HENRY RAMOS ALLUP
Sin Censura
*** Para que la unidad
democrática se siente a dialogar con el gobierno este debe -además de
solucionar el drama de la escasez de alimentos y medicinas- liberar a los
presos políticos, permitir el retorno de los exiliados y dar paso a un
verdadero sistema de justicia.
Mañana lunes 14
Leopoldo López cumple mil días de prisión en la cárcel militar de Ramo Verde,
purgando una condena injusta que lo dignifica como preso de conciencia y
escarnece una administración de justicia podrida que embarra a nuestro país
ante el mundo. En una ejecución judicial que ha hecho fama universal por su
ignominia, perpetrada por jueces y fiscales que no son administradores de
justicia sino verdugos, reos de múltiples delitos y violadores sistemáticos de
la Constitución, fue condenado por ilícitos imaginarios, sin pruebas, violando
el principio constitucional de la defensa, en un proceso donde hasta el propio
fiscal de la causa confesó tardíamente estar arrepentido de su fechoría y haber
recibido órdenes de imputarlo aunque no existiera delito ni prueba alguna que
lo incriminara. La ejecutora del proceso, activista política y militante del
partido de gobierno, abogada sin ciencia ni ética de quien la sola mención de
su nombre mancha el lodo, instrumento usado por el régimen para absolver
corruptos y condenar inocentes, al cabo de sus disparos fue premiada como
Defensora Pública Nacional en acto de supremo cinismo del régimen. Por
asquerosidades como ésta, el TSJ, cogollo del sistema judicial, es con todos
los "méritos", la institución pública más desprestigiada y repudiada
del país.
El 10 de
septiembre de 2015, encarcelado desde hacía meses, Leopoldo fue condenado a 13
años, 9 meses, 1 días y 12 horas de prisión, y aunque la malhadada sentencia no
lo establece expresamente, sus carceleros militares le aplican de facto penas
accesorias a capricho: el encierro aislado en una celda de máxima seguridad y
dimensiones mínimas; privación de libros y elementos para escribir y
comunicarse; supresión de luz eléctrica desde las 7 de la noche; regimentación
caprichosa de las visitas de su madre, esposa, hijos y defensores; requisas de
hasta 10 veces por día; decomiso de alimentos y medicinas provenientes del exterior;
vejámenes y ofensas verbales y pare de contar. Es posible que la mención de
estas iniquidades, cuyo recuento él no ha solicitado ni como favor ni como
muestra de solidaridad, empeore su ya pésima situación de preso político. Pero
sea éste un mensaje solidario que le enviamos desde afuera sus compañeros de la
unidad a quien ha sido un testimonio invencible de dignidad y templanza.
Aun cuando
Leopoldo ha sido tratado con la peor saña, ahí están otros rehenes, compañeros
con quienes guardamos compromiso de lucha, afecto y solidaridad: Antonio
Ledezma y Manuel Rosales, con medida sustitutiva de arresto domiciliario;
Daniel Ceballos, ruleteado entre cárceles políticas y comunes; los diputados
Rosmit Mantilla (a quien se le niega intervención quirúrgica de emergencia),
Renzo Prieto y Gilberto Sojo; Alejandro Zerpa (gravemente enfermo privado de
todo tratamiento); Raúl Emilio Baduel y Alexander Tirado, por mencionar algunos
de los 138 detenidos en las ergástulas del Sebin (Helicoide y Plaza Venezuela) y
en cárceles para presos comunes como Tocuyito y San Juan de Los Morros.
El caso de los
presos políticos, exiliados y el sistema de administración de justicia se halla
entre los que hemos planteado como prioritarios en las mesas de trabajo para
proceder al diálogo frente al gobierno, como le consta al grupo de mediadores.
De su atención y solución, conjuntamente con los otros temas, dependerá la
prosecución del evento.
@hramosallup
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