CARLOS MONTENEGRO
Nadie duda de que estamos
viviendo momentos muy difíciles debido a unos gobernantes que en el mejor de
los casos se comportan con enorme inquina, y una oposición que parece estar
continuamente mareando la perdiz
Nadie duda de que estamos viviendo momentos muy
difíciles debido a unos gobernantes que en el mejor de los casos se comportan
con enorme inquina, y una oposición que parece estar continuamente mareando la
perdiz, sin dejar nada en claro. Mientras, el “pueblo” de unos y el pueblo de
otros, a pesar de los circunloquios de políticos y “perogrulladores” resulta
que ¡somos el mismo pueblo! A ver si se enteran los
políticos de una vez, porque esa «población civil» resulta que está sufriendo
mucho, y, nunca mejor dicho: sin comerlo ni beberlo.
Es como si de buenas a primeras, al comenzar
este siglo, de repente nos hubieran caído por sorpresa las diez plagas de
Egipto, aunque quizás deba corregir, pues hubo avezados observadores que
avisaron lo que venía, y hasta el fundador de esta “revolución”, estando aún en
la cresta de la ola, nos dijo clarito lo que pensaba hacer. No se lo creímos,
pero vaya si lo hizo, y a conciencia, o si ustedes prefieren lo deshizo casi
todo, pues no pudo terminar su obra, sin embargo con enorme intuición nos dejó
un sucesor que está rematando su labor diligentemente. Para lograrlo no ha
dudado en usar a conciencia, y una vez más nunca mejor dicho, todas las armas
posibles.
Sorprende con qué meticulosidad han arrasado lo
redimible del anterior régimen dejando intacto, cuando no empeorando, lo malo.
Debe reconocerse que son muy incompetentes pues, en más de tres lustros, con
recursos inimaginables en su poder, lo han dictado
fatal, es decir, son unos pésimos dictadores.
El cómo lo han podido lograr está a la vista,
no solo han echado a perder el país sino que han usado recursos delictivos, tan
delictivos que sin querer queriendo han entrado en un jardín del que no podrán
salir, pues el jardín no es suyo, ni siquiera expropiado; ese jardín es
propiedad de la Corte
Penal Internacional, no
una cancha para jugar bolas criollas ciertamente.
La Corte Penal Internacional o Tribunal
Internacional de La Haya, Holanda, es una instancia de justicia permanente,
totalmente autónoma, cuya misión es juzgar a las personas acusadas de cometer
crímenes de genocidio, de guerra y de lesa humanidad.
Se menciona profusamente lo de Lesa
Humanidad, pero poco sabemos en qué consiste con precisión, como es mi caso; la
curiosidad me ha llevado a saber más del asunto y lo que he aprendido es como
para perturbar a cualquiera.
La única forma que encuentro de ilustrar algo
que implica tanta iniquidad, es mencionar a algunos personajes juzgados y
condenados por delitos de Lesa Humanidad. Empezó en 1946 con el Tribunal
Militar Internacional de Núremberg, predecesor de la Corte Penal
Internacional de la Haya, que juzgó y condenó a nazis y sus aliados:
Rudolf Hess, Walther
Funk y Erich
Raeder condenados a cadena perpetua.
Hans Frank, Wilhelm Frick, Julius Streicher,
Alfred Rosenberg, Ernst Kaltenbrunner, Joachim von Ribbentrop, Fritz Sauckel,
Alfred Jodl, Wilhelm Keitel y Arthur Seyss-Inquart, fueron condenados a
muerte y ahorcados el 16 de octubre de 1946. Martin
Bormann fue sentenciado a la
horca "in absentia", y Herman
Goering se suicidó en su celda
antes de que lo ejecutaran.
Posteriormente no han cesado de llegar de todas
partes nuevos afiliados al “club de Núremberg” bien conocidos aunque de
terrible evocación también como:
Hosni Mubarak, político, militar y dictador egipcio. Cadena perpetua.
Sadam Hussein, durante 24 años el máximo poder en Irak, detenido en 2003, fue
ejecutado el 30 de diciembre de 2006 en Bagdad
Slodovan Milosevic, ex-presidente de la Federación Yugoslava, acusado por
el Tribunal Penal Internacional. Murió en su celda en La Haya en 2006
de un infarto.
Manuel Antonio Noriega, el “hombre fuerte” de Panamá entre 1983 y 1989, cumplió 17 años
de prisión en EE.UU. por narcotráfico; en 2010 fue extraditado a Francia y en
2011 a su país donde permanece en la cárcel
Alberto Fujimori, ex presidente peruano purga una pena de 25 años de prisión por
matanzas y secuestros perpetrados durante su gobierno.
Sus cómplices también fueron juzgados, por lo
que en los últimos cien años la lista sería interminable.
Pero cualquiera no puede pertenecer a esa
asociación de indeseables. Se requieren una cantidad de requisitos que deben
ser certificados por el Tribunal Penal Internacional, ajustándose al Estatuto
de Roma. Según dicho Estatuto, pueden constituir crímenes de Lesa Humanidad,
entre otros muchos, los siguientes actos:
Asesinato: homicidios intencionados.
Exterminio: imposición intencional de condiciones de vida, entre otras la
privación del acceso a alimentos o medicinas, encaminadas a causar la
destrucción de parte de una población.
Encarcelamiento: u otra privación grave de la libertad física
en violación de normas fundamentales de derecho internacional.
Tortura: dolor o
sufrimientos graves, físicos o mentales, causados intencionadamente a una
persona que el acusado tenía bajo su custodia o control.
Persecución: de un grupo o
colectividad con identidad propia por motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos o de género o por
otros motivos universalmente reconocidos como inaceptables con arreglo al derecho internacional, en conexión con cualquier crimen comprendido en el Estatuto.
Desaparición o detención forzada de personas: detención o secuestro de personas por un Estado o una organización política, o con su autorización,
consentimiento o aquiescencia, junto con la negativa a reconocer dicha
privación de libertad, o a proporcionar información sobre la suerte que han
corrido los desaparecidos o detenidos, con la intención de privarlos de la
protección de la ley durante un largo periodo.
Otros actos inhumanos: de carácter
similar, que causen intencionadamente grandes sufrimientos o atenten contra la
integridad física o la salud mental o física, como no proveer a la población de
atención medica, y sanitaria adecuada.
Cualquiera de estas condiciones aplica. Y
además tienen “condición de un hecho delictivo que no puede ampararse en su
invalidez por el paso del tiempo”. O sea que son imprescriptibles.
Aviso a navegantes incultos: por eso es que hay
que informarse, no sea que…
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