El expresidente del Gobierno, José
Luis Rodríguez Zapatero, se ha negado a llamar preso político al opositor
venezolano Leopoldo López, condenado a casi 14 años en un juicio
considerado “injusto” por las organizaciones defensoras de los Derechos
Humanos. “Es un preso que debe salir de la cárcel”, ha declarado, utilizando la
retórica chavista. Tras las insistencias de la periodista se ha justificado
diciendo que es “un tema terminológico que no es importante”. “A veces una
palabra puede ser perjudicial para el objetivo que intentamos”.
En una entrevista concedida a
La Sexta este domingo, ha señalado que “el diálogo político es ahora más
necesario que nunca en Venezuela” y que él como mediador hace una tarea
de “paz preventiva”. “La única solución debe ser pacífica y consensuada
entre dos visiones antagónicas del país”. En este sentido, ha
confesado que él “sabía” que la decisión del Supremo de asumir las
funciones del Parlamento, que controla la oposición, se iba a “rectificar”
y que por eso pidió “paciencia” y “prudencia”.
Zapatero, que fue ratificado
por Maduro como mediador en el “conflicto” junto a los expresidentes de
Panamá, Martín Torrijos, y de República Dominicana, Leonel Fernández, ha dicho
que Maduro “ganó las elecciones democráticamente a Capriles”, borrando así
las dudas que numerosos organismos internacionales tienen sobre los comicios
presidenciales de 2013, y que el período de mandato presidencial no
debe acortarse como pide la oposición. “Las elecciones presidenciales deben ser
en 2018. Es lo que corresponde”.
Cabe recordar que los
opositores venezolanos han manifestado en numerosas ocasiones sus “dudas” sobre
la actuación del expresidente del Gobierno en Venezuela. “Zapatero se está
convirtiendo en el canciller de Maduro”, dijo el reconocido periodista
opositor Leopoldo Castillo.
Además, la Gran Alianza
Nacional (GANA), un movimiento de la sociedad civil ajena a los partidos
políticos, denunció ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH) que contribuía con su “actitud cómplice” con el
Gobierno chavista a que se “agrave la crisis humanitaria en Venezuela”. Solicitó
a la Comisión “determinar las responsabilidades indirectas por tolerancia,
omisión, aquiescencia, colaboración, que corresponden a los expresidentes
mencionados, quienes, con sus comportamientos, han contribuido al agravamiento
de los sufrimientos del pueblo venezolano y a la violación sistemática de sus
derechos y libertades”. “Rodríguez Zapatero se ocupa en lo personal
de alejar lo más posible una eventual solución
electoral general que resuelva de raíz la situación del país”,
sostuvo GANA.
Las palabras de Zapatero han
despertado las críticas del PP. El vicesecretario de comunicación, Pablo
Casado, ha tildado a través de la red social Twitter de “lamentable” que
“un expresidente del Gobierno de España se niegue a calificar de preso político
a López”, y el exministro de Asuntos Exteriores, José Manuel
García Margallo, ha asegurado que “tiene un estilo más blando del que a él
le gustaría”. “Cuando se rompe el orden constitucional e institucional estamos
ante un golpe de estado. No hay otra definición, ha manifestado.
Margallo ha afirmado que
“suprimir el poder del Parlamento es una ruptura en toda regla del orden
constitucional”, y ha dado las gracias de que eso no haya prosperado, al tiempo
que se ha mostrado “contento de que por una vez la comunidad internacional haya
podido ejercer la presión suficiente para evitar un atropello de esta
naturaleza”.
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