Por Luis Manuel Aguana
A partir del 15-O los venezolanos se comenzaron a plantear que
no se puede seguir acompañando una posición absurda como la de seguir
concurriendo a elecciones con un árbitro parcializado, por más que los
liderazgos los lleven bozaleados a un matadero electoral. Tanto lo aprendieron,
que aquellos a quienes siempre tratamos de convencer que el CNE era fraudulento
y no se podía asistir sin condiciones a otra elección, son los primeros que
ahora rechazan al organismo electoral aun siendo quienes siempre defendieron
que ellos ganarían independientemente de las trampas del gobierno. Parece que
ya cambiaron de posición y eso es un avance importante para lo que ocurra en el
futuro.
Pero lo más importante que a mi juicio está comenzando a
modificarse, es que ahora el tema del cambio político no se está centrando en
candidatos, o cargos de elección popular. Se están empezando a discutir rutas,
caminos, formulas para salir del régimen. ¿Y por qué digo esto? Porque
precisamente se está poniendo en tela de juicio la famosa “ruta electoral” que
la MUD nos había vendido como la panacea para salir de estos delincuentes que
detentan el poder en Venezuela. Ya se está dejando de lado esa discusión
maniquea de que solo con elecciones, y menos con unas trampeadas, podremos
superar esta espantosa crisis.
Entonces ya estamos poco a poco cayendo en el debate correcto.
Porque si hablamos de métodos, procedimientos, y rutas de acción, entonces
quienes las van a ejecutar pasan a un segundo plano. Una vez que se decide qué
hacer, se buscará luego al que mejor lo haga. Parece lógica simple pero
sumamente complicada para quienes históricamente han hecho descansar toda la
estrategia de la lucha opositora para contener al régimen solo en el cambio de
las caras electorales. Tenía que llevarse al país a un fraude de proporciones
nunca antes vistas como el del 15-O para que la población comenzara a entender
la situación y a pensar de otra manera. Aunque todavía es muy pronto, podemos
debatir algunas de esas rutas. Veamos.
La primera de ellas es la que llamaría la “ruta clásica” que se
nos ha propuesto desde que se nos ha llevado a votar con este sistema corrupto
del CNE. De acuerdo a esta ruta la oposición oficial nos vende que
independiente de las trampas del CNE, si votamos en un porcentaje mayoritario y
si se tienen todos los testigos en las mesas, entonces no hay manera de que se
nos estafe.
El fundamento sobre la que se basa esa ruta está en el triunfo
opositor en las elecciones Parlamentarias del 6D-2015. Aunque la “ruta clásica”
parecía ser imbatible hizo aguas el 15-O, y ahora los voceros de la MUD achacan
sin fundamento estadístico la derrota a la abstención. A mi juicio la oposición
gano el 6D-2015 no precisamente porque el CNE no estuviera preparado para
robarnos de nuevo las elecciones (ver Emili Blasco de ABC Internacional, “El
Alto Mando militar fuerza a aceptar la gran victoria de la oposición en
Venezuela”, http://www.abc.es/internacional/abci-alto-mando-militar-fuerza-aceptar-gran-victoria-oposicion-venezuela-201512070619_noticia.html?ref_m2w).
Desde el 2004 hasta la fecha el CNE ha hecho fraude técnico en absolutamente
todas las elecciones pero sistemáticamente la oposición oficial ha ignorado esa
realidad…hasta ahora.
Los venezolanos probaron amargamente el 15-O que de insistir en
esa ruta sin un cambio profundo en el sistema electoral, los resultados
seguirán siendo invariablemente los mismos. De esta manera veo difícil que los
electores vuelvan a concurrir a las urnas electorales si no se demuestra un
cambio profundo que garantice los votos de la población. Si la MUD pretende
insistir en la “ruta clásica” tendrán que cambiar a las autoridades del CNE
desde la Asamblea Nacional, con una composición imparcial y que sea tragada por
el régimen, algo que veo difícil –por no decir imposible- de hacer en
dictadura. Esto sin contar que la MUD aun sigue en convivencia con el régimen.
Incluso hicieron el amague de cambiar las autoridades del CNE pero saboteando
abiertamente el proceso por la inasistencia a la Asamblea Nacional de un partido
opositor claramente consustanciado con el régimen.
En contraposición a la “ruta clásica” electoral de la MUD, María
Corina Machado del partido Vente Venezuela ha propuesto una ruta alternativa
que pasa igualmente por el nombramiento de nuevas autoridades para el CNE por
la Asamblea Nacional pero que deberá sesionar desde el exterior porque serán
perseguidos como el TSJ en el Exilio que recientemente fue instalado en la sede
de la OEA en Washington, DC (ver MCM: No existe una salida por la vía electoral
con el CNE actual, en https://www.contrapunto.com/noticia/maria-corina-machado-o-existe-una-salida-por-la-via-electoral-165561/).
Esta ruta alternativa, que llamaremos “ruta del exilio”, pasa
por que ese nuevo CNE nombrado por la Asamblea Nacional convoque a elecciones
generales en la línea del cumplimiento del mandato de la Consulta Popular del
16J. Esta “ruta del exilio” sale como una respuesta a la crisis presentada por
el desastre de la MUD evidenciado el 15-O, estableciendo una secuencia de
eventos internacionales que eventualmente nos lleve a una transición por una
vía diferente que seguir esperando el cambio por la “ruta clásica” electoral de
convivencia con el régimen propuesta por la MUD.
En otras palabras, una vez que sea electo un Gobierno de Unidad
Nacional por un CNE legítimo en el exilio lo que faltaría sería forzar el
cumplimiento de ese escenario a través de la presión internacional. Esa presión
internacional se podría manifestar desde profundizar sanciones que se están
imponiendo al régimen desde hace algunas semanas hasta llegar a una fuerza
multinacional de intervención humanitaria.
El escenario se asemeja, con sus obvias diferencias, al
planteado en Panamá cuando Guillermo Endara ganó las elecciones frente al
candidato del régimen panameño en mayode
1989. Endara fue inmediatamente perseguido por Manuel Noriega, dictador en ese
entonces del país. Eso y la muerte de un soldado estadounidense por fuerzas de
Panamá fue la razón aducida para invasión por tropas norteamericanas. “El 20 de diciembre de1989, mientras los
estadounidenses bombardeaban distintos puntos de la capital panameña, Endara
fue juramentado como Presidente Constitucional de Panamá, en una ceremonia realizada
dentro de una base militar de Estados Unidos, ubicada en la Zona del Canal” (ver
Guillermo Endara, en https://es.wikipedia.org/wiki/Guillermo_Endara).
Sin entrar en consideración de si eso fue bueno o malo para
Panamá, ese país no se encontraba en la situación de la Venezuela actual, un
país completamente dividido y destruido por fanáticos ideologizados, que aunque
necesita con urgencia un cambio de Gobierno, también necesita que esas
autoridades nazcan producto de un proceso de reconciliación de su población, y
no salido de negociaciones a puertas cerradas sino de la decisión de sus
propios ciudadanos. Y eso va mucho más allá de elegir o designar a un nuevo
Presidente de la Transición ya que su estabilidad sería nula frente a un país
desmantelado y con la gravedad de los problemas que nos aquejan.
El esfuerzo de llamar a elecciones vía un nuevo CNE en el exilio
para provocar un Gobierno de Transición, es exactamente el mismo que el de
convocar a la población a resolver su crisis a través de un Referendo
Consultivo Constituyente que le pregunte al Depositario de la Soberanía: a) si
desea o no un proceso Constituyente Originario en paz –con unas Bases Comiciales
propuestas- para la reorganización del Estado y la re-institucionalización del
país destruido; b) si desea o no revocar la Constituyente de Maduro y sus
decisiones inconstitucionales; y c) si desea o no la renovación de todos los
Poderes Públicos y la designación de un Gobierno de Unión Nacional hasta la
promulgación de una nueva Constitución con elecciones generales. Esta ruta
garantizaría la estabilidad política del país.
La última pregunta iría en consonancia con la pregunta No 3 de
la Consulta Popular del 16J, solo que en este caso sería un mandato, no ya a la
Asamblea Nacional, sino a los Constituyentes electos, con lo cual la Asamblea
Nacional Constituyente no estaría disponiendo por si sola de los Poderes
Públicos sino por mandato expreso en Referendo del Pueblo Depositario de la
Soberanía.
Esta tercera ruta, que hemos llamado “ruta constituyente”
partiría igualmente de unas nuevas autoridades del CNE como premisa
fundamental, desde el exilio o no, pero también que la Asamblea Nacional llame
a ese Referendo Consultivo Constituyente por vía del Artículo 71
Constitucional, al cual podría convocar con mayoría simple de sus integrantes
por materia de especial trascendencia nacional.
Como verán, hay más de una propuesta de “rutas”. Y la última no
es nueva. No es más que una variante de lo que hemos propuesto por años desde
la Alianza Nacional Constituyente porque no es otra cosa que la convocatoria al
Poder Constituyente Originario para resolver la crisis del país, haciendo
énfasis que es desde su seno que debe nacer cualquier Gobierno de Transición,
no de una simple decisión nacida de un conciliábulo político. Y ahora, luego de
la Constituyente fraudulenta del régimen, se hace más necesaria aún esa
“ruta constituyente” luego de las decisiones ilegales que ya están tomando
desde la Asamblea Nacional Constituyente de Maduro.
No será cuestión de protagonismos personales sino de la solución
política que mejor le convenga al país. Quedará de los venezolanos decidir por
cual ruta continuar independientemente del conductor. Siempre me inclinaré por
una solución que no tenga más protagonista que nosotros mismos, incluyendo a
los que no piensan como yo. Pero esos procesos deberán conducirse por nuevos
liderazgos que nacerán de las cenizas del desastre del 15-O. No solo hacen
falta nuevas rutas sino quienes las planteen y las lleven a cabo. Empezamos a
estar en la dirección correcta…
Caracas, 20 de Octubre de 2017
Twitter:@laguana
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