En pocas palabras
Ramón
Peña
En
cuenta regresiva 17/4/2017
En
ocasiones se ha considerado conveniente que un proceso histórico complete su
ciclo vital hasta el final, sin interrupción, para que descargue toda la verdad
de la ideología –o intención- que lo inspira. Esta apreciación se ha cumplido
en la historia de esta “revolución” a un costo muy alto y prolongado en el
tiempo, pero solo así ha aflorado todo su miserable contenido. Son 18 años de
atraso, abusos, hambre y crímen. Pero ha sido el tiempo necesario para que la
sociedad, de manera paulatina, llegue hoy, casi en su totalidad, a tomar
conciencia de la trampa y la mentira que escondía la promesa que le dio vida a
este proyecto en el ya lejano 1998 y sea referente historico para evitar que
semejante engendro resucite en nuestro futuro.
Vivimos
la postrimería de esta aventura, engalanada con el apelativo de Socialismo del
SXXI, pero que en verdad no era más que un menjurje de bota militar y
autocracia con vicios de comunismo caduco. Lamentablemente, es cruenta hasta su
ocaso. Cinco venezolanos: Jairo, Daniel, Miguel Ángel, Brayan y Gruseny, entre
14 y 36 años de vida, son sus más recientes víctimas, asesinados por el brutal
zarpazo, que puede ser el último, de la que sin duda ha sido la experiencia más
nefasta del social-populismo en América Latina.
La
camarilla gobernante, malquerida en todo el pais, se aferra hoy al poder sin
logros que defender ni futuro que prometer. Sin asomo de vergüenza viaja
nerviosa a la Habana a pedir línea, da zarpazos en su agonía grisácea, mata a
jóvenes inocentes y, acechada por la sombra de la justicia, ya le da igual si
el legado histórico de su profeta charlatán termina en el Olimpo o en algún
vertedero de basura.
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