LIBERTAD Y
JUSTICIA
El
pasado Día de las Madres se convirtió en otra oportunidad para repasar el duro
vivir de este tiempo venezolano. Razón tenía quien dijo que “las manos que
mecen las cunas” son las manos que escriben la historia. Con emoción sostenida
hemos visto la cristalización de una nueva generación de compatriotas, ejemplo
para el mundo y orgullo para nosotros. Sólidos, valientes, bien preparados, sin
cálculos secundarios prematuros se han convertido en la vanguardia de la lucha
por la libertad y la democracia. Corajudamente asumen los riesgos y dirigen la
resistencia frente a la tiranía gobernante. Desgraciadamente han caído
físicamente unos cuantos y centenares están injustamente detenidos al margen de
la Constitución y de las leyes. Pero la nación entera los respeta y admira. La
hora de la libertad plena se acerca inexorablemente y con ella, la necesaria
justicia que coloque todo en el sitio que le corresponde. Las madres de esta
gloriosa “generación del 17”, en medio de la lógica preocupación que mantienen
por la suerte diaria de sus muchachos, tienen que sentir el orgullo de ser
protagonistas fundamentales de cuanto está sucediendo.
Pero,
la lucha no ha terminado. Estamos más cerca del desenlace final que hace uno o
dos meses. El régimen está más débil y la resistencia opositora mucho más
fuerte. Sin embargo todavía no se puede cantar victoria. Con mayor atención
debemos analizar todos los movimientos del oficialismo, especialmente de
Nicolás Maduro. Aislado nacional e internacionalmente, condenado al desprecio
general ganado por sus disparates insólitos, aún tiene el control de la fuerza
bruta, de las armas de la República y la complicidad existencial de quienes
saben que las cosas se acercan al final. La desesperación puede llevarlos a
cometer locuras insólitas de las cuales la historia contemporánea de la
humanidad presenta varios ejemplos. La apelación a la violencia física e
institucional, al terrorismo de las armas cómplices, puede causar mucho daño
adicional, pero no será suficiente para detener o derrotar la lucha por la
democracia que actualmente se libra.
Trampas
fraudulentas se perfilan con claridad. Una de las más graves es la
inconstitucional pretensión de convocar una asamblea nacional constituyente
popular, comunal o como quieran llamarla. ¿Para qué? Pues pretenden distraer
las energías del pueblo que aspira al cambio integral de régimen, empezando por
Maduro, e intentar darle rango constitucional a ese monstruoso disparate que
fue el llamado plan de la patria. Absolutamente inaceptable. Las cartas están sobre
la mesa. Todo cuanto hacen está a la vista y todo el mal que han hecho ha sido
abusando de la credibilidad y buena fe del ciudadano común. Se acabó. No hay más espacio para el engaño y la
mentira. Libertad y Justicia son las consignas que el momento reclama. Por
ellas vale la pena jugársela completa.
Lunes,
15 de mayo de 2017
@osalpaz
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