CONSTITUYENTE
A LA VISTA
Todas
las miradas de la Venezuela democrática y de buena parte del mundo, están fijas
sobre la Asamblea Nacional. En sus manos está el desenlace de esta creciente
confrontación entre las distintas ramas del poder público. Esta especie de
todos contra todos que terminará por liquidar lo poco que queda de respeto por
la voluntad de un pueblo que no soporta más la situación actual.
Seguimos
de cerca cuanto sucede en la AN. Estudiamos a fondo las diversas propuestas de
los grupos políticos mayoritarios. Todas parten de la base indispensable de la
salida de Nicolás Maduro de la jefatura del ejecutivo. Por diversas vías, es
cierto, algunas ingenuas o tan cómodas que hasta se hacen sospechosas. Todos
sabemos que cualquiera de las que tienen
mayor expresión, hasta ahora, serán saboteadas, obstruidas o demoradas en grado
superlativo poniendo a prueba la paciencia y las convicciones del poder
legislativo. No necesariamente tendrán éxito, pero pueden terminar la paciencia
de este pueblo harto, fatigado de la situación actual. Está exigiendo coraje,
decisiones irreversibles y conciencia plena. Estamos en plena confrontación
entre las distintas ramas del poder público. Una especie de “lucha libre
australiana”, es decir de todos contra todos. De prolongarse en el tiempo
lograremos la destrucción total de la República. Nuestro objetivo debe ser todo
lo contrario.
Se
habla de referéndum revocatorio, de enmienda constitucional para recortar el
período presidencial, de forzar la renuncia y hasta de destituir a la cabeza
del ejecutivo por incumplimiento de sus deberes y obligaciones y abandono del
cargo. Sin embargo, repasando estas dos décadas terribles y la década anterior,
reafirmo mi más profunda convicción de que el mejor camino es la convocatoria a
una Asamblea Constituyente originaria o por iniciativa de la propia Asamblea
Nacional. En esta circunstancia ninguna otra rama del poder público podría
interferir en el proceso de convocatoria y en las deliberaciones de la misma.
Se trata de un cambio radical y profundo para la reconstrucción institucional y
ética de la República. En todos los campos y a todos los efectos. Una verdadera
transición que, cabalgando sobre la soberanía popular, reformule todo y logre hacer
de Venezuela una nación verdaderamente libre, democrática y soberana.
Esto
puede iniciarse ya, sin pérdida de tiempo irrecuperable. Por supuesto que se
necesita de una dosis poco usual de coraje, convicción y disposición a darlo
todo en una lucha definitiva.
@osalpaz
Lunes,
7 de marzo de 2016
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