Ejecutivos reunía a jóvenes en plena formación profesional para inculcar la educación y cultura complementarias a quienes manifestaban preocupación por los campos menos transitados en los cursos formales como el desarrollo, o mejor dicho, subdesarrollo social, la política vista de ángulos no doctrinarios ni dogmáticos y además quehaceres abandonados por las élites criollas. Era su manifiesta preocupación por la formación del talento hasta lograr su máximo potencial.

Era  casi religiosa la dedicación a la juventud, al rescate de sus los valores y empuje por la convivencia social en paz bajo el respeto a las leyes. Tal vez de allí al mezclar sus propias habilidades descubrió un camino nuevo y original para impulsar el desarrollo social. 
 Mientras esperábamos, que de costumbre eran  largos lapsos, nuestros correspondientes turnos de presentación de cuentas ante el ministro, el  inquieto economista, entonces Director de Planificación del CORDIPLAN, me comentó que llevaba semanas proyectando un sueño, pero que hasta entonces no había logrado apoyo, ni interés, ni entusiasmo pese haberlo planteado a personas de gran capacidad intelectual , buena educación y cultura.
 No resistí la curiosidad de indagar  sobre este proyecto que por el preámbulo parecía  ser  complejo, pero sobretodo de esa originalidad que atrae a las mentes jóvenes dispuestas a cuestionar y  ensayar nuevas rutas.

El proyecto no me pareció irrealizable, por el contrario me entusiasmó al punto de convencimiento y compromiso. Era fácil cumplimentar el propósito pues para ese mismo momento yo, joven e idealista, acepté el reto como Secretario Ejecutivo del Programa de Becas Gran Mariscal de Ayacucho. Para echar a andar el proyecto solo se requería un aporte inicial y becar a  50 jóvenes.
 El economista se transformó en músico y ambos convencimos a un verdadero visionario ,el Presidente Carlos Andrés Pérez, quien por intermedio de su planificador genial ,el ministro Gumersindo Rodríguez ,autorizó  becar a esos jóvenes para formar la primera Orquesta Juvenil de Venezuela. No era unánime  aceptar como prioritaria el área cultural, pero todos así lo vimos.
 Nació y creció esa criatura ,hoy admirada por todo el mundo, pero la lección más importante fué el ejemplo de vida del Maestro,  hombre sencillo . ¨RES NON VERBA,podia ser su lema , lamentablemente otros han querido cubrirse con glorias ajenas, como que  poniéndose la chaqueta tricolor les concediera la paternidad de ese esfuerzo, ello son  ¨verba non res¨.

Adios Maestro, gracias por dejarnos tu obra

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