DICIEMBRE INQUIETANTE
Nunca antes el mes de diciembre había
llegado en medio de tantas certezas negativas e incertidumbres sobre la Navidad
y la inminente llegada del 2017. Lo cierto es que todos los males están sobre
diagnosticados. Esto incluye los recientes acontecimientos como los espantosos
asesinatos de Barlovento y la prisión arbitraria de un médico cirujano y un
empleado hospitalario, por el terrible delito de aceptar la ayuda humanitaria
de equipos y materiales entregados por Lilian Tintori, esposa de Leopoldo
López. Insólito, a pesar de que en este momento llegan noticias de que fueron
liberados de los calabozos del Helicoide.
También está el lío de Credicard y la
detención de sus directivos fundamentales. Según el régimen es parte de la
conspiración internacional con la cooperación de la MUD las enormes fallas
existentes en los puntos de cuenta, en cajeros y, en fin, en todo lo que de
alguna manera depende del desastre en que han convertido la CANTV y sus servicios
básicos.
Todo lo demás es tan conocido que no
perderemos tiempo repitiendo lo que el ciudadano común sufre a diario. La
convicción general es que esto no debe ni puede continuar. Llegó la hora del
esfuerzo superior para lograr el cambio de régimen que se iniciará con la
salida de Maduro del cargo que ilegítimamente detenta. La responsabilidad es
todos cuantos creemos en la Libertad y en los principios fundamentales de la
democracia. No debe haber concesiones, ni actitudes débiles o sospechosas,
frente a esta pandilla hamponil dispuesta a todo para mantenerse en el poder.
Siempre habrá Venezuela sirvió de
título a un memorable libro de Miguel Ángel Capriles publicado hace varias
décadas atrás. Pero no queremos esta Venezuela empobrecida, torturada y saqueada,
sin instituciones fundamentales que funcionen adecuadamente, carente de un
ordenamiento jurídico sabio y estable que regule la vida en sociedad y las
relaciones de las personas naturales y jurídicas entre sí y con el
estado-gobierno. Este régimen mató el Derecho y se guía, exclusivamente, por
sus caprichos, intereses perversos o por lo que va quedando de un socialismo
comunistoide probadamente fracasado en el mundo y entre nosotros.
Pero no basta con decir las cosas, ni
siquiera con sufrirlas. El liderazgo político, económico y social de los
demócratas tiene que hacer más y profundizar la lucha unificando el objetivo de
cambio y la argumentación para lograrlo.
Esos demócratas están tanto en el
mundo civil como en el militar. La disposición de lucha final existe. Se espera
por la decidida acción de una dirigencia que ya ha perdido mucho tiempo y
desperdiciada múltiples oportunidades. Oído a los mensajes de la Conferencia
Episcopal y de algunos de sus voceros más destacados.
Lunes, 5 de diciembre de 2016
@osalpaz
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