SEMANA PARA
LA HISTORIA
Por
múltiples razones la semana que se inicia será trascendente. El régimen
agoniza, el pueblo está en la calle manifestando el rechazo concentrado por
tanta incapacidad y corrupción juntas. El Gobierno trata de agravar la guerra
que le ha desatado a la nación apelando a la amenaza verbal, a la violencia
física e institucional, todo destinado a paralizar por la vía del terror, del
miedo generalizado, la acciones de la oposición. La violencia que pudiera
generarse es de la responsabilidad exclusiva y excluyente del alto mando
llamado cívico-militar, generador de directrices e instructivos contrarios al
espíritu, propósito y razón de la Constitución Nacional. No les importa. A ese
pequeño grupo lo único que le interesa es retener el poder “como sea”, en palabras
del propio Maduro y del devaluado Cabello.
Sin
embargo, frente a todo ello se levanta el pueblo de Caracas y de Venezuela
entera para las jornadas anunciadas. Es un muro de fe, una muralla de optimismo
ante el cual se estrellan todas las pretensiones continuistas. No se lucha
contra un mal gobierno. La lucha es contra una tiranía dictatorial que mantiene
a los venezolanos con hambre, con salud precaria y sumidos en la más espantosa
inseguridad del continente. Las razones ideológicas han desaparecido. Totalmente
desdibujadas hoy vemos luchando juntos a ricos y a pobres, izquierdistas
honestos que acompañaron a Chávez en los primeros tiempos al lado de la Mesa de
la Unidad Democrática, MUD, y la mayoría de independientes que anhelan el
cambio.
Hemos
visto sacerdotes caminando rumbo a la concentración caraqueña convocada para
este jueves. Indígenas del Amazonas y pueblo llano de todos los Estados de
Venezuela. Particular importancia tiene la movilización fronteriza desde
Táchira y Zulia. Han soportado la humillación del cierre arbitrario de las
fronteras y ahora, la tímida apertura rodeada de requisitos burocráticos
absurdos y contrarios a la dignidad de esos pueblos. Escribo en domingo. Para
hoy está convocado un punto de salida para la Capital en Alitasía, Guajira Grande,
donde los wayuu se preparan tanto para marchar hacia Caracas como para repeler
los intentos de saboteo que intentará el gobierno, como en otras partes. No sé
qué pasará, pero lo que sí sé es que ese sentimiento de protesta y rebeldía es
irreversible como en el resto del país.
Venezuela
está en pie de lucha. Venceremos. Estoy convencido de que la voz y la acción de
la población civil estará acompañada de las armas de la República, más allá de
lo que pretenda la cada día más reducida cúpula que las ha tenido secuestradas,
hasta ahora.
Domingo,
28 de agosto de 2016
@osalpaz
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