PASADO,
PRESENTE Y FUTURO
El pasado ya pasó, aunque no se
olvide. Nos deja experiencia producto de lecciones que no todos parecen haber
aprendido. No se repetirá, aunque nos refugiemos en principios generales de la
vida en libertad y democracia con la ilusión que se deriva de alimentar la
esperanza. No basta.
En esta etapa de la vida venezolana
lo más importante es el presente. Es más, diría, sin temor a equivocarme, que
el futuro ya empezó. Se construye día a día. De lo que hagamos o dejemos de
hacer diariamente depende que avancemos o tengamos que sufrir situaciones iguales
o peores a las vividas en el pasado. Tampoco hay tiempo para demasiadas
especulaciones teóricas sobre el tema.
Los graves acontecimientos de la
semana pasada, protagonizados alternativamente por el Tribunal Supremo de
Justicia, la Fiscal General de la República, el Ejecutivo y los conocidos
corifeos, apóstoles de la “revolución” bolivariana, sirvieron para
desenmascarar nacional e internacionalmente al régimen dictatorial que nos
gobierna. También para terminar de darle la razón más plena a los informes de
Luis Almagro, secretario general de la OEA y a la solidaridad de los gobiernos
de alrededor de 20 países que lo acompañan en sus corajudas acciones.
Para que el futuro sea como anhelamos
es indispensable la unidad de objetivos para profundizar la lucha. No puede ser
otro que el cambio radical del régimen que deberá iniciarse con la salida de
Maduro del cargo que actualmente detenta. Si el tipo fuera algo inteligente, él
mismo estaría propiciando una salida honorable, pacífica y de amplitud nacional
para iniciar la transición que la hora reclama. Esto es posible sin violencia,
persecuciones ni arrebatos infantiles de patrioterismo similares a los
propiciados por los altos mandos cívicos y militares del presente. La
disyuntiva entre la paz y la libertad es falsa o al menos incompleta. Somos
partidarios de la reconciliación nacional, de una paz verdadera que permita la
convivencia civilizada, del perdón suficiente para que sean posibles estos
factores fundamentales. Pero sin olvidar nunca la Justicia sin la cual no habrá
paz ni entendimiento entre los venezolanos.
Aprovecho la oportunidad para sumar
mi voz a las de quienes han elevado un mensaje a la Fuerza Armada Nacional.
Tienen la enorme responsabilidad de “respetar la Constitución y leyes de la
República”, de cumplirlas y hacerlas cumplir. La Comunidad Internacional y la
nación en pleno lo esperan para que éste presente, bastante incierto hasta
ahora, se convierta en un mañana mejor para todos.
Luchemos con alegría y optimismo. El
cambio va. Es indetenible después de casi dos décadas de verdadera tragedia que
ha colocado a Venezuela entre los países más miserables del planeta.
Domingo, 2 de abril de 2017
@osalpaz
No hay comentarios:
Publicar un comentario