Maduro anunció en la mañana de hoy lunes que cambiará la Constitución impulsada por Chávez en 1999 por una que transfiera a las comunas el poder del pueblo. Exactamente el paso que convirtió a Rusia en el primer país comunista del mundo bajo el famoso lema “Todo el poder para los soviets” (traducción: “Todo el poder para las comunas”: comunismo). La Oposición considera esta proposición muy peligrosa y anuncia una ofensiva total a partir de mañana martes hasta lograr la salida del presidente.
Para empoderar a sus “soviets” Maduro no esperará a que una nueva Constitución sea aprobada, pues al convocar  la Asamblea Constituyente él mismo establece que la mitad de los constituyentistas los designarían las llamadas “comunas”, elementos no previstos en la Constitución que el Ejecutivo ha creado dentro de un mecanismo para controlar los barrios. Objetivo éste (el control de la gente) que el régimen no ha logrado, a juzgar por el respaldo popular a las actividades de la Oposición en estas semanas.
El anuncio de que se establecerá un Estado comunista en Venezuela ha movilizado los factores de poder en Occidente más allá de lo que indican las declaraciones oficiales, que ya son bastantes cargadas contra el régimen venezolano. Los contactos de alto nivel evalúan la posibilidad de una intervención más directa en vista de lo que técnicamente es un abierto desconocimiento de la Ley Fundamental venezolana por parte del Jefe del Ejecutivo, enmarcada dentro de una amenaza a la seguridad de América y Europa. Debe agregarse que el general Padrino pudiera haber logrado en su viaje a Rusia alguna forma de aliento al plan de sovietización.
En términos generales, puede considerarse que Maduro, consciente del debilitamiento acelerado de su posición, anuncia una ofensiva desesperada que por lo menos traslade la discusión hacia un terreno tan absurdo que la haga interminable: el de si se impone o no un Estado comunista a la sociedad venezolana. La reacción de la Oposición, expuesta en la tarde de hoy lunes por el Presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, indica que el golpe no le tomó por sorpresa y que tenía lista su respuesta, la cual es recrudecer la lucha a partir de mañana martes.
El giro impuesto por Maduro a la situación convierte en cosa del pasado temas como el del diálogo, aunque abre la posibilidad de una negociación, sin suspensión de hostilidades, sobre el punto clave que explica la obstinada resistencia del régimen: qué sería de la plana mayor madurista si el gobierno colapsara mañana. En este sentido hemos homologado la situación de la cúpula madurista con la de atracadores acorralados que esperan, a cambio de liberar rehenes, el salvaconducto que les permita escapar hacia su santuario -en este caso, Cuba. El propio Maduro justificó esta noche del lunes -palabras más, palabras menos-, que hace lo que está haciendo porque “Estoy en peligro. Estoy en Peligro”.