Blog de Víctor José López /Periodista

martes, 22 de noviembre de 2016

Pedro Pablo Fernández Cochinos de Troya



Los líderes de la MUD no son traidores, ni “caballos de Troya”, ni se han vendido. Son venezolanos que quieren producir un cambio.











Esa propensión que tienen algunos opositores a difamar a otros opositores para destruirlos moralmente le hace mucho daño a la oposición en su conjunto y en consecuencia al país. Los que hoy son víctimas, algunas veces han sido victimarios.

Los líderes de la MUD no son traidores, ni “caballos de Troya”, ni se han vendido. Son venezolanos que quieren producir un cambio.

Chúo, Capriles, Ocariz, Ramos y Borges quieren salir de este gobierno. Y también María Corina, Falcón y Rosales. Por el cambio trabajan los militantes de Primero Justicia, AD, Un Nuevo Tiempo y Voluntad Popular, pero también los copeyanos, los de Avanzada Progresista y todos los demás.

Yo conozco los actores involucrados en el diálogo y conozco la dinámica de la MUD. Alguna vez me he sentado ahí. No creo que alguno sea capaz de venderse. El problema más bien es que no hay visión estratégica y como consecuencia no hay coherencia. La falta de coherencia es la que tiene a todo el mundo confundido.

Los acuerdos anunciados el domingo son incoherentes con el discurso. El 5 de enero, el presidente de la nueva AN fijó la agenda del país para el 2016 al ponerle plazo de 6 meses al gobierno. La estrategia de la MUD ha sido radicalizar. Aquí no se ha podido hablar de la crisis económica, ni de la tragedia social, ni del drama que significa la caída estrepitosa del aparato productivo. El único tema de la agenda ha sido el RR. Se repitió una y otra vez que no se dialogaba hasta que no hubiera una fecha y ahora se anuncian acuerdos donde se renuncia tácitamente al revocatorio.

Aceptar repetir las elecciones en Amazonas es convalidar una trampa. Dice el gobernador Guarulla: “Es canalla repetir elecciones en Amazonas con gobernador enjuiciado por desacato, dos indígenas presos, tres diputados inhabilitados y el pueblo pobre”.

El diálogo no es una opción entre varias, es la única, porque la alternativa es la violencia. La Guerra Fría que amenazaba con acabar la especie humana terminó cuando Ronald Reagan se sentó a hablar con Gorbachov. El comunismo en Europa Oriental se empezó a desmoronar cuando Juan Pablo II habló en Polonia. El Apartheid en Suráfrica cedió cuando Mandela dialogó con el régimen.

El diálogo no va a fracasar, terminará imponiéndose tarde o temprano, antes o después de que la crisis se profundice, antes o después de los muertos. Los que pueden fracasar son los actuales interlocutores.

Pedro Pablo Fernández
@PedroPabloFR

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