JOSÉ ANTONIO PÁEZ
Los temas abundan por estos
días. Todos demasiado comentados. Uno de ellos se refiere a la
Organización de Estados Americanos. La valentía, el coraje del secretario
general Luis Almagro en contraste con la penosa actuación de la
canciller venezolana Delcy Rodríguez, sellaron la humillante derrota del
actual gobierno, a pesar del esfuerzo hecho por distintas vías para
impedir lo inevitable: hoy el mundo entero conoce detalladamente las
miserias del régimen imperante y no vacila en expresar tanto el respaldo
al referendo revocatorio como la petición por la liberación de
los presos y el fin de la persecución política. La situación se ha
hecho tan delicada como complicada para un Maduro que todavía
pretende no escuchar las voces de algunos de los más insignes voceros de lo
que fue el chavismo ortodoxo exigiendo su renuncia.
Se acerca el final.
Aún no está claro cómo será, pero luce
inevitable a corto plazo. Podríamos continuar haciendo
referencias a lo acontecido en la semana, pero quiero llamar la
atención sobre la celebración, el pasado 24 de junio, de un nuevo
aniversario de la Batalla de Carabobo. Como en muy pocas y criticadas ocasiones,
no se celebró en el Campo distinguido con su nombre, sino en una
especie de encerrona en el patio de las academias militares en Fuerte
Tiuna. La tristeza melancólica de este acto anuncia cambios
profundos también en un estamento militar harto y fatigado por la incompetencia
y corruptelas del alto gobierno cívico-militar.
Ahora bien, dejo expresa
constancia de mi más enérgica protesta por el calculado olvido que en una
fecha como ésta se hace de José Antonio Páez. Héroe indiscutido de la
batalla. Ascendido a General de División en el propio campo de batalla
por El Libertador, Simón Bolívar, quien personalmente dirigió las
operaciones. El día de Páez debería ser el 24 de junio. La extraña
obsesión antipaecista de Chávez y sus alabarderos ha llegado al
extremo de distorsionar la historia y hasta de borrar su nombre de los
textos que se imponen a los jóvenes en sus centros de estudio. No
desconozco el valor de la unión entre Páez y Bolívar para hacer posible la
liberación como tampoco la gravedad de las dificultades generadas
por su distanciamiento activo en los últimos años de la vida de El
Libertador.
Pero para mí es indiscutible que el verdadero fundador de
la República de Venezuela fue José Antonio Páez, presidente para
1830. Ojalá y en este país hubiera la suficiente serenidad como
para discutir éste y otros temas históricos con la altura y seriedad que
se necesita.
Lunes, 27 de junio de 2016
@osalpaz
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